Para Carrió, "la sociedad sospechó de los decentes"
Dijo que perdió por la campaña sucia
Siente que la ciudadanía no quiso escuchar su mensaje, centrado en el contrato moral y pleno de advertencias sobre el "fascismo" del Gobierno que se viene. Asegura que se tomará un tiempo para pensar los pasos por seguir e insinúa que daría un paso al costado si el partido la obligara a aceptar financiamiento empresarial o a formar alianzas con partidos tradicionales. Defiende la designación de Enrique Olivera como candidato a legislador porteño, y asegura que su derrota se debió a la "campaña sucia" que atribuye el oficialismo para evitar su victoria.
El día después de las elecciones legislativas en las que consiguió retornar a la Cámara de Diputados, Elisa Carrió está tranquila, y parece recuperada de una derrota dolorosa a manos del líder de Pro, Mauricio Macri.
Alterna sus risas con momentos de reflexión, elude la autocrítica y, desde su departamento en Barrio Norte, defiende las decisiones que tomó en la campaña. "En estas elecciones se discutían dos metodologías: la del Presidente, basada en una concepción de República, ética y lucha contra la pobreza, y la nuestra, basada en el contrato moral, republicano y de distribución del ingreso. La sociedad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, ratificó la otra metodología", dice a LA NACION.
¿ Eso quiere decir que la gente se equivocó? "Quiere decir lo que quiere decir. Nos frenaron en la Capital, pero no evitaron que seamos un partido nacional, aunque hoy somos una cultura minoritaria", asume. Y repasa cifras: ocho nuevos diputados nacionales, tercer puesto en territorio bonaerense, suba en Mendoza y La Pampa.
Luego de un sorbo de café, defiende a Olivera, cuya elección fue criticada por sectores porteños y bonaerenses de ARI, debate que renacerá en estos días. "No perdimos porque fue candidato, sino por las operaciones sucias que nos hicieron. Una semana antes estábamos en empate técnico", evalúa, tras lo cual dice que pensará cómo incorporar dirigentes extrapartidarios sin exponerlos. "Me siento responsable del daño que causé a gente decente; las operaciones me las hicieron a mí", sostiene, y pone su candidatura presidencial para 2007 "a consideración del partido".
Un rato antes, el propio Olivera había manifestado a LA NACION su agradecimiento. "Estoy orgulloso de haber acompañado a ARI en estas elecciones, en las que creció como fuerza nacional y en la ciudad de Buenos Aires".
Para Olivera hay motivos para festejar. "En general, duplicamos la cantidad de diputados. En la ciudad, sumamos ocho legisladores porteños, le ganamos al Gobierno desarmados, y ARI aumentó los votos de 2003, mientras que Macri bajó", se entusiasma.
El legislador electo sigue las gestiones bancarias y judiciales para demostrar que no tiene cuentas en el exterior y contestar así la requisitoria del secretario de Deportes porteño, Daniel Bravo, que la semana última pidió a la Oficina Anticorrupción que investigara si el ex jefe de gobierno omitió declarar dos cuentas por dos millones de dólares. La denuncia desató una serie de declaraciones de distintos funcionarios, incluido el presidente Kirchner, contra Carrió y Olivera.
Desde su casa, y acompañada por el diputado Adrián Pérez, su hijo Nacho, dirigentes y colaboradores, Carrió vuelve a explicar los resultados. "La sociedad no nos sostuvo suficientemente. Sospechó de los decentes y es su decisión. Deberá hacerse cargo, todos somos responsables", afirma, aunque reconoce "con grandeza" el triunfo de Macri, que ganó "limpiamente" las elecciones.
Vuelve a la carga contra el Gobierno: "Este es un cheque en blanco para Kirchner. Hay lugares a los que las sociedades llegan de los que después es difícil salir". En referencia al "fascismo en ciernes" del que habló durante la campaña, redobla la apuesta: "Ya está. La sociedad lo convalidó, y respeto esa decisión. Sin nuestro nombre y sin nuestra complicidad", fustiga.
Y arremete: "Los que nos votaron, que se queden tranquilos: voy a ejercer mi mandato". No deja lugar al mea culpa: "Somos lo que somos. Estamos en política porque tenemos creencias y luchamos por ellas. Pelear contra el régimen es luchar contra la adversidad".
"Estoy acostumbrada a perder: soy de Racing", bromea, antes de viajar al Chaco para iniciar su descanso.
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