Luis Majul: "Mientras la pobreza crece, Cristina Kirchner y Alberto Fernández golpean a Larreta y Amado Boudou se autopercibe como preso político”

Es un país raro la Argentina y tiene un Gobierno más raro todavía: mientras los niveles de pobreza e indigencia crecen cada día más, Cristina Kirchner y Alberto Fernández concentran su energía en el operativo demolición contra Horacio Rodríguez Larreta.
Al mismo tiempo y, como si esto fuera poco, el exvicepresidente Amado Boudou, un corrupto con condena firme, se victimiza, se autopercibe como un preso político y corre al Presidente por izquierda, responsabilizándolo de su actual situación. Por suerte, en este sentido, se acaba de conocer una buena noticia: con la decisión de la Corte tendrá que volver a la cárcel, a menos que Daniel Obligado, el mismo juez que le otorgó la prisión domiciliaria, se le ocurra una excusa más creativa que la del Covid-19.

Pero hoy se conoció el nuevo informe del Observatorio Social de la UCA. Afirma que casi la mitad del país permanece hundido en la pobreza, que ya golpea a 22 millones de personas. Que saltó del 40,8% al 44,2%. Que habría trepado al 53% si no se hubieran implementados planes como el IFE, que a partir de ahora no se cobrará más, o la tarjeta alimentaria, que se seguirá recibiendo hasta que lo disponga el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.
Sin embargo, uno de los peores datos del nuevo relevamiento nos habla de un futuro todavía más oscuro. El 65% de los menores de 17 años viven en hogares pobres. Esto quiere decir que su capacidad de alimentarse, estudiar y tener una salud mínima disminuye, junto con su reducción del poder adquisitivo.

Esto quiere decir que, en términos generales, en su vida adulta la pasarán peor. Pero el Presidente parece ocupado en otra cosa. Él, que cambió tantas veces de opinión, que tiene la palabra super evaluada, ahora nos dice a los argentinos que el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, es un mentiroso.
Mi abuelita siempre decía: "en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso". Pero lo cierto, hoy es que no solo fueron un grupo de manifestantes a reclamar frente a la sede del gobierno porteño, en Parque Patricios. También lo hicieron frente al domicilio particular de Larreta, en el barrio de Palermo.
Esto hace pensar que la escalada contra el principal candidato de la oposición no solo no se detendrá, sino que aumentará su intensidad, y posiblemente, su violencia. Además de estar muy atentos a estos nuevos ataques, habría que prestar mucha, pero mucha atención a las declaraciones de Boudou del día de hoy. No solo porque durante las próximas horas debería volver a la cárcel, sino también porque se dio el lujo de "apretar" al Presidente. Porque advirtió que Alberto Fernández no está cumpliendo con el pacto de impunidad que le habría prometido a Cristina.

Desde su estrambótica perspectiva, Boudou parece tener razón. La situación procesal de Cristina no mejoró ni un poquito, a pesar del triunfo electoral. Por eso dice Boudou que el problema no es él, ni Julio De Vido, ni Milagro Sala, sino la mismísima Cristina. Por fortuna, al delirio de la construcción del lawfare se lo creen un par de fiscales, dos o tres jueces del palo, como Alejo Ramos Padilla, y pará de contar.
Ahora hablemos en serio. Boudou fue condenado en todas las instancias del proceso penal. Tiene una condena firme por chorro. Por corrupto. Por cohecho. Por querer robarse la máquina de hacer billetes desde su cargo como ministro de Economía. No puede ocupar más cargos públicos de por vida. Debería agradecer a sus amigos en el Gobierno que todavía pueda cobrar su pensión graciable de casi 500 mil pesos.
Y debería también agradecerle al juez Obligado porque no había ninguna razón de peso, y menos la de que podía contagiarse de Covid-19, para mandarlo a su casa a cumplir con la pena. Es más, desde la perspectiva del puro derecho Cristina también debería haber ido presa por un tiempo.
El pedido de prisión preventiva del juez Claudio Bonadio había sido efectivo. El murió considerándola jefa de una organización criminal que le robó decenas de millones de dólares al Estado. Y si no pasó una temporada en la cárcel fue porque sus colegas en el Senado le permitieron conservar sus fueros.
Ahora bien, la embestida de Boudou, la movida de Cristina sobre la actualización de los haberes jubilatorios y el ataque contra el Presidente de dos de las principales figuras de la dictadura de Venezuela, Diosdado Cabello, y el constituyente madurista Mario Silva, quienes le "dieron para que tenga y guarde", hace pensar que también, desde el propio Frente a Todos, también quieren esmerilar a Alberto.
Diosdado le dijo "de tibio para frío". Y Silva lo llamó "tonto y pendejo" Hay algo que, a esta altura, el Presidente sabe de memoria. Cada vez que habla Maduro, Diosdado Cabello o cualquier vocero del régimen, lo hace con la bendición de Cristina.
Cada vez que Hebe de Bonafini lo critica, lo hace con la venia de Cristina. Cada vez que Luis D'Elía o Juan Grabois la emprenden contra el jefe de Estado lo hacen con el permisito de Cristina Fernández.
Y cada vez que Boudou abre la boca, también. Porque entiende que su suerte está atada a la de ella.

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