Ortega condiciona su continuidad en el PJ
Octubre de 1997: ese es el plazo que estableció el ex gobernador de Tucumán para que se convoque a internas abiertas en el justicialismo; la confusión que le creó Cafiero.
Ramón "Palito" Ortega puso plazos. Si antes de octubre de 1997 el PJ no le firma un documento con el compromiso de concederle elecciones internas abiertas y con reglas de juego claras, para pelear en 1998 la candidatura presidencial del año siguiente, el tucumano decidió que abandonará el justicialismo.
"Me iría solo, con la gente", dijo el famoso cantautor.
Su principal adversario será Eduardo Duhalde. Lo acusa de manipular un aparato partidario cerrado, "alejado del sentimiento de la gente" y abundante en recursos económicos. Podría anotarse, como tercer competidor, el santafecino Carlos Reutemann, si prospera el ofrecimiento que el senador Eduardo Bauzá le formuló para despolarizar la interna del PJ.
En una conversación telefónica con La Nación, el ex gobernador de Tucumán no ocultó su confusión actual. Antonio Cafiero amagó con presentarse como candidato a diputado con el apoyo orteguista y el jueves último anunció su postulación por la Lipebo, una corriente duhaldista, para competir en 1997 contra Alberto Pierri, ultraduhaldista, en la interna bonaerense, siempre bajo el paraguas del gobernador.
Pero no descarta que, en el futuro, Cafiero -de quien Duhalde desconfía- quede en el bando orteguista. El gobernador, intuye Ortega, volcará su "aparato" hacia Pierri.
-¿Cómo le cayó que Cafiero se lance como candidato a diputado de la Lipebo, bajo la figura de Duhalde?
-Quedé confundido. Luego de seis meses de abordar juntos con preocupación la situación del PJ; la falta de participación; el manejo del aparato partidario, y el uso y abuso de los recursos, va a encabezar una lista contra Pierri, pero desde adentro del aparato duhaldista. ¿Qué era lo que conversamos, si terminó enredado en el aparato? Entrampado...No está claro.
-Peligra entonces su acuerdo con Cafiero.
-De aquí en más depende de cómo salga de este desafío y de si el aparato funciona en beneficio de Pierri.
-¿Cree que Ortega y Cafiero llegarán a 1997 unidos o dominados?
-(Sonríe) Si en el futuro existen puntos de coincidencia, yo no descarto nada. Pero tengo confusión, porque después de su reunión (la de Cafiero) con Duhalde no creo que éste lo haya conquistado con una caricia. Duhalde logró que Cafiero y Pierri jueguen para él.
-¿Qué argumentos cree que utilizó Duhalde con Cafiero?
-Algo le dio. Algún argumento político que no conozco. Así es la política y hay que acostumbrarse.
-¿Se siente defraudado por Cafiero?
-No. En la política hay que entender que se pueden introducir sorpresas inevitables y no explicables.
-¿Esto lo perjudicará a usted en su objetivo de 1999?
-No, porque en el 97 le voy a ganar a Duhalde. La militancia vencerá al aparato; no hay aparato que compre el sentimiento de la gente. Allí voy a ganar.
-¿Pero de qué modo se introducirá, sin Cafiero, en la interna del PJ bonarense, del duhaldismo?
-Si me meto o no, no me quita el sueño. En 1998, voy a ganar. Los que piensan en el aparato es que no toman conciencia, de que las personas no son un rebaño, al que se convence con cosas materiales.
-¿Si no le dan internas abiertas para las presidenciales, en 1999, usted se va del PJ o se queda?
-Si no dan las internas abiertas es muy difícil pensar que me quedaré para que me metan en la picadora.
-Que se va, esto es seguro.
-No me quedaría otro camino.
-¿Y cree, realmente, que le van a facilitar las internas abiertas?
-Hasta el Presidente se comprometió públicamente. Por ahora prefiero creer, aunque no me dio resultados.
-¿Esta vez no tiene fe?
-Tenemos el temor de que sean tramposas. Más cerradas que abiertas. No voy a ir más allá de octubre del año próximo: si para entonces el PJ no me firma un compromiso, un documento escrito que me asegure internas abiertas, con reglas bien claras, para los comicios internos de 1999, tomo la decisión. Y me voy.
-¿Y para las legislativas no reclamará internas abiertas?
-No, esas que las reclame Cafiero; para mí, las de 1999.
-¿Y con quién se iría?
-Primero, me iría solo.Después, veré como armar mi propia estructura. Voy a ir a la gente, con la gente.
