Reuniones reservadas y visitas inesperadas: a dónde van los opositores para negociar con el Gobierno
Las oficinas del primer piso de la Casa Rosada, que hasta hace poco ocupaban los macristas Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, son el escenario de un ir y venir constante, reuniones reservadas, llamados insólitos y presencias sorprendentes.
Intendentes macristas del conurbano, dirigentes radicales con o sin cargo, gobernadores de distinto signo y color llegan a esos despachos en busca de ayuda concreta, una escalera para contactarse con el presidente Alberto Fernández, o cuando menos un oído que los escuche.
El jefe de asesores del Presidente, el dirigente peronista Juan Manuel Olmos, y su segundo, el joven Julián Leunda, son los encargados de esta política de "puertas abiertas" que Fernández avala y que tiene una sola palabra como declarado objetivo: "gobernabilidad" para la gestión que recién comienza, de cara al presente y también al futuro político de la fuerza que encabeza el Presidente.
El intendente macrista de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, llegó a esas oficinas el lunes, mientras el Presidente encabezaba el saludo de Navidad a los empleados de la Casa Rosada, en el Patio de las Palmeras. "Lo recibimos por pedido del Presidente. Vino por dos o tres obras importantes, que el gobierno anterior le frenó cuando decidió ir con boleta corta", aseguran desde un importante despacho al tanto de la conversación. "Somos gente de diálogo. Y hay una agenda de temas de gestión en marcha que esperamos continuar", confirman cerca del intendente, quien luego de su derrota en las PASO se independizó de la boleta macrista y protagonizó una remontada que le permitió retener el poder en ese municipio del oeste bonaerense.
Valenzuela no es, por cierto, el único opositor que conversó en los últimos días con Olmos y o Leunda. Los gobernadores de Cambiemos (los tres radicales y Horacio Rodríguez Larreta) mantienen lazos con Olmos, un peronista porteño con extensa trayectoria y una amplia agenda de contactos en la oposición dialoguista. Ricardo Alfonsín fue otro de los que habló con él en los últimos días ("tienen una relación desde antes de Fernández por amigos en común", explicaron cerca del dirigente radical), y nunca se cortó el contacto con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. También llaman seguido los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz, y Neuquén, Omar Gutiérrez, y dirigentes que responden a Emilio Monzó, como el hoy diputado nacional Sebastián de Luca. "Son amigos que conocemos desde hace décadas", conceden cerca del ahora ex titular de la Cámara de Diputados.
Lejos de la grieta
Las reservadas gestiones con otros radicales alejados de la "grieta", como los cordobeses Ramón y Diego Mestre, dieron resultado en la crucial votación de la ley de Emergencia, hace diez días. "Tengo la convicción como radical de que debemos dar quórum para la integración y jura de los diputados", escribió la diputada radical cordobesa Soledad Carrizo, de las primeras en hacer pública su voluntad de colaborar con el Poder Ejecutivo en momentos de tensión y debate entre oficialismo y oposición. Una iniciativa "valorada" en los despachos oficiales en tiempos de leyes "ingratas" y anuncios de recortes.
La acción de Olmos y Leunda -que se complementan además con las reuniones organizadas por el subsecretario general de la Presidencia, Miguel Cuberos, y las del ministro del Interior, Eduardo de Pedro- tiene como meta "ayudar a que a Alberto le vaya bien, darle la mayor base de sustentabilidad posible y conseguirle interlocutores del otro lado", según contaron a LA NACION desde un despacho cercano al del primer mandatario, en el que niegan que la estrategia última sea "cooptar" una parte de la oposición de Juntos por el Cambio y así reducir su influencia en los meses que vienen.
Sus anhelos se complementan con la necesidad de hacer "oposición responsable" proclamada por larretistas, monzonistas y gobernadores radicales con diarias necesidades de fondos en momentos de crisis.
Entre tanto llamado y encuentro surgen los "celos" de algún despechado hoy caído en desgracia. Según inobjetables fuentes radicales, un viejo compañero de ruta de Olmos, el empresario, dirigente de la UCR y ahora ex presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, se queja en privado de que el peronista porteño "sobreactúa" en los últimos su distancia con él y su grupo de pertenencia, a fin de no despertar suspicacias ni generar cortocircuitos en el albertismo ortodoxo. El Presidente, mientras tanto, apuesta al diálogo con los opositores como reaseguro en el inicio de su gestión.
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