El acuerdo con el FMI. Ratifica España su apoyo a la Argentina
Debatieron en un foro el presente del país
"Sólo hay quince días por delante para el acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional. No tenemos más tiempo." La frase corresponde a un alto funcionario del gobierno español, dicha hace tres días en Madrid, pocas horas después de que pasara por la capital española el ministro de Economía, Roberto Lavagna. El funcionario adelantó el apoyo militante de su país para que el gobierno de Eduardo Duhalde y el FMI arriben a ese pacto cuanto antes.
De hecho, Madrid fue la única capital europea donde Lavagna fue recibido por el jefe del gobierno, José María Aznar, en tanto que en las otras naciones se reunió sólo con los ministros de Economía.
Las confesiones de aquel funcionario se hicieron en el marco de la primera reunión del Foro Hispano Argentino, un encuentro que reunió a empresarios, economistas, políticos, periodistas y personalidades de la cultura y de la ciencia de ambos países.
El gobierno de Madrid ha construido esta clase de foros con tres países europeos (Gran Bretaña, Francia e Italia), con Japón y con Estados Unidos. La Argentina es el primer país latinoamericano en incorporarse a estos debates que se celebrarán anualmente en Buenos Aires y en Madrid, alternativamente.
Los dos temas recurrentes de la reunión de los últimos días en Madrid fueron la situación económica argentina y la perspectiva electoral con miras a los próximos comicios presidenciales.
Tampoco estuvo ausente cierta tensión por la relación bilateral, sobre todo económica y empresaria, en el último año. Delegados argentinos manifestaron su queja por la forma en que se manejaron algunas empresas de servicios públicos. Los españoles pusieron de manifiesto, a su vez, su contribución a la enorme inversión en infraestructura en la Argentina en la década reciente. Pero expresaron, al mismo tiempo, su reproche por una dirigencia que no supo cuidar la estabilidad económica del país donde España invirtió cerca de 40.000 millones de dólares. Fue ostensible, sobre todo en los corrillos más que en las reuniones formales, la curiosidad por la perspectiva electoral. Debe consignarse que casi ningún argentino pudo responder al enigma que plantean los próximos comicios. Con encuestas recientes en sus manos, varios delegados españoles concluyeron en que el problema central era la falta de coincidencia entre la demanda y la oferta electoral.
El nombre del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, fue el que más preguntas disparó. "¿Cambiará su posición? ¿Aceptará ser candidato?", averiguaban, sobre todo los representantes de las principales empresas españolas con inversiones en la Argentina.
La respuesta de que el gobernador mantiene su decisión de negarse a participar en la próxima contienda motivó, por lo general, gestos de estupefacción. "¡Pero si es el hombre más popular de la Argentina!", decían los españoles con las encuestas en las manos.
El otro nombre más mentado fue el de Ricardo López Murphy, que provoca tanta confianza política como el propio Reutemann. Se le reconoció a López Murphy el mérito de haber ascendido a razonables índices de intención de voto habiendo partido desde la nada y careciendo aún de una sólida estructura partidaria.
Los informes de los economistas españoles estuvieron cargados de realismo: no sólo describieron la fenomenal caída de la economía argentina desde diciembre del año último, sino también los síntomas de que el derrumbe había tocado fondo y de que el país había mostrado una potencialidad, a veces inexplicable, para resurgir.
Cuadro social
Ni el grave cuadro social (las noticias sobre los niños muertos en Tucumán por hambre tienen en Europa una cobertura permanente y abundante) ni los problemas políticos actuales fueron dejados de lado. En verdad, se concluyó, aunque con palabras elegantes, en que la economía se recuperaría más rápidamente con una dirigencia política más madura y con instituciones respetadas.
Aun cuando todos coincidieron en que el acuerdo con el FMI es una condición imprescindible para relanzar definitivamente la economía, dos obstáculos fueron varias veces mencionados. Uno de ellos refirió a la decisión del gobierno de Eduardo Duhalde de no pagarle al Banco Mundial el vencimiento de noviembre último.
Algunos argentinos aclararon que el país había pagado a los organismos multilaterales unos 4300 millones de dólares este año, pero los españoles insistieron en su crítica a la decisión de no pagar ese compromiso. El otro tema aludió a las versiones que indicaban que la Corte podía redolarizar los depósitos mediante una acordada, porque temían una dura réplica del FMI.
Los economistas españoles, más que los empresarios, pusieron el énfasis en la afectación que la crisis ha tenido para España. "La crisis de la Argentina es casi un problema de política interna española", dijo un poderoso empresario español con intereses en el país.
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