Reutemann, operado en Estados Unidos
Poco después de las 16.30 de ayer, el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, ingresó en el quirófano con flujo laminar de partículas reducidas (que garantiza una asepsia total) del Hospital For Special Surgery, de Nueva York, con la esperanza de dejar atrás un año y medio de padecimientos.
Bajo las jóvenes pero experimentadas manos del cirujano rosarino Federico Girardi, de 33 años, que desde hace 8 trabaja en ese centro super- especializado en cirugías ortopédicas, y de su colega norteamericano Frank Camisan, el ex piloto de Fórmula 1 fue sometido durante casi tres horas a una operación de dos etapas para aliviar el dolor causado por una lesión entre la tercera y la cuarta vértebra cervical. Como en esa zona se produce el pasaje del impulso nervioso que inerva, entre otros, al músculo trapecio (ver infografía), la lesión causa un agudo dolor en el hombro e impide algunos movimientos.
Autos y candidatos
Contra lo que se dijo, el problema de Reutemann no fue a consecuencia (al menos, directa) de su actividad en el mundo del automovilismo. Si bien tuvo varios traumatismos importantes, el incidente que más lo perjudicó pertenece a su etapa política.
Fue a mediados de 1999, cuando golpeó su cabeza contra un hierro del vehículo en el que acompañaba a Eduardo Duhalde, en tiempos en que el ex gobernador bonaerense soñaba con el sillón de Rivadavia.
"El paciente eligió la cirugía para aliviar el dolor -afirmó desde Nueva York el doctor Girardi a La Nación -. Reutemann no tiene compromiso medular, es decir: no estaba perdiendo fuerza en las piernas ni tenía problemas motores. La idea ha sido eliminar sus padecimientos. La semana pasada aplicamos un analgésico en el nervio cervical, a la altura de la lesión, y los síntomas se calmaron. Eso reforzó la idea de que la cirugía podía ayudar."
En la Argentina, Lole había tenido poca suerte con los métodos diagnósticos. Sólo en un viaje reciente al establecimiento donde fue operado, y empleando un método ya conocido, la mielografía (una radiografía aplicando sustancia de contraste, en este caso a nivel de la médula cervical) en combinación con una tomografía computada, pudo establecerse con certeza cuál era su lesión.
Si bien podría haberse intervenido en nuestro país, todo indica que Reutemann quiso garantizarse la más probada infraestructura y, sobre todo, probada experiencia. Es que además del riesgo que implica toda anestesia, manipular la médula espinal es una misión de arte mayor, donde cualquier milímetro en falso puede cambiar dramáticamente el curso de los planes.
El posoperatorio incluirá dos o tres días de internación, la utilización de cuellos ortopédicos durante dos semanas y rehabilitación dentro de un mes y medio. Pero luego podrá realizar una vida normal.
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