Nuevas pistas vinculan al Banco Macro con The Old Fund
La entidad que preside Brito llegó a un acuerdo extrajudicial para evitar un fallo contra la firma
Sospechado de ser el verdadero financista detrás del desembarco en la ex Ciccone Calcográfica del monotributista Alejandro Vandenbroele, el Banco Macro volvió a cubrirle las espaldas financieras al rostro visible del misterioso The Old Fund. Esta vez, en un expediente que no se hizo público, en el que llegó a un acuerdo extrajudicial para evitar una eventual sentencia condenatoria.
El arreglo ocurrió luego de que la empresa Getterson Argentina demandó a la ex Ciccone, rebautizada Compañía de Valores Sudamericana, a The Old Fund y al Banco Macro por más de $ 800.000, reclamo que a principios de junio pasado se radicó en el juzgado 16 del fuero Comercial.
Según consta en ese expediente, Getterson había montado un sistema de seguridad electrónica en la ex Ciccone, pero nunca logró que le pagaran las facturas, aun cuando The Old Fund le emitió dos cheques por un total cercano de $ 400.000, que a su vez el Macro rechazó por supuestos defectos formales que para Getterson sirvieron de mera excusa para ayudar al misterioso fondo controlante de la imprenta, ya que la cuenta contaba con dinero suficiente.
La doble actuación del Macro -para rechazar los cheques y, luego, pagar la demanda en nombre de The Old Fund- representa un nuevo eslabón en el rol que el banco que preside Jorge Brito habría asumido durante el ingreso de Vandenbroele en la ex Ciccone. Media docena de vínculos -financieros, bursátiles, de personal, societarios y bancarios- lo unen con la operatoria bajo sospecha.
Ante el reclamo de Getterson, por lo pronto, los demandados siguieron rumbos distintos. Mientras Vandenbroele respondió que fueran a pedirle a la ex Ciccone y los abogados del Estado rechazaron el planteo en nombre de la empresa intervenida y calificaron de "llamativa" la actuación del presunto testaferro del vicepresidente Amado Boudou, el Macro se sentó a negociar.
Semanas después, a mediados de septiembre, el expediente reflejó los frutos de la mediación. El banco acordó desembolsar más de medio millón de pesos para cubrir el reclamo, los honorarios de los abogados y la mediadora, y un tramo de la tasa de Justicia.
Pero no sólo eso. El Macro también acordó que se hacía cargo de afrontar lo que le correspondía, pero también lo reclamado a The Old Fund, aun cuando Vandenbroele había optado por rechazarlo de plano.
Pero embolsada la indemnización, acordaron los abogados de Getterson y Macro, la empresa "nada más tiene que reclamar contra Banco Macro y/o contra TOF por ningún concepto referido a estas actuaciones, a la mediación previa a las mismas, a los hechos que las motivaron, ni por ningún otro".
La decisión del Macro, de todos modos, no resulta una práctica inusual entre los bancos, que en ocasiones optan por cerrar reclamos judiciales y subrogarse en los derechos del reclamante, para luego buscar algún acuerdo con su cliente bancario. En particular si se trata de una gran empresa o un particular con depósitos jugosos.
Así lo hizo el Macro, que en el mismo escrito con que se comunicó al juez el arreglo con Getterson, explicitó que se subrogó en los derechos de esa empresa para, llegado el caso, ir contra The Old Fund. La diferencia entre las prácticas habituales de los bancos y este caso es que se trata de un fondo que ya había perdido el control de la imprenta, carece de ingresos propios y es el centro de una investigación penal en la que Vandenbroele y Boudou se encuentran imputados.
De hecho, el Macro negoció y arribó a un acuerdo, pese a que The Old Fund "aún no ha sido notificado de la demanda", según consta en el escrito que presentó junto a Getterson en el expediente. Hasta entonces, Vandenbroele sólo había respondido -antes del juicio- una carta documento de la empresa, para derivarlos a la intervención estatal.
Los puentes que llevan del Macro a la ex Ciccone son múltiples. Entre otros, que una financiera solapada de la City porteña de notables lazos con el Macro, Cooperativa de Crédito Marítima del Sur, fondeó el desembarco de The Old Fund con 35,5 millones de pesos, que luego se arrogó el ex banquero Raúl Moneta, lo que también investigan la justicia argentina y la uruguaya.
Otros vínculos
Montevideo ofrece otro posible vínculo entre el Macro y The Old Fund, a través de la sociedad de bolsa Facimex, que en los balances de un fondo común de inversión blanqueó su relación con el banco y que en 2010 sirvió de canal para que la uruguaya Dusbel SA -que preside Vandenbroele- ingresara a la Argentina US$ 620.000 en títulos.
No sólo eso. Un ex ejecutivo del Macro, Máximo Lanusse, asumió como número dos de la imprenta, pero a cargo de la gestión diaria y con un sueldo más alto que el de Vandenbroele como presidente. Y aun cuando Lanusse depositó millones en efectivo en las cuentas de The Old Fund en el propio Macro, el banco demoró en emitir los reportes de operaciones sospechosas (ROS) hasta que, cuando sí salieron, obvió a Lanusse en sus informes a la unidad antilavado (UIF).
Cerrado el reclamo contra The Old Fund y el Macro, ahora Getterson debe seguir su demanda contra la imprenta, ya intervenida. Deberá lidiar con las sospechas del Ministerio de Economía, que en su escrito en el expediente recordó que todas las "operaciones crediticias" registradas durante la gestión de los Ciccone y Vandenbroele son investigadas porque "podrían constituir delitos de acción pública".
Aun cuando Getterson presentó todos los documentos -y el Macro le pagó-, para los abogados del Estado es insuficiente. Entre otros motivos, porque les "resulta llamativa" la actuación de Vandenbroele. Y añadieron que ya se detectaron otras operaciones que podrían ocultar una estafa de la familia Ciccone por US$ 1 millón, que ya investiga la justicia penal.
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