Murió Sergio Bendixen, el asesor político de Massa
Fue pionero en los estudios y encuestas sobre grupos hispanos en los Estados Unidos y trabajó para candidatos políticos a nivel internacional; su último gran acierto profesional fue la campaña por el voto latino de Barack Obama en 2012
Sergio Bendixen, el asesor Sergio Massa en 2013 y 2015, y el primer lationamericano en dirigir una campaña presidencial estadounidense, murió ayer a los 68 años en Miami, Estados Unidos. Aún no se conocen las causas de su muerte.
De acuerdo con el diario The Miami Herald, y tal como lo refleja el portal Univision, en los últimos días Bendixen estuvo aquejado de un resfriado, según su amigo y socio comercial Fernand Amandi.
Los dos dirigieron la firma de encuestas Bendixen & Amandi International, basada en Coconut Grove, aunque Bendixen estaba en proceso de retirarse.
"Sergio encabezó la manera de captar las opiniones y entender cómo los hispanos en América pensaban y se sentían sobre los asuntos más importantes de nuestro tiempo", dijo Amandi al Herald.
Bendixen no sólo se centró en los encuestados hispanos: también optó por encuestarlos en español, una innovación en su época que ahora se considera estandarizada.
Si primer trabajo como encuestador fue para la campaña presidencial de George McGovern en 1972, pero fue realmente su trabajo político en el condado de Dade para Jimmy Carter en 1976 lo que lo ubicó en el mapa político nacional. El Herald subraya que "sus esfuerzos fueron acreditados como clave para la victoria [considerada entonces] improbable de Carter".
Bendixen, que había nacido en Perú y emigrado a EE.UU. cuando tenía 12 años, trabajó como analista político durante 14 años para cuatro principales redes de hispanoparlantes en Estados Unidos: S.I.N. (1985-86), Univision (1987-92), CNN en Español (1993) y Telemundo (1994-98).
Se graduó de la Universidad de Notre Dame en 1970 con un título en ingeniería química. Después de sus estudios en Notre Dame, fue empleado por el Atlantic Richfield Corp. en Corpus Christi, Texas.
Como él mismo contó a LA NACION, sus mayores aciertos profesionales fueron la campaña por el voto latino de Barack Obama en 2012, la elección de Oscar Arias (Costa Rica, 1986) y el plebiscito de Chile de 1989. También atesoraba las enseñanzas de sus mayores fracasos: las encuestas en favor de Daniel Ortega, en Nicaragua (1990), y la campaña de Alejandro Toledo en Perú (2011).
Bendixen en la Argentina
Tras el éxito de la campaña de Obama por el voto latino en 2012, Sergio Massa conoció a Bendixen a través del asesor político Juan Verde, en Miami. El peruano se sumó a la campaña con la que el Frente Renovador se impuso en las elecciones legislativas bonaerenses de 2013 y, desde entonces, con visitas frecuentes al país, continuó asesorando al diputado. Fue el ideólogo de la campaña basada en propuestas con las que Massa logró sobrevivir en 2015 a la fuga de aliados que sufrió desde 2014. Y este año comenzó a asesorar también a Margarita Stolbizer, aliada del tigrense en el espacio 1 País.
A diferencia de otros "gurúes", Bendixen no llamaba la atención. No gesticulaba ampulosamente. No levantaba la voz. Rara vez se lo veía vestido formalmente y, cuando se dejaba ver con un saco, en lugar de sus remeras y buzos de béisbol norteamericano, solía ser en el fondo de algún acto del Frente Renovador o sentado en algún rincón del búnker de Tigre. Siempre entre carpetas y detrás de pilas de papeles. Bendixen fue el asesor de campaña que Massa no quería exhibir y que, para suerte de ambos, tampoco él quería mostrarse.
"Los mejores asesores son los invisibles. Es algo que permite funcionar con mayor fidelidad para el candidato", le dijo a LA NACION.
Pero su historia en el país excede largamente su contrato con el Frente Renovador. De hecho, conoció la Argentina mucho antes de que Massa emergiera como político. A decir verdad, el peruano llegó a Buenos Aires por primera vez el día en que Massa nació. Así figura en su pasaporte, que marca su ingreso un 28 de abril de 1972. Lo había descubierto hace poco.
Con 23 años, Bendixen llegó a la Argentina en una suerte de tour latinoamericano, tras recibirse de ingeniero químico en la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos). Se quedó dos meses junto a un amigo. Vendían artesanías. "Fue ahí que me enamoré de Buenos Aires", recordó.
La segunda vez que pisó suelo argentino fue menos placentera, pero mucho más intensa: Bendixen se entrevistó en 1981 con el represor y presidente de facto Roberto Viola. El peruano llegó junto al congresista norteamericano William Lehman, representante demócrata de Florida y referente de la comunidad judía.
Lehman y el asesor peruano negociaron con Viola la liberación de Débora Benchoam, que en 1977, con sólo 16 años, fue secuestrada por los militares, que mataron a su hermano. La mantuvieron cautiva durante cuatro años. Las negociaciones, en las que participó el rabino Marshall Meyer, duraron tres meses.
En noviembre de 1981, Benchoam pudo salir del país. Años después se recibía de abogada summa cum laude en la Universidad de Georgetown. Hoy trabaja en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Bendixen contaba esta historia del mismo modo que hablaba del resto de su vida: como al pasar, sin darle demasiada importancia.
Lo tercero que lo enamoró de la Argentina fue el fútbol. “Disfruto el nivel y la forma en que lo vive la gente", le dijo a LA NACION. Terminó simpatizando con River Plate. "Era el estadio que tenía más cerca y era más fácil para entrar y salir. Y aparte son los colores de Perú y es lindo ver esa camiseta ganar partidos", bromeaba.