Refuerza Kirchner el control de los fondos de la Anses
El ex presidente impulsa cambios en el organismo, que ha pasado a ser la principal caja del Gobierno
La Casa Rosada terminará de decidir en las próximas horas una nueva estructura para la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En momentos en que el Gobierno atraviesa graves problemas de financiamiento, el objetivo de la reforma es convertirla en un instrumento más útil que permita atacar varios frentes: el déficit fiscal, la caída de la actividad económica, la pérdida de empleos, la crisis energética y el reclamo de las provincias para que haya un mayor reparto de los ingresos.
Según fuentes del organismo y del Gobierno, el ex presidente Néstor Kirchner quiere tener un control más estricto sobre este organismo cuyo núcleo, un fondo de cerca de $ 100.000 millones, será puesto bajo su directa supervisión política.
El nuevo esquema será una suerte de relanzamiento de la Anses, cuando ya transcurrieron siete meses desde la estatización de los ahorros de los trabajadores que manejaban las AFJP. El organigrama incluye dependencias y funciones que antes estaban en la Superintendencia de AFJP, que, desde aquella medida, perdió su razón de ser. La reorganización también pretende delimitar procedimientos en la asignación de los recursos. En los últimos meses se dieron créditos a diestro y siniestro, a instituciones y empresas, con criterios que no siempre estuvieron claros, dijeron las fuentes.
Por esta razón, la oposición también ha comenzado a obsesionarse con la Anses: pasado mañana, su director ejecutivo, Amado Boudou, deberá responder en el Congreso el interrogatorio en la Comisión Bicameral de Control. A la nueva estructura funcional de la Anses le faltan algunos detalles para estar completa. En su confección se puede leer una sigilosa puja interna por el control de los fondos asignados a un organismo que será crucial en los próximos meses.
La Dirección General, que seguirá a cargo de Boudou, estará asistida por tres subdirecciones. La de Administración del Fondo para la Garantía de Sustentabilidad (FGS), la de Administración y la de Prestaciones.
Al frente de la Administración del FGS estará el ex superintendente Sergio Chodos. Será el responsable de los casi $ 80.000 millones del fondo que se constituyó con los activos transferidos por las AFJP. Esa caja está integrada por activos de toda clase: títulos públicos, acciones, colocaciones bancarias a plazo fijo y, en medida bastante pequeña, efectivo (tal vez no más de $ 6000 millones).
Si bien dependerá de Boudou, Chodos observa una especial subordinación a Sergio Massa, jefe de Gabinete. Massa ejerce una influencia permanente en la Anses. Lógico: allí ocupó el despacho principal desde los tiempos de Eduardo Duhalde.
La otra subdirección es la de Administración donde estará al frente Benigno Vélez, que en el antiguo orden oficiaba como gerente de Finanzas. Este funcionario tendrá a cargo, por lo menos de manera provisional, el fondo de $ 20.000 millones que se armó en 2007, con la migración de afiliados de las AFJP al sistema de reparto.
Vélez es un académico que trabajó en otros tiempos con Massa, pero que tiene una relación de mucha confianza con Boudou. Según una versión insistente, fue gracias a Vélez como Boudou conoció a Massa y se integró al oficialismo. Como Boudou, Vélez proviene de Mar del Plata. La tercera subdirección es la de Prestaciones, encargada de los trámites jubilatorios, que seguiría con Daniel Reposo.
El corazón
El corazón de esta nueva Anses es el fondo que manejará Chodos. Su subdirección estará organizada en cuatro gerencias. La principal es la de Inversiones, que aplicará los recursos capturados del sistema de capitalización. El titular de esta oficina ya fue designado, pero su identidad se conserva bajo siete llaves, en Olivos, adonde reportará sus movimientos. Se sabe que se trata de un político y que será asesorado por un joven economista procedente del Banco Central: Juan Manuel Pichetto. Es hijo del rionegrino Miguel Pichetto, presidente del bloque de senadores nacionales del oficialismo.
Las decisiones de la Gerencia de Inversiones deberán ser ejecutadas por la de Operaciones. Allí, el jefe será Edgardo Podjarny, quien en la desaparecida Superintendencia cubría la Gerencia de Control Financiero y Mercado de Capitales. Podjarny es la mano derecha de Boudou en los asuntos financieros. En la Gerencia de Auditoría habría una continuidad con la de la Superintendencia y, por lo tanto, quedaría Graciela La Ruffa.
Si bien Chodos estará limitado por la Gerencia de Inversiones, tendrá en un puño la Gerencia de Enlace, ya que allí estará su amigo Javier Mutal: era subsecretario de Servicios Financieros cuando Chodos ocupaba la Secretaría de Finanzas de Economía.
Por debajo de esta organización transcurre la política. Ni Massa ni Boudou ni Chodos deberían regodearse con el dominio de esta gran caja en manos del Estado. De un modo u otro, ellos deberán referir sus movimientos al ministro de Planificación, Julio De Vido. Esta subordinación no se debe a razones administrativas, sino casi conceptuales. La Anses representa, entre demasiadas cosas, aquel fondo soberano de infraestructura con el que estuvo soñando Néstor Kirchner desde que llegó al poder y para cuya realización hasta imaginó, en los albores de 2008, apropiarse de unos US$ 15.000 millones de las reservas del Banco Central.
Este designio es el que pone a De Vido como una especie de padrino invisible de las ejecuciones de los jóvenes economistas que gerenciarán la Anses. Por eso hay que prestar especial atención a la identidad del todavía ignoto gerente de Inversiones y al excelente vínculo entre De Vido y el subdirector Vélez. También, a la enemistad De Vido-Massa, claro.
Los principales emprendimientos a los que se asignarán los recursos del FGS dependen del Ministerio de Planificación. Son el programa hídrico para grandes represas de Santa Cruz, el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento en la Capital Federal, el Sistema Vial Integrado, el Fonavi, o las centrales termoeléctricas de Campana y Timbúes, que colocaron en la Anses el 85% de su deuda, una concentración que desaconsejaría cualquier experto en finanzas.
De Vido puso a sus muchachos a competir entre sí tras la captura de los ahorros de los jubilados, como si se tratara de una carrera de embolsados. Así, el subsecretario de Coordinación, Roberto Baratta; el administrador de Infraestructura Ferroviaria, Juan Pablo Schiavi, o el director de Energía Razonable (sic) , Ezequiel García, pelean por ser los más veloces en la confección del fideicomiso que permita justificar la adquisición del dinero de la Anses. Algunos ya descubrieron, en una consultora económica del microcentro porteño, el fast-track para llegar a la meta.
Convertida en instrumento para financiar infraestructura, asistir a empresas, socorrer a provincias y cooperar con la Secretaría de Finanzas en el mercado de bonos, la Anses tiende a convertirse en una plataforma de altísimo perfil político. No en vano, su titular, Boudou, le encomendó al marplatense que administraba el futuro electoral de Domingo Cavallo en los años 90, Guillermo Seita, un plan para alcanzar la intendencia de Mar del Plata. O, por la vía contraria: tal vez la sombra que esta nueva mole administrativa proyectará sobre Economía esté llevando a su titular, el afligido Carlos Fernández, a dejar el cargo, en puntas de pie, mientras los argentinos van a elecciones.
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