Aborto: nadie pensó en una alternativa que pudiera contener a todos
La Cámara de Diputados asiste a un debate a todo o nada: este es el déficit principal de la sesión histórica de ayer. Solo dos opciones se pusieron en juego: el voto a favor de la legalización del aborto en el país o su rechazo liso y llano. No hay puntos medios. Nadie planteó una alternativa que pudiera contener a todos aquellos diputados que no se sienten cómodos con la grieta abismal que les impusieron tanto los antiabortistas como los proabortistas.
Aquí la principal responsabilidad recae en quienes impugnan el proyecto. Hicieron del lema "Salvemos las dos vidas" un dogma que no aceptó discutir, siquiera, una alternativa para aquellos diputados que navegan, consternados, entre sus creencias morales y su sensibilidad hacia la realidad cruda de los abortos clandestinos. ¿Cuál hubiese sido esa alternativa? Un proyecto que, al menos, propusiera la descriminalización de la mujer que incurre en un aborto. Varios legisladores que no comulgan con el aborto a libre demanda, pero tampoco están de acuerdo con la rigidez de quienes se plantan en contra, hubieran apoyado esta alternativa, respaldada incluso por muchos religiosos.
No hay puntos medios. Nadie planteó una alternativa que pudiera contener a todos aquellos diputados que no se sienten cómodos con la grieta abismal que les impusieron tanto los antiabortistas como los proabortistas
Otros diputados sugirieron que, al menos, se contemplara en un dictamen alternativo la situación de los embarazos productos de violaciones y que se hiciera ley lo que la Corte Suprema dispuso hace dos años en el Protocolo para la práctica de abortos. Tal vez este hubiese constituido una salida intermedia que hubiera implicado un primer paso hacia una ampliación mayor de derechos para las mujeres.
Pero no hubo caso. Los antiabortistas se plantaron en el rechazo liso y llano. Esa inflexibilidad les ha costado caro: hace dos meses aventajaban por una diferencia de más de 20 votos a quienes impulsan la despenalización.
En los últimos días la brecha se acortó dramáticamente al punto de instalar, por estas horas, una inédita situación de paridad. Es que, contrario a los detractores del proyecto, quienes impulsan la legalización del aborto flexibilizaron sus posturas extremas (y por demás polémicas) para arribar a un texto de consenso más moderado.
La réplica
Quienes critican el proyecto plantean argumentos atendibles. Advierten, por caso, que la única solución que proponen los impulsores del proyecto para las desigualdades e injusticias que describen es el aborto . Y reprochan que se las acuse de ser cómplices de miles de muertes de mujeres que acuden al aborto clandestino. Desmienten, también, que haya 500.000 abortos en nuestro país e insisten que es una falacia que esta práctica sea la principal causa de mortalidad materna, como agitan los proabortistas.
Llama la atención, no obstante, que entre estos argumentos razonables se deslicen conceptos rígidos y poco tolerantes. "Los textos de los proyectos desenmascaran -dice el dictamen de rechazo- su verdadera intención: que se instale en el debate y en nuestro ordenamiento jurídico el derecho al aborto para el goce pleno de los derechos sexuales y reproductivos". Suena retrógrado en pleno siglo XXI.
Quienes están en contra de la despenalización del aborto insisten en que, antes de legalizar una medida extrema como el aborto, el Estado debería esforzarse por instrumentar medidas preventivas que disminuyan la cantidad de embarazos no deseados
Quienes están en contra de la despenalización del aborto insisten en que, antes de legalizar una medida extrema como el aborto, el Estado debería esforzarse por instrumentar medidas preventivas que disminuyan la cantidad de embarazos no deseados, sobre todo en las adolescentes. Concretamente, la educación sexual y la prevención sanitaria por medio de la distribución de preservativos. Aquí estaría la clave de la solución al problema que acercaría, incluso, a proabortistas y antiabortistas.
Lamentablemente, poco y nada se discutió sobre este tema. El Estado destina este año 372 millones de pesos en un programa de prevención del embarazo, pero hasta ahora ejecutó apenas el 8% de la partida.
Nadie alzó la voz. Nadie advirtió sobre este desfinanciamiento. Como si cada uno prefiriera quedarse de su lado de la grieta sin siquiera animarse a buscar el necesario punto medio.
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