Otro corte complicó la ruta 136
Unos 1000 vehículos bloquearon la ruta nacional 136, que pasa por Gualeguaychú
La ciudad volvió a paralizarse. Los comercios cerraron. Los almuerzos se abortaron a poco de comenzar y los que estaban en la playa -esa que tanto protegen- regresaron al asfalto. Otra vez. Fue la expresión de una ciudad revolucionada por una causa que considera justa. Una causa que, muchos dicen, los está llevando demasiado lejos.
El "piquete ambiental" volvió ayer a sólo dos días del último boicot turístico a Uruguay: cerca de 1000 autos se apostaron en la ruta nacional 136 de Gualeguaychú y volvieron a interrumpir el tránsito vehicular entre la Argentina y Uruguay durante toda la jornada. Fue para respaldar a los diez activistas de la organización ecologista Greenpeace detenidos ayer por la Prefectura uruguaya luego de acampar en el muelle de la papelera Botnia. Estos activistas intentaron tomar una de las plantas en construcción y fueron detenidos. Horas más tarde, la Prefectura uruguaya los liberó (de lo que se informa por separado).
Al cierre de esta edición, el tránsito seguía obstaculizado, aunque la gente había prometido retirarse a la medianoche y no volver a la ruta hoy, a menos que "suceda algo imprevisto", según informó a LA NACION Marta Gorosterrazú , secretaria de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. En tanto, el intendente local, Daniel Irigoyen, convocó a toda la dirigencia política de Entre Ríos para que durante el próximo cambio de quincena se realice una movilización denominada "Entre Ríos, una sola bandera".
Además de Botnia, en Fray Bentos se instalará la fábrica española ENCE. Los ambientalistas dicen que el procesamiento de papel en esas dos plantas contaminará el aire, el agua y la tierra de la zona. Y que los alimentos que se producen y exportan serán rechazados en los mercados europeos. Greenpeace, además, exige que la producción de papel se haga bajo "un plan de desarrollo limpio, libre de cloro".
Ayer, los autos que planeaban cruzar al Uruguay por el puente San Martín fueron redireccionados hacia el cruce que comunica la ciudad argentina de Colón con la uruguaya de Paysandú. La Gendarmería intentó evitar que los turistas o aquellos que se dirigían por distintos motivos a Uruguay se encontraran con los asambleístas.
Insultos y reproches
Sucede que en el piquete del fin de semana último los encontronazos estuvieron a la orden del día. Algunos turistas dijeron a LA NACION que los vecinos les dedicaron toda clase de insultos y les reprocharon haber pasado sus vacaciones en Punta del Este. Los anteriores cortes se habían llevado adelante sin confrontaciones entre unos y otros.
Además, se reprocha a los ambientalistas haber tenido una postura sumamente rígida con la gente que viajaba con algún familiar enfermo. Algunos tuvieron suerte y pudieron cruzar pese a la protesta, en tanto otros debieron buscar caminos alternativos.
Los líderes ambientales responden que impulsan una protesta pacífica pero que no pueden controlar a los miles de personas que toman parte del reclamo. "La asamblea está integrada por 1500 personas, con diferentes posturas. La mayoría piensa que a los enfermos hay que dejarlos pasar, aunque hay otro grupo que no está de acuerdo", señaló Juan Veronessi, productor de miel y miembro de la Asamblea. Con esa frase puso en evidencia una división que se profundiza en el grupo: hay moderados e intransigentes.
Lejos de esos extremos están los habitantes de Gualeguaychú, que ven amenazado el medio ambiente y están decididos a no claudicar en su reclamo. "Vamos a veranear en la ruta, con choripanes y asado, todo muy folklórico", dijo ayer a LA NACION el comerciante Willy Larrivey. "Nos dicen piqueteros. Está bien, que digan lo que quieran, pero el único palo que tenemos es el de la yerba mate", añadió.
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