Masivo rechazo de estudiantes entrerrianos a las papeleras
GUALEGUAYCHU, Entre Ríos.- El potente Grito Blanco que alteró la paz habitual de esta ciudad es sólo la primera parte de la estrategia: quienes se oponen a la construcción de dos fábricas de pasta celulósica en Fray Bentos cifran sus esperanzas en el eco internacional que pueda tener la multitudinaria marcha estudiantil de ayer.
La polémica empezó cuando el gobierno uruguayo autorizó a las empresas ENCE (España) y Botnia (Finlandia) a levantar dos plantas a la vera del río Uruguay, frente a la costa entrerriana y a pocos kilómetros de aquí, famosa por el carnaval.
Convencidos de que esos emprendimientos constituyen una fuerte amenaza no sólo para la economía de la zona -basada fundamentalmente en el agro y el turismo-, sino para la salud de los lugareños, los vecinos decidieron agruparse en la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú y canalizar por esa vía sus reclamos.
La marcha de ayer fue un intento por demostrar que el planteo no responde a intereses políticos o económicos, sino a "preocupaciones genuinas y cotidianas" de los gualeguaychuenses, según explicaron a LA NACION dos asambleístas.
Alrededor de 20.000 vecinos, en su mayoría alumnos de 70 escuelas de la ciudad, se reunieron a las 11, en la costanera.
Frente al río Gualeguaychú y a los galpones reciclados del viejo puerto -los mismos en los que cada año los jóvenes preparan sus carrozas para el tradicional desfile de primavera- se improvisó un escenario.
Desde el destartalado acoplado de un camión, varios chicos leyeron cartas y discursos, cantaron el "rap contra las papeleras", alentaron a sus compañeros e invitaron a los docentes, comerciantes y colonos que se sumaron a la marcha a cantar el Himno.
Los guardapolvos blancos de las escuelas públicas se mezclaron con los uniformes de los colegios privados y con los coloridos pintorcitos de los nenes de jardines de infantes. Los más chicos hicieron un aporte especial: delante del escenario se exhibieron maquetas en las que un grupo de alumnos representó los nocivos efectos de las plantas.
El intendente, Daniel Irigoyen; el vicegobernador de Entre Ríos, Pedro Guastavino, y diputados y senadores provinciales de varios partidos siguieron el acto "desde abajo". Hubo una consigna clara: el escenario sólo sería ocupado por estudiantes, los protagonistas de la marcha. Y eso se cumplió al pie de la letra.
Algunas pecheras, muchísimos letreros con un No gigante -varios hechos por los alumnos- y una enormidad de termos y mates que pasaban de mano en mano completaban la escenografía.
Como si se tratara de una de las tantas fórmulas de juramento profesional, los miles de chicos contestaron con fuerza el improvisado interrogatorio que desde el escenario les hizo Juan Veronessi, un viejo productor de miel de la zona y uno de los asambleístas más activos. Fue así como gritaron con fuerza que defenderán un río limpio y un ambiente puro que permita que también las generaciones futuras puedan crecer aquí sin preocupaciones. Poca sorpresa causaron las lágrimas inocultables de "los viejos" presentes.
Varias embarcaciones pequeñas y algunas canoas izaron la bandera. Mientras la banda musical de los Bomberos Voluntarios de la vecina Gualeguay se aprestaba para cerrar el acto, la voz de José Luis Perales hacía un llamado con una de sus canciones más famosas: "Que canten los niños, que alcen su voz, que hagan al mundo escuchar?".
Habían pasado algunos minutos de las 12 cuando la banda tocó el Himno, "el primer grito blanco", según el improvisado locutor.
El azul profundo que el cielo tiene en estos pagos parecía ayer aún más intenso. En el Día de los Derechos del Niño, los chicos de Gualeguaychú quisieron levantar su voz para defender los suyos: que se detenga la construcción de las fábricas hasta tanto se cuente con un estudio confiable de impacto ambiental.
Nuevo pedido a Kirchner
GUALEGUAYCHU (De una enviada especial).- Hoy mismo, los representantes de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú empezarán a gestionar una nueva audiencia con el presidente Néstor Kirchner y con el canciller Rafael Bielsa.
"Hasta ahora hubo muchas palabras, pero pocos hechos concretos", dijo uno de los asambleístas. El hombre transmitió a LA NACION la preocupación que provocaron en el grupo las declaraciones de varios funcionarios uruguayos que en las últimas semanas insistieron en la sorpresa que les causa el reclamo de nuestro país ya que, argumentan, la instalación de las plantas "fue absolutamente consensuada con la Argentina".
También despertó inquietud la noticia de que el grupo industrial sueco-finlandés Stora Enso adquirirá 100.000 hectáreas en Uruguay, donde planea forestar y construir una planta de celulosa, con una inversión de 250 millones de dólares. El plan es comenzar en 2010 la construcción de una planta de celulosa para que empiece a funcionar dos años después.
El presidente de Stora Enso, Nils Grafstrom, se reunió el lunes con el vicepresidente uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, para informarle las características del proyecto.