Ofensiva del Gobierno contra el PJ, tras el rechazo a la reforma
Marcos Peña y Frigerio atribuyeron la resistencia opositora a los intereses del "clientelismo feudal"
En una estrategia coordinada desde anteayer por el presidente Mauricio Macri, los principales funcionarios del Gobierno hicieron ayer una severa ofensiva contra los gobernadores y senadores del Frente para la Victoria (FPV) que sepultaron la reforma electoral con la boleta única electrónica (BUE). El discurso oficial es que insistirán con el proyecto, aunque en el fondo saben que el PJ no tiene vuelta atrás.
Pero el plan, a todas luces, consiste en hacerles pagar el costo político a cuatro gobernadores del peronismo que boicotearon la iniciativa. E identificarlos con el "clientelismo feudal" y las sospechas de fraude.
Esa embestida fue encabezada por el jefe del Gabinete, Marcos Peña, y por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Pero también la sostuvieron el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez; el viceministro del Interior, Sebastián García de Luca, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. La acción, anticipada por la nacion en su edición de ayer, tuvo la venia de Macri. La reforzaron el subsecretario de Asuntos Electorales, Ezequiel Fernández Langan, y de Gestión Municipal, Lucas Delfino.
También Frigerio convenció a gobernadores propios y aliados para defender la reforma. Lo hicieron María Eugenia Vidal, de Buenos Aires, y el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por Cambiemos. Pero se sumaron los peronistas Juan Manuel Urtubey, de Salta; Domingo Peppo, de Chaco; Gustavo Bordet, de Entre Ríos, y Sergio Uñac, de San Juan.
La apuesta del Gobierno ahora será identificar y exponer a los principales responsables del fracaso de la reforma política. Y utilizar ese boicot como argumento electoral para que Cambiemos gane las elecciones de 2017 en esos distritos.
Si bien la Casa Rosada dice oficialmente que seguirá insistiendo en la reforma, los funcionarios admitieron a la nacion que el proyecto quedó sepultado en forma casi definitiva y que en los próximos comicios se usará el viejo sistema de boleta de papel de hace un siglo.
Desde ahora, el Gobierno hará una campaña de demolición para identificar a esos gobernadores peronistas con el "clientelismo político y el sistema de punteros". Ellos son Gildo Insfrán, de Formosa; Carlos Verna, de La Pampa; Lucía Corpacci, de Catamarca, y Alicia Kirchner, de Santa Cruz, que responde a la ex presidenta Cristina Kirchner.
Cerca de Frigerio aseguraron a la nacion que Uñac respaldó el proyecto en el Senado y que los diputados de Claudia Ledesma, de Santiago del Estero, y de Sergio Casas, de La Rioja, lo habían apoyado en la Cámara baja. El discurso oficial fue respetado por todos los funcionarios y respondió a tres ejes argumentales: Macri seguirá impulsando la reforma, pide el debate y expone a los antirreformistas.
Por eso mismo, Peña dijo que "el Gobierno seguirá impulsando la reforma con mucha paciencia y voluntad", al tiempo que lamentó que "no se haya querido dar el debate". También acusó al PJ. "Da la sensación de que no quieren decir qué piensan frente a este tema, porque no tienen la voluntad de expresarlo de manera transparente. No sabemos cuál es la línea", atacó.
Por su parte, María Eugenia Vidal reclamó a todas las fuerzas el "compromiso" para aprobarla, y dijo que "la reforma política es fundamental para mejorar la transparencia institucional, y es lo que la gran mayoría de la sociedad demanda".
Rodríguez Larreta opinó que "sería una locura" regresar al sistema de boleta de papel en 2017". Monzó aportó que no le sorprendió la actitud del PJ, porque "se cambian las reglas de juego de mucha gente que con otras reglas perdura en el poder durante muchos años".
Adrián Pérez señaló que "ganó el miedo del sector feudal a perder territorio". Pero advirtió que "va a terminar primando" la BUE. García de Luca culpó a los "kirchneristas y a un grupo minoritario de gobernadores" por trabar el debate y no permitir que "los senadores determinen en el recinto quiénes están a favor y quienes en contra".
Fernández Langan dijo a la nacion que "se está perdiendo la oportunidad de tener un debate como en Diputados, donde se enriqueció la ley y se incorporaron muchas cosas, como que el escrutinio pase a manos de la Justicia Electoral". Y denunció que "algunos no quisieron dar el debate de cara a la sociedad y prolongaron algo que se va a dar en algún momento; la sociedad realmente quiere este cambio". Delfino señaló que "lo que hay que entender es que fue un golpe para los argentinos, nosotros estábamos interpretando una demanda y un compromiso del presidente Macri".
Por su parte, desde el peronismo aliado de Macri, Bordet dijo que "negar la tecnología es querer tapar el sol con las manos". Su par Peppo (ver aparte) señaló que "ese debate habría que darlo en la Cámara alta", porque "hay que eliminar el papel". Urtubey lamentó que "es una oportunidad que se pierde en la Argentina de avanzar en transparencia", y Uñac manifestó que está "de acuerdo con la incorporación de tecnología en los sistemas electorales, pero estas innovaciones deben hacerse con gradualidad y consenso".