Poco interés de los porteños en probar el voto electrónico
El gobierno de la ciudad habilitó máquinas en varios puntos de la Capital, pero las consultas sobre el sistema son escasas
Eva camina a paso acelerado por la avenida Santa Fe, a la altura del Jardín Botánico. Mientras apura una pitada de su cigarrillo, al llegar a la esquina de plaza Italia su mirada se topa con una máquina que llama su atención y la hace detenerse. Es uno de los dispositivos instalados por el gobierno porteño para capacitar sobre el uso de la boleta electrónica en los próximos comicios del 5 de julio, que definirán quién sucederá a Mauricio Macri. Ella se tomará un tiempo para aprender cómo funciona, pero su caso no representa la regla general.
Una reacción curiosa es lo que provoca entre los transeúntes el encuentro con la máquina instalada frente al Botánico. Se trata de uno de los cinco puntos de la comuna 14 en los que los vecinos porteños pueden probar cómo funciona el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE). Los restantes están en plaza Armenia, los bosques de Palermo, en el barrio de Las Cañitas y en la plaza Unidad Latinoamericana (Palermo).
El operativo se replica en todas las comunas. El simulador se roba las miradas, pero son pocos los que se acercan a los capacitadores para ejercitar el voto electrónico. De esos pocos que se animan, la mayoría muestra una recepción positiva al sistema.
En algo más de una hora, siete personas probaron el sistema en el puesto del Botánico, según pudo constatar LA NACION. Usaron el dispositivo guiados por las instrucciones de los capacitadores Érica Koloff y Nicolás Vandembosch. Fueron muchos los que detuvieron su marcha y posaron su mirada en la máquina y la cartelería alusiva, pero optaron por no hacer la prueba del voto.
Buena recepción
Vandembosch subrayó que la recepción es positiva y contó que unas 50 personas habían hecho la prueba entre las 11 de la mañana y las seis de la tarde. Cuando este diario se acercó al lugar, con la caída del sol y el descenso de la temperatura, fueron pocos los que probaron el voto electrónico. El capacitador comentó también que quienes menos se acercan son las personas mayores y los adolescentes que ya tienen edad para emitir su sufragio.
Los capacitadores se mostraban ansiosos por explicarle a cada uno de los que se detenían a observar. En varias ocasiones, sin embargo, debieron responder a consultas sobre paradas de colectivos o la ubicación de locales comerciales cercanos.
También se dieron casos de curiosos que, al confirmar que el sistema se aplicaría en la ciudad y como no votaban en territorio porteño, se alejaron de la máquina.
De la mera curiosidad a la acción pasó Isabel Figueroa, una vecina de Palermo de 65 años. Cuando terminó su turno en la prueba se mostró conforme con el sistema. "Me parece un cambio positivo, sobre todo para evitar el fraude", consideró.
La mujer aseguró haber entendido perfectamente la dinámica para votar, pero le reconoció a LA NACION que piensa volver a hacer el ensayo para no olvidarse cómo funciona el nuevo sistema electoral.
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