Mejora la relación con Estados Unidos
Una puerta, pequeña y tal vez endeble, se entreabrió en la relación de la Argentina de Néstor Kirchner con Estados Unidos. Una de las pocas cosas que Eduardo Duhalde dejó maltrechas fue precisamente ese vínculo.
Guiado más por la desesperación de barrer a Carlos Menem de la escena electoral, lo cierto es que el ahora ex presidente tensó por demás, en sus últimos días de gestión, una relación que -según el testimonio del propio ministro de Economía, Roberto Lavagna- hizo posible en enero pasado el crucial acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En un extraño cambio de roles, el moderado Departamento de Estado fue, en los últimos tiempos, la agencia más embravecida de Washington contra la Argentina. Una misión secreta de diplomáticos argentinos, que viajó en los últimos días para entibiar la posición norteamericana ante el gobierno entrante, chocó contra la intransigencia de la diplomacia estadounidense.
Allí les recordaron, con precisión anglosajona, el contraste entre el apoyo norteamericano a la Argentina en el FMI y las críticas declaraciones públicas de Duhalde, sobre la guerra en Irak, y también la abstención argentina en las Naciones Unidas por la violación de los derechos humanos en Cuba.
Sin embargo, fue el duro Consejo de Seguridad, el poderoso organismo de asesoramiento directo al jefe de la Casa Blanca, la oficina que atemperó aquellas durezas. De ahí surgió el llamado de George W. Bush a Kirchner y la invitación al presidente argentino para visitar Washington.
"El llamado es una oportunidad para recomponer una relación congelada, pero no significa que todo se arregló", ha dicho un diplomático argentino al tanto de esa relación.
Un primer dato que cayó bien en Washington fueron las referencias a Estados Unidos de Kirchner en su discurso ante la Asamblea Legislativa: trató el tema con seriedad, puso el acento en la lucha contra el terrorismo internacional y no reprodujo ninguna de las últimas alusiones críticas de Duhalde.
En rigor, Washington no estaría en desacuerdo con una política interna argentina que imitara, por ejemplo, a la del presidente Lula en Brasil: una mezcla de buen gobierno y buen manejo de la economía con sensibilidad social.
Es una modificación sustancial con respecto de las posiciones que hasta ahora había expresado el Fondo Monetario Internacional, que sólo subrayaba el aspecto económico de una administración.
La prensa internacional -y algunos analistas locales- se han dejado llevar más por la fotografía de los últimos días que por la sustancia de las cosas. Suponer un eje de izquierda en América latina y comparar a Ricardo Lagos con Fidel Castro o a Inacio Lula Da Silva con Hugo Chávez, es un exceso de síntesis que modifica dramáticamente la realidad.
Relaciones
De hecho, Colombia, Perú, Ecuador y toda América central mantienen excelentes relaciones con Washington. Venezuela y Cuba son los únicos países que han optado por el enfrentamiento con Estados Unidos. Brasil ha tenido posiciones más independientes que sus vecinos moderados, pero lo hizo desde la condición de sexta potencia económica del mundo.
México y Chile trabajan ahora en recomponer una relación deteriorada por la renuencia de esos países para legitimar, desde el Consejo de Seguridad que ellos integran, la guerra en Irak. Chile despejó en las últimas horas esos resquemores y se predispone a firmar un tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos.
La Argentina prefirió pendular entre gestos diplomáticos concretos de acercamiento a Estados Unidos, en el caso de Irak, y la retórica antinorteamericana de Duhalde.
En el gobierno de Kirchner hubo rostros molestos por la excesiva presencia de Castro en las ceremonias de asunción del nuevo gobierno. Ese desagrado responde a dos razones: no le permitió a Kirchner alargar su luna de miel con la sociedad (Castro monopolizó por decisión propia el espacio mediático), y porque su desmesurado protagonismo podía inducir a confusiones sobre las políticas fundamentales del flamante gobierno.
El contraste lo dio el presidente Lula, tan popular como Castro en la Argentina.
Lula estuvo en Buenos Aires las horas necesarias para cumplir con el protocolo y regresó a Brasilia, seguramente para no eclipsar a su nuevo colega argentino.
Descripción
Según fuentes diplomáticas inmejorables, el canciller Rafael Bielsa es el primer interesado en enderezar la relación con Washington, aún cuando sea necesario elaborar una nueva hoja de ruta.
Más allá de la relación global, hay entre Estados Unidos y la Argentina muchos problemas irresueltos, que van desde la relación comercial hasta asuntos migratorios.
En sus declaraciones al diario español ABC, Bielsa calificó a Estados Unidos como "un país amigo" y se respaldó en el ex secretario del Tesoro, Paul O´Neill, para sostener que las dañadas relaciones entre los países son las que los argentinos "nos merecemos".
En esas declaraciones le advirtió también al régimen de Fidel Castro que podría cambiar la posición argentina en la Comisión de Derechos Humanos si diera nuevos motivos en el curso de este año.
Como canciller se cuidó de condenar al gobierno castrista pero, al mismo tiempo, describió, con precisión y hasta con dejos de ironía, los juicios llevados a cabo en La Habana contra más de 70 disidentes que existen en el país caribeño.
Como veterano escritor, Bielsa sabe que a veces la descripción puntual vale más que una opinión.