Por su postura de fuerza en el encuadramiento sindical. Reclaman a Moyano que cambie su actitud
Sus pares de la CGT le critican sus "métodos violentos"
El futuro, de golpe, se volvió incierto y hasta podría terminar en una nueva fractura de la CGT. En breve se sabrá si el actual hombre fuerte del sindicalismo, Hugo Moyano, escuchó los consejos de sus pares de la central durante la reunión que sostuvieron el lunes por la noche o decide ganarse más enemigos: fue cuestionado por sus "metodologías violentas".
La gota que rebasó el vaso fue el conflicto de los camioneros de Moyano con la empresa Coto por el pedido de reencuadramiento sindical de 700 trabajadores del centro de distribución de Esteban Echeverría, que actualmente dependen del gremio mercantil.
Sin embargo, la reacción sindical no fue un respaldo irrestricto a Cavalieri, a quien le critican que mantenga varias disputas de reencuadramiento con otros sindicatos, sino intentar ponerles un límite a los reclamos de Moyano para que no se vulnere un principio de la CGT: "En el modelo sindical predomina el gremio por actividad y, en la afiliación, la actividad principal", dijo uno de los sindicalistas a LA NACION.
Así, consideran que si Moyano sigue reclamando afiliados, los sindicatos van a terminar fragmentados mientras que el camionero "acumulará poder".
El encuentro promovido por su aliado Luis Barrionuevo no fue una encerrona para Moyano, pero debió escuchar fuertes críticas como las de "los Gordos" de la CGT, Cavalieri, Carlos West Ocampo (Sanidad) y Oscar Lescano (Luz y Fuerza), y del ex secretario general de la CGT y jefe de la Uocra, Gerardo Martínez. Barrionuevo actuó como mediador y dio su opinión a LA NACION sobre "la necesidad de preservar la unidad de la CGT".
Por eso dijo que "Cavalieri ha quedado acotado en esta nueva etapa de la CGT con la conducción de Moyano. Pero eso no significa -resaltó- que debamos despedazar a Comercio", puntualizó. Y a Moyano le dio un consejo: "Tendrá que entenderlo si quiere ser el jefe de la CGT y yo quiero que lo sea", expresó.
Menos complacientes fueron Lescano, West Ocampo y Martínez. Le pidieron a Moyano con ironía que pelee desde la CGT para que "todos los sindicatos tengan los convenios colectivos de los camioneros y de la UTA (choferes de colectivos, de Juan Palacios, aliado de Moyano)" para tener una base de 1200 pesos por trabajador.
La alusión apuntó a que Moyano defendía más a su sindicato que a toda la CGT. Y le endilgaron "falta de sensatez, equilibrio y contención".
Además, uno de ellos lo acusó: "Los métodos violentos que usás destruyen más que nunca a la imagen sindical".
Uno de los Gordos lo invitó a agotar "todas las instancias del diálogo" con el gremio de Comercio y a "no usar a los barrabravas". La molestia por el procedimiento de los camioneros se hizo evidente con una frase de un dirigente a LA NACION: "Con este nivel de violencia, hacer un reclamo sindical por el Estado de Derecho parece estúpido", descalificó los métodos.
Moyano no se quedó atrás. Respondió a los gritos las imputaciones que recibió, y justificó sus acciones al decir que iba a "defender a los trabajadores" como lo hizo siempre, aunque según dirigentes que participaron del encuentro en la sede del gremio de gastronómicos, aceptó "dialogar" el reencuadramiento y bajarle el perfil a la disputa.
"Es todo un invento"
Sin embargo, no fue ésa la postura que adoptó en público el camionero al ser consultado por la prensa. "Eso es un invento", definió a un posible acuerdo con Cavalieri y desmintió también que le hubiesen condicionado el apoyo futuro como único secretario general de la CGT. "Es otro disparate, no sé quién quiere capitalizarse con eso. Reuniones chicas hacemos todas las semanas, pero de ahí a que digan que me abracé (con Cavalieri) y esas estupideces que dicen, no sé de dónde lo sacan y con qué intención", dijo enojado.
Las fuentes confirmaron que no hubo abrazos entre ellos, efectivamente, pero el encuentro existió.
Puede ser que la airada reacción de Moyano sea una estrategia para no quedar debilitado, pero, en realidad, una respuesta de haber aceptado las nuevas condiciones de convivencia dentro de la CGT. Pero también es posible que siga adelante con su estilo, no acuerde en nada y prosiga el enfrentamiento. Entonces el tiempo dirá si la CGT continúa unida.
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