Resignación por los impuestos y temor por la crisis política entre los industriales
La conferencia de la UIA estuvo marcada por la incertidumbre que generó el último fin de semana en Olivos
El emotivo discurso presidencial apenas había terminado. Mauricio Macri había agradecido a los empresarios -sobre todo a los industriales exportadores- por el aporte (las retenciones) y, como un pedido de respaldo directo, los había instado a que se sienten en su mesa a diagramar el presupuesto 2019. Fue entonces cuando Luis Pagani, presidente de Arcor, se dirigió de lejos a Claudio Cesario, presidente de la Asociación de Bancos de Argentina. "A ver cuándo les toca aportar a ustedes", chicaneó. Hernán Vázquez, presidente de Volkswagen Argentina, presenciaba la escena, tan preocupado por la situación política como por la baja de los reintegros y la suba de las retenciones para su sector.
El pulso de los empresarios reunidos ayer en la conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) estuvo marcado por la resignación económica por las medidas para la convergencia fiscal acelerada, pero principalmente por las dudas políticas alrededor de una pregunta muy puntual: ¿es Mauricio Macri un buen piloto de tormenta?
"Si me estoy quedando sin casa, no me voy a morir por vender el auto, aunque me molesta", graficó un relevante industrial para ejemplificar la sensación sobre el impacto de las retenciones para los exportadores industriales, afectados de maneras diferenciales de acuerdo con la estructura de costos en dólares por subsectores. Incluso, para muchos de los presentes ayer en Parque Norte, todavía seguían siendo situaciones más complejas las elevadas tasas de interés para frenar la corrida y la depresión del mercado interno, y su impacto en el consumo. Esa era la sensación, por ejemplo, entre los productores de calzado nacional o de electrónicos fueguinos.
Sin embargo, el radiopasillo del fin de semana sobre los cambios en el gabinete cayó como una bomba en el intento de regeneración de confianza, por lo menos entre los hombres de negocios. "Cambiaron para no cambiar y no sumaron gente que agregue apoyo político", dijo un industrial. "Veo mucha marcha y contramarcha, y eso genera incertidumbre. Veo un presidente frustrado haciendo algo en lo que no cree. Además, anunciaron un acuerdo que no estaba cerrado", cuestionó un vicepresidente de la UIA.
Algunos hombres del Gobierno dijeron que esos ruidos se amplificaron cuando el radicalismo pidió tres ministerios. Sin embargo otros miraban con optimismo que la centralización de las decisiones en menos manos -tras la salida de Gustavo Lopetegui y Mario Quintana como coordinadores- pueda mejorar la gestión. "Teníamos un esquema de coordinación para Noruega y somos la Argentina".
La crítica más dura para Macri llegó al final del encuentro. La realizó el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, en el discurso de cierre. "En el contexto actual, y a pesar de la presión tributaria y el no ajuste por inflación, todos los sectores exportadores debemos hacer un esfuerzo adicional para paliar los impactos de la coyuntura y mejorar las cuentas fiscales", dijo el director de Aceitera General Deheza (AGD) y agregó: "Pero lo urgente no puede obstaculizar lo importante. Entendemos las necesidades fiscales, aunque es nuestro deber señalar que el diseño del esquema transversal de retenciones desincentiva totalmente la agregación de valor y la generación de empleo de calidad. Tampoco toma en cuenta las realidades sectoriales ni las particularidades regionales".
Acevedo además pidió "sostener la cadena de pagos de las pequeñas empresas en un contexto de altas tasas de interés" y luchar contra la "superposición tributaria a nivel provincial y municipal en todo el país". Le reclamó al Presidente que estos temas deben ser abordados "sin dilación" y "a partir de reglas claras y previsibles, el insumo fundamental para generar certidumbre".
Macri se levantó de su silla y le dijo a Acevedo: "Señor presidente de la UIA tiene toda la razón". Luego pidió agallas, hombría y convicción, temple. "No hay lugar para timoratos", les dijo a los industriales, para "cruzar al otro lado", hacia el fin del déficit que se arrastra hace 70 años.
"No es menor que el Presidente haya venido a agradecer", dijo Daniel Funes de Rioja, cuando terminó el discurso y puso el foco en el "Estado elefantiásico" y el gasto. "El Presidente habló de una unidad general, de propuestas de futuro", señaló Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación América. "Falta un plan compartido. Esto es el producto de la aplicación de un torniquete porque el sistema juega contra el gradualismo", afirmó.
"Las retenciones se podían entender por el tipo de cambio. Pero el problema pasa por el financiamiento. Así es muy difícil ganar mercados en el exterior y es más fácil perderlos", afirmó Miguel Ángel Rodríguez, presidente de Sinteplast. "Necesitamos que esto se estabilice. Las medidas no me gustan. Las acepto porque no veo otra alternativa y porque si viene otra tendencia política es probable que los dólares salgan corriendo más rápido", agregó el industrial.
"A nadie le gustan, pero en este contexto tienen todo el sentido del mundo. Hay un tipo de cambio muy favorable y nosotros ya estamos reforzando planes de crecimiento", indicó, en tanto, Sergio Kaufman, presidente de Accenture.
"Esperamos que esto sea temporario, porque algunas empresas tienen costos en dólares", afirmó Martín Rapallini, presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba). "Hay un dólar alto, que será circunstancial. Estamos en una situación de crisis", graficó el industrial.
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