Ordenan la libertad bajo fianza de Sergio Schoklender
Lo decidió la Cámara Federal; el juez Oyarbide le fijó una caución de $ 4 millones
La Justicia resolvió que Sergio Schoklender debe quedar en libertad mientras dure la investigación por la que está acusado de desviar unos 280 millones de pesos del Estado destinados a construir viviendas sociales. Pero en lo inmediato el acusado quedará preso porque el juez federal Norberto Oyarbide le fijó una fianza de 4 millones de pesospara evitar que se fugue.
En un severo fallo donde llamaron la atención a Oyarbide , los jueces Eduardo Freiler y Jorge Ballestero de la Sala I de la Cámara Federal resolvieron excarcelar a Schoklender. Eduardo Farah votó en contra.
Oyarbide estableció que la garantía de que Schoklender no eludirá a la Justicia deben ser 4 millones de pesos, la misma cifra que fijó para su hermano Pablo Schoklender. El menor de los hermanos dijo no tener esa plata, por lo que apeló para que los jueces de la Cámara Federal le redujeran la suma. Lo mismo ocurrió con Alejandro Gotkin, el contador de Schoklender, a quien el juzgado le fijó una caución de 2 millones de pesos.
Los camaristas entendieron que Oyarbide no justificó adecuadamente la necesidad de mantener a Schoklender preso, sobre todo porque nada cambió durante el año que estuvo libre desde que empezó esta investigación, el 1° de junio de 2011, hasta que ordenó su detención, el 15 de mayo pasado.
Oyarbide había dicho que Schoklender debía volver a prisión –donde pasó 14 años por matar a sus padres– debido a que testigos denunciaron que habían sido amenazados con armas por allegados a él. También dijo que vaciaron de documentos la sede de Madres de Plaza de Mayo, por lo que la libertad del acusado podía poner en riesgo la investigación.
Sin embargo, los camaristas rechazaron estos argumentos. Le recordaron que rige el principio de inocencia y que la jurisprudencia señala que los acusados pueden permanecer en libertad mientras dura la investigación, siempre que no exista peligro de fuga o de entorpecimiento de la causa. Entendieron que acá no se corre ese riesgo.
Freiler destacó que Schoklender estuvo libre 12 meses desde que se inició la causa y que en ese lapso se acumularon 130 cuerpos de expediente (unas 5200 hojas). Por eso Oyarbide debió haber explicado cuáles eran los nuevos elementos que creaban un riesgo procesal tan grande como para meter preso a Schoklender. Y le pidió evitar argumentos sobre su peligrosidad que tienden a justificar su encarcelamiento no por lo que hizo el acusado, sino por lo que opinen de él. El juez opinó que correspondía liberarlo bajo palabra. Su colega Ballestero abonó sus argumentos y también votó por la libertad de Schoklender, al señalar que el recorrido de la causa no se condice con el peligro que ahora invoca Oyarbide para encarcelar al acusado. Ballestero se pronunció por fijar un monto de dinero de fianza adecuado a lo que el acusado pudiera pagar. De hecho, el Código Procesal establece que la caución debe ser razonable para que no se torne ilusoria la excarcelación.
El llanto
Schoklender se había presentado ante la Cámara Federal el martes pasado, en una audiencia tensa, en la que se quebró: lloró ante los jueces al denunciar que Oyarbide le impedía defenderse.
Horas después del fallo de sus superiores, Oyarbide recibió otra queja: esta vez del fiscal de la causa, Jorge Di Lello, quien lo intimó a que no dilatara más la investigación y que citara a prestar declaración indagatoria a los 30 acusados que imputó en diciembre del año pasado. El fiscal se quejó porque Oyarbide realizó allanamientos sin avisarle. Le advirtió que en el futuro no vuelva a hacerlo porque puede poner en peligro la validez de las evidencias.
En un duro escrito, le dijo que el juez debe apurar la causa que tuvo "un modo particular de desarrollarse" para desvincular efectivamente a los que no estén comprometidos y para inculpar a los autores y partícipes de los delitos en tiempo y forma.
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