Piedra libre para los políticos en un verano atípico
Vacaciones en casa, escapadas muy cortas a laplaya y en familia se imponen durante enero
Vacaciones atrasadas para algunos, escondidas para otros y muy breves y a las corridas para la mayoría. Por donde se lo mire, éste es un enero atípico para las costumbres veraniegas de los políticos argentinos.
La operación de la presidenta Cristina Kirchner demoró el descanso no sólo de los ministros de su gabinete (que sólo pisaron la playa para mostrarse trabajando o en escapadas de fin de semana y escondidos de los fotógrafos), sino de toda la dirigencia, que hasta ahora prefirió no alejarse mucho de Buenos Aires o quedarse en sus respectivas provincias.
Pocos viajes al exterior, muchas escapadas a la costa y varios que postergaron su descanso fue la constante para la mayoría.
Algo ajenos a las preocupaciones por la salud de la Presidenta, unos de los pocos que rumbearon a la playa no bien terminó el año fueron los integrantes de Pro, aunque sin Mauricio Macri, que avisó que no se tomaría vacaciones por ahora.
En cambio, por Pinamar y Cariló se dejaron ver, aunque no mucho, la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, y sus ministros Hernán Lombardi y Guillermo Montenegro, entre otros.
El socialismo también viajó la primera semana del año en grupo, pero a Tunuyán, Mendoza, donde se hizo el campamento anual de la juventud del partido. Hermes Binner nunca se lo pierde, pero se fue antes de que terminara para descansar 10 días en Villa Gesell, como todos los años.
En el radicalismo el tema vino mucho más gasolero. Ricardo Alfonsín no se movió de su departamento de la avenida Santa Fe ni para ir a Chascomús y el nuevo presidente de la UCR, Mario Barletta, se fue a descansar a su ciudad, Santa Fe. La semana que viene vuelve a la Capital a tratar de resucitar el partido, aunque esto, sostienen los escépticos, le va a llevar varios veranos.
El titular del bloque de senadores radicales, Luis Naidenoff, también se quedó en su provincia, Formosa, a pedido de su hija adolescente que quería estar con sus amigas, y el senador Ernesto Sanz no se alejó de San Rafael (Mendoza) porque está organizando el casamiento de uno de sus hijos.
En la Coalición Cívica (CC) el panorama fue más variado. En un extremo, Elisa Carrió y la senadora María Eugenia Estenssoro mantuvieron su costumbre de viajar a Punta del Este cada fin de año. En cambio, el nuevo jefe del bloque de la CC en Diputados, Alfonso Prat-Gay, todavía está en Buenos Aires para organizar la mudanza al despacho del Congreso que hasta ahora ocupaba Lilita.
También con el peso de reemplazar a su jefa política (pero como nuevo presidente del partido) Adrián Pérez se fue sólo una semana a las playas de Mar Azul, que elige desde hace varios años.
Pero para jugar a las escondidas nadie mejor que los dirigentes del peronismo disidente. Eduardo Duhalde no se dejó ver por Pinamar y su alicaída tropa tiene perfil bajísimo. Sólo Francisco de Narváez, el ex socio de Alfonsín en la última campaña presidencial, mantuvo intacto se descanso en el balneario Cozumel, en Cariló.
Viajes al exterior
Así las cosas, sobran los dedos de una mano para contar los que se animaron a embarcarse al exterior.
Una de las excepciones más notorias fue el gobernador chaqueño, Jorge Capitanich. Como informó LA NACION, el gobernador viajó a Panamá con sus hijas en el avión de la provincia, y ahora la oposición quiere pedirle juicio político.
Más previsora fue la mayoría de los gobernadores, que prohibieron a todos moverse de sus puestos. Eso pasó en Catamarca y Santa Fe, entre otras provincias.
Kirchnerista de la primera hora, el gobernador sanjuanino, José Luis Gioja, avisó que este año renunciaba a su costumbre de viajar a Chile para seguir la evolución de Cristina Kirchner... desde la costa atlántica.
Más previsor, el cordobés José Manuel de la Sota había viajado a Brasil (su lugar en el mundo) antes de asumir en diciembre: hizo todos los arreglos por teléfono desde el vecino país antes de hacerse cargo del gobierno provincial.
Brasil había sido el destino de Julio Cobos en 2011, pero ahora que dejó la vicepresidencia de la Nación y volvió a su Mendoza natal, aprovechó para cruzar a Chile y descansar en el balneario de Reñaca, junto con su familia y amigos. Bronceado y locuaz, fue el único que se mostró relajado y sin preocupaciones.
Informe de corresponsales del interior
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