Tras el conflicto con el campo: complicaciones para el kirchnerismo. Radicales K analizan dejar el oficialismo
Son intendentes del interior bonaerense, vinculado con el agro; se diferenciaron del Gobierno y podrían volver a la UCR
La sociedad política que une a radicales y kirchneristas en la provincia de Buenos Aires parece tener los días contados.
"Empezamos a tomar distancia; nuestra K empieza a diluirse", fue la gráfica frase que usó el intendente de Pergamino, Héctor "Cachi" Gutiérrez, para explicar a LA NACION el movimiento que agita a los radicales bonaerenses aliados al Gobierno.
Gutiérrez no es un radical kirchnerista cualquiera. Fue uno de los fundadores del llamado grupo de Olavarría, el embrión de lo que se convirtió más adelante en el radicalismo K bonaerense, donde hoy militan 12 de los 38 intendentes, que conserva la UCR en la provincia.
La mayor parte de esa docena de jefes comunales analiza dejar el barco kirchnerista y volver a la UCR, que provocará un nueva grieta en el frente oficialista, que se suma a las que abrieron algunos dirigentes y gobernadores del propio PJ después del paro del campo.
"Nos preocupa mucho el rumbo de la Concertación, porque no hubo avances después de las elecciones y vemos un Gobierno encriptado, que no permite la discusión política horizontal", dijo a LA NACION el intendente de San Pedro, Mario Barbieri.
Gutiérrez y Barbieri tienen previsto reunirse pasado mañana con el vicepresidente Julio Cobos (el radical más cercano al Gobierno) para plantearle formalmente su reclamo. También irán los jefes comunales de Ramallo, Ariel Santalla, y de San Antonio de Areco, Estela Lennon. Pero los demás radicales K del interior bonaerense tienen inquietudes parecidas.
En el Congreso, el diputado marplatense Daniel Katz (presidente de la bancada radical K) lidera la movida para distanciarse del kirchnerismo, que incluye a legisladores nacionales y provinciales. "El Gobierno se acerca hacia un modelo de conducción castrense", había dicho a LA NACION Katz, como punta de lanza del grupo.
Casos totalmente distintos son los dos radicales K del conurbano: Enrique "Japonés" García y Gustavo Posse. "Llamamos al diálogo a todas las partes", dijo un conciliador García, que consideró que el cacerolazo contra el Gobierno en su propio distrito lo protagonizaron "20 o 30 personas, que protestaron frente a la residencia de Olivos".
Ni él ni Posse -que asegura que ya no es "radical", sino "vecinalista"- piensan dejar la Concertación.
Las razones
Entre el resto de los radicales K, el malestar había empezado cuando Néstor Kirchner decidió liderar el PJ y "peronizar" el Gobierno. Eso descolocó a los aliados K de todo el país, que iniciaron conversaciones para volver a la UCR y en su último plenario, en la ciudad de Junín, formalizaron un espacio político propio.
Pero para los bonaerenses el paro del campo fue un punto de inflexión. Los municipios radicales K más grandes (San Pedro, Pergamino y Junín) fueron epicentro de la protesta y los productores se movilizaron hasta esas intendencias para reclamar que el gobierno local los acompañara.
"Si el paro duraba tres días más, se llevaban puesta mi gestión", confesó un intendente que pidió el anonimato.
El diálogo que la presidenta Cristina Kirchner retomó el viernes con el agro llevó algo de calma a los jefes comunales, pero no borrará la brecha que se abrió entre el Gobierno que decidieron apoyar y los productores que los votaron.
"Hubo gestos recíprocos que prometen una solución, pero nuestra postura está del lado del campo", advirtió Gutiérrez.
Enojados con la manera en que el Gobierno habla de los productores y con la movilización que convocó a la Presidenta a Plaza de Mayo, los radicales del interior bonaerense no fueron a los actos oficialistas, a los que sí fueron García y Posse.
"Yo me pregunto quién le hizo un favor más grande a la Presidenta, si D Elía en la Plaza o los que nos quedamos pacificando a los productores", se preguntó Barbieri.
No son los únicos reproches que tienen para hacerle al Gobierno (Ver recuadro). Con los pro y los contra de apoyar al kirchnerismo en la balanza, los radicales K están muy cerca del volver al partido. El ex presidente Raúl Alfonsín, que todavía controla el comité provincial, les avisó que serían bienvenidos.
A cambio, los radicales K pedirán recuperar el control de sus comités distritales, en muchos casos intervenidos por el partido como castigo a su apoyo al kirchnerismo.
Si deciden pegar la vuelta, también será un golpe para Cobos, principal gestor de la Concertación, que ayer negó a LA NACION cualquier crisis en su sector.
"Seguimos siendo parte de este Gobierno y acompañando la gestión", respondió a través de sus voceros.
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