-Pero hay nombres esperando: Cavallo, Beliz, Bordón.
-No lo analicé como posibilidad, porque se tiene que producir lo anterior. Puede ser que me siente a hablar con gente, con la que sin dudas tengo coincidencias.
La amistad con Cavallo
-Al margen de la amistad personal con Cavallo, ¿esa sería una alianza posible, realmente?
-La amistad está por sobre otro interés. Vaya a saber si Cavallo se afiliaría al PJ, si yo me quedo.
-¿Y Beliz y Bordón?
-Si no vuelven y yo me quedo, imposible. La única posibilidad es que ellos vuelvan o que yo me vaya del PJ.
-¿Enfrentaría al presidente Carlos Menem si se decide a lanzar su campaña por una segunda reelección, en 1999?
-Si Menem decide salir a pelear la re-reelección, con él no voy a confrontar.
-¿Por qué?
-Porque habrá llegado a esa instancia con el campo propicio en la opinión pública, con una situación política y económica distinta a la actual. Por lo tanto, es difícil confrontar con él; no lo haría.
-¿Aceptaría ser su vicepresidente, ir con él en la fórmula?
-No evalúo esa posibilidad. Es producto de la imaginación. Lo real es mi candidatura.
-¿Como ve al Gobierno hoy?
-Ha hecho una gran transformación económica. Pero hay cosas que el Presidente sabe que debe corregir, como la demanda social, una reactivación real para bajar la desocupación. Una malla de contención. Debe dar otras señales, como lograr la independencia de la Justicia.
-¿Cómo se entiende su demanda social y su admiración por Cavallo, impulsor del modelo?
-No tiene nada que ver una cosa con la otra. Cuando yo goberné Tucumán, actué en consecuencia con mi pensamiento. Adopté medidas para la realidad de mi provincia. Cavallo era un funcionario del gobierno central. Se giró un gran presupuesto para la acción social y la política social no se ha visto.
-¿Aceptaría un cargo en el gabinete de Menem, en el área de acción social, como se especula?
-Son especulaciones. Estoy inmerso en el oficialismo y en febrero lanzo mi campaña presidencial. Voy a ir con la gente. Esa es la esperanza real.
-¿Pero si se lo ofrecen?
-Yo no puedo entrar en el terreno de las especulaciones. Se especuló mucho.
-¿Cree que debe haber cambios en el gabinete del Gobierno?
-Es una decisión personal del Presidente. Algunas caras tienen que cambiar para generar expectativas públicas.
-¿Por qué aceptó entre sus filas, en el orteguismo, a hombres controvertidos, como Gustavo Green y Alberto Lestelle?
-Ellos saben que no hay espacios para reclamar; creyeron que la causa era buena. Nunca plantearon que lo hacen a cambio de nada. Yo no puedo pomerme en juez.
Una herramienta llamada interna abierta
Hay muchas palabras en el aire pero dos seducen a quienes no tienen la sartén por el mango del aparato partidario: internas abiertas.
El mecanismo es sencillo: pueden votar todos los ciudadanos del padrón no sólo los afiliados. Un complemento imprescindible de este procedimiento es que el votante sufrague en un solo partido.
Aunque el mecanismo sea objetado, lo cierto es que gana adherentes entre quienes no forman parte de los viejos métodos para controlar los partidos. Y, al mismo tiempo, aspiran a ser dueños del poder.
Por esos, lo que dice Ortega no está destinado a instaurar un debate académico. Para el exgobernador de Tucumán, las internas abiertas son el úncio camino que le permitiría saltar la valla que significa el aparato partidario.
Menem, en 1988, le hizo algo parecido a Antonio cafiero: logró que la elección inetrna para la elección del candfidato a presidente tomara la país como distrito único.
En otro partido, la UCR, Rodolfo Terragno se ha convertido en el abanderado de ese mecanismo. Al igual que Palito, sólo esa apertura le permitiría romper el cerco de lo que representan los ritos y la liturgia para designar a un candidato.
. José Octavio Bordón dijo que se exiliaba del PJ porque no se cumplía esa condición. Igual que Ortega ahora.
Lo cierto es que el clima ha cambiado dentro del propio justicialismo. Eduardo Duhalde, principal adversario de Ortega, estaría dispuesto a conceder ese mecanismo.
El lenguaje cortesano no es antojadizo: hasta no hace mucho, Duhalde se consideraba dueño y señor de una comarca que se llama PJ. Cualquier molesto sudbito era neutralizado. Pero las cosas han cambiado. La tierra se estremece y lo que parecía cercano se vuelve remoto. Nada puede descartarse.
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