Matías Lammens: con el peso del debut y la consigna de no confrontar por el liderazgo
Al principio se lo vio nervioso y algo inseguro, después se afianzó; no buscó incomodar a Larreta y evitó referenciarse con Fernández
Matias Lammens se quedó con la sensación de la victoria. "Ganamos por puntos", dijo a LA NACION apenas terminó el debate. Fue un ejemplo de corrección política que logró vulnerar en al menos dos ocasiones la defensa que hizo de su gestión Horacio Rodríguez Larreta.
Apenas entraron a los estudios de la calle Esparza 37, Lammens y Larreta se abrazaron. Larreta se le acercó y lo tomó del hombro: "Pase lo que pase, que sea un debate de caballeros", le dijo en un susurro al oído. "Por supuesto, ya me conocés", le replicó Lammens. Y esa corrección política se mantuvo en la hora y media de discusión en la que Gabriel Solano fue quien rompió con el protocolo.
Lammens arrancó presentándose apelando a la condición de inmigrantes de sus padres, pero se tropezó con las palabras por momentos en una locución, muchas veces ensayada pero que no alcanzó para parecer natural. Debía decir a la gente quién era. A Larreta, en cambio, le bastó con decir su nombre de pila.
Pero cuando empezó el debate en serio, Lammens criticó la falta de estadísticas sobre el delito y tuvo que salir a explicar su apoyo al uso de las pistolas Taser, cuando lo cruzó el candidato de la izquierda, Gabriel Solano. Atacó por el lado de la falta de transparencia en las compras directas de la Ciudad (18.000 millones de pesos) y propuso una oficina anticorrupción porteña.
En el primer corte los candidatos fueron cada uno a su rincón en el estudio. Lammens con su esposa, Mariana, y un reducido grupo de asesores. Mariano Recalde, de La Cámpora, lo abanicaba con la mano como si fuera un boxeador antes de entrar al ring. Y fue efectivo, en el segundo asalto, Lammens sumó puntos cuando criticó la política en salud y educación de Cambiemos y su política social. Larreta vio un flanco y se metió: "¿Por qué nunca me lo cuestionaste ni me lo comentaste cuando trabajamos juntos en el Bajo Flores cerca de la cancha de San Lorenzo?". Pero Lammens lo sorprendió con su respuesta: "Celebro tu pregunta, porque vos sabés que me ofreciste ser candidato de tus listas y no acepté porque tenemos diferentes prioridades y concepciones". "Esa entró, fue gol", se entusiasmó el candidato ante sus colaboradores en otro de los intervalos en que sus asesores con carpetas lo ayudaban a repasar la letra. En el estudio de TV unos 200 asesores y candidatos a legisladores seguían sentados la transmisión.
Hasta Matías Tombolini se dio cuenta. "El debate se puso más picante", dijo, y en sus preguntas se unió a las críticas a Larreta. Bajo esas ráfagas el jefe de gobierno sacaba cifras para responder. Lammens se cuidó de no mencionar ni una sola vez a Alberto Fernández y menos a Cristina Kirchner. Quien sí lo hizo fue Solano, que castigó por igual al kirchnerismo y al macrismo, a quienes consideró socios. Lammens no se hizo cargo. Y Larreta mencionó a Macri una sola vez.
Lammens no se esforzó por nacionalizar el debate local, pero aludió a la crisis económica. Y sí obtuvo ventaja cuando sus críticas se centraron en la política económica, en la falta de vacantes para 20.000 chicos y en la infraestructura de salud. Con la obra pública, Lammens tuvo elogios para el oficialismo, pero dijo que en las prioridades se nota el foco de un gobierno. Insistió en que no se había construido un hospital en 12 años de gestión, en que faltaban vacantes en las escuelas. Le bastó para quedarse con la sensación de que al menos en las tarjetas y por puntos se había llevado algunos rounds.