Recluido, De Narváez evalúa su futuro
Se abismó en su propio asombro: repasó una y otra vez las cifras finales, pero jamás logró comprender cómo pudo haber quedado en el cuarto puesto, detrás de Margarita Stolbizer. Francisco de Narváez se recluyó durante horas con su equipo de asesores para deliberar sobre su futuro. Sólo se informó que hoy comunicará cuáles serán sus próximos pasos. ¿Bajará su candidatura para unificar el voto opositor detrás de Sergio Massa? Todo su entorno rechazó ayer de manera tajante esta posibilidad. Coincidieron en que anunciaría su nueva estrategia para evitar que los 915.024 votos obtenidos no se vuelquen hacia otra fuerza.
"Dar un paso al costado sería el final de su carrera. Todavía puede revalidar su banca", analizó uno de los pocos laderos que acompañaron a De Narváez durante la noche del escrutinio. Puertas adentro, el panorama es algo desolador: las proyecciones aseguran una fuga de votantes o, en el mejor de los casos, un crecimiento de no más del 5 por ciento. Es decir que, con viento a favor, podría recuperar tres o cuatro de las 17 bancas que pone en juego tras su victoria en las elecciones de 2009.
De Narváez llamó ayer por teléfono a Massa y lo felicitó por el triunfo. Desde ambas orillas aseguraron que no hubo más que un saludo. Dicen que fue una charla breve y cordial. Ni Massa le pidió su respaldo para el 27 de octubre ni De Narváez planteó la necesidad de retomar el truncado diálogo cuando negociaban, junto con Mauricio Macri y Daniel Scioli, un frente opositor que jamás se cristalizó.
Recluido en el silencio, De Narváez hizo una pausa para gobernar el mal momento. "El espacio se mantendrá en total hermetismo", informó un asesor. Otro dirigente fue tajante: "No hablaremos hasta que no lo haga Francisco". Apelan a rodearlo y darle ánimo. Y también a espantar cualquier atisbo de renuncia a la candidatura, una sensación que se instaló públicamente la semana pasada, cuando el propio De Narváez reconoció presiones desde el Grupo Clarín.
El otro foco de tensión es su vínculo con Hugo Moyano, su principal socio electoral. El trato ya tendría fecha de vencimiento: el 27 de octubre. Ni Moyano ni Omar Plaini, el número dos de la boleta, pasaron el domingo por el búnker de Las Cañitas. Apenas cruzaron un frío mensaje. Ayer los dos gremialistas evaluaron los resultados y dijeron que mantendrán la alianza hasta que pasen las elecciones generales. Plaini aún tiene intactas sus chances de revalidar la banca como diputado nacional y aspira a colar gente propia en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora. Mientras tanto, Facundo Moyano ya tendió el puente hacia el massismo.
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