Ponys, llamas y choripaneadas frente a la Catedral: así está Mar del Plata por el paro de municipales en plena temporada
MAR DEL PLATA.- La Peatonal San Martín es un mercado persa, con manteros y hasta algún puesto de choripán que encontró la oportunidad. El cementerio acumula más de 20 cuerpos por sepultar. En centros de salud se perdieron ya más de 500 turnos para mamografías y más de un millar de diagnósticos de imágenes. Semáforos que no funcionan aportan más descontrol porque no hay nadie que los repare ni agentes que pongan orden. La retención de tareas de trabajadores municipales, que está a punto de cumplir un mes, sumió a Mar del Plata en un verdadero caos en medio de un inicio de temporada con más de 200.000 turistas que, a la par de los marplatenses, empiezan a padecer la falta de servicios.
El principal destino de veraneo -el segundo distrito electoral más importante de la provincia, el escenario elegido por la gobernadora María Eugenia Vidal para sus vacaciones- está desmadrado en medio de un juego político con sindicalistas que no quieren dar un paso en falso con sus representados porque tienen elecciones propias por delante y una comuna que logró ponerse al día con los sueldos, pero está asfixiada por los conflictos.
"Lo que se ve en la Peatonal por estos días no tiene antecedentes", contó ayer a LA NACION el titular de un comercio. Hay manteros codo a codo para cubrir espacios en uno de los principales paseos de la ciudad y percheros con ropa. Y el fin de semana hubo animales (un pony y una llama) para fotos y se cocinaron chorizos casi en la puerta de la Catedral. Nadie controla, apenas la policía que interviene solo frente eventuales disturbios.
Emilio Sucar Grau, director de Inspección General de la comuna, aseguró que se realizaron algunos controles con jerárquicos y personal que no adhiere a la retención de tareas. Pero poco alcanzó. "Esto se desbordó", admitió sobre la cantidad de vendedores ambulantes que coparon esta y otras arterias comerciales sin riesgo a secuestro de mercaderías ni sanciones.
El Ministerio de Trabajo bonaerense, que ya hizo dos intentos por acercar al Sindicato de Trabajadores Municipales y la administración del intendente Carlos Arroyo, programó un nuevo encuentro. Se cree que la presión mediática que cayó sobre el gremio mejorará el diálogo. Hasta desde el Obispado de Mar del Plata han intervenido para acerar a las partes a un acuerdo. Para colmo, el intendente tiene mala relación con la gobernadora.
La postura del gremio fue intransigente. Exige un aumento del 20% que se sume a otro 18% ya asignado entre marzo y junio de 2018. El gobierno local, por decreto, le otorgó un 14% que se aplicará en los sueldos que se deberían depositar hoy, quinto día hábil del mes. Eso sí: si hay personal para cargar las partidas y concretar las transferencias bancarias.
Alejando Vicente, secretario de Gobierno local, reiteró hoy el pedido para una nueva conciliación obligatoria, después de la dictada en diciembre. El acuerdo podría llegar hoy con un 18% y pase a planta de 200 contratados, otro reclamo gremial.
En estos 28 días de protesta ya se perdieron 100.000 turnos en salas de salud municipales. No hay quien corte el pasto de las plazas ni quien pueda poner en caja un movimiento de vehículos incrementado por el muy bien ingreso de visitantes. Se estaciona en doble fila sin riesgo de multas. Ni siquiera se realizan controles de alcoholemia, por lo que las calles invitan a la tragedia.