Ponen más exigencias a los partidos para jugar en 2011
De un plumazo, la presidenta Cristina Kirchner eliminó el plazo de dos años que el Congreso había establecido para que los partidos políticos se adaptaran a los requisitos contenidos en la reforma política.
Lo hizo por medio de un decreto, publicado ayer, por el que vetó dos artículos de la ley 26.571, sancionada el 2 de diciembre pasado, que indicaban que las nuevas exigencias para que los partidos obtuvieran o mantuvieran su reconocimiento legal se aplicarían sólo a partir de 2012, es decir, después de las elecciones presidenciales.
De acuerdo con los fundamentos del decreto, los artículos 107 y 108 "contradicen el objetivo central de la ley al diferir hasta el año 2012 la aplicación de normas que están directamente relacionadas con la mejora de la representación política y se consideran fundamentales para ordenar el universo de actores políticos".
El cambio, que significó un desconocimiento de las concesiones que el oficialismo había hecho a los partidos chicos durante el tratamiento de la ley y que complica los planes de esas agrupaciones, provocó el rechazo generalizado de todos los bloques de la oposición en el Congreso.
"La Presidenta forzó la muerte súbita de los partidos", sostuvo Patricia Bullrich (Coalición Cívica). "Es una traición a lo que se había acordado", afirmó Felipe Solá (Peronismo Federal). "La Presidenta está vulnerando la voluntad del Poder Legislativo", añadió Graciela Camaño (Bloque Peronista). "Se confirma que la ley buscaba eliminar a las fuerzas emergentes", dijo Eduardo Macaluse (SI).
Con el decreto presidencial, los nuevos requisitos regirán para las elecciones de 2011, cuando se aplicará el sistema de internas abiertas. Las agrupaciones en formación no podrán presentarse a elecciones sin obtener el reconocimiento definitivo, para lo que deberán reunir un número de afiliados equivalente al cuatro por mil del distrito correspondiente. Además, los partidos ya reconocidos tendrán que mantener, año tras año, el nivel mínimo de afiliación.
El director nacional electoral, Alejandro Tullio, dijo a LA NACION que con el veto se evitaría que la reforma quedara desdibujada. "El plazo de adaptación tenía sentido si, como estaba previsto en el texto original, se aumentaban los requisitos para los partidos. Pero, con las reformas introducidas, el nivel mínimo de afiliados quedó igual que antes", explicó.
Fuentes de la Cámara Nacional Electoral dijeron a LA NACION que el veto tomó por sorpresa al tribunal, pero explicaron que no era razonable ir a elecciones internas abiertas sin antes reducir la cantidad de partidos.
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