Rico acusó a la Alianza y a la prensa
El funcionario denunció una "tremenda" operación para alejarlo del cargo; Ruckauf habló con Solá; definiciones postergadas.
LA PLATA.- Preocupado por el "excesivo voltaje" que adquirió la crisis desatada en su gobierno por el ministro de Seguridad, Aldo Rico, el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf volvió a comunicarse ayer con su vicegobernador, Felipe Solá, para reiterarle que la cuestión se resolverá el sábado próximo, tras su regreso del viaje que, desde el miércoles de la semana última, lo tiene en el exterior.
Rico, en tanto, puso su cargo a disposición del gobernador durante un encendido discurso pronunciado en las escalinatas del edificio del ministerio que conduce y acusó a la Alianza y a la prensa en general de impulsar -dijo- una "tremenda" operación para que se lo removiera del cargo.
Ruckauf, que además habló con al menos otros dos ministros de su gabinete -ninguno de ellos fue Rico-, permanece en algún lugar no revelado de los Estados Unidos, tras haber participado de la reunión anual de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Tras cuatro días en los que la renuncia de Rico "era cuestión de horas", según dejaron trascender reiteradamente operadores del gobernador, ayer la proa del conflicto pareció encaminarse hacia otras aguas.
Solá, que dialogó con La Nación en su despacho de la presidencia del Senado de la provincia, intentó demostrar que, en su calidad de gobernador interino, lleva firme el timón del distrito.
"No se puede hablar de vacío de poder porque durante cuatro días no haya declaraciones del gobernador", sostuvo.
El titular interino del Poder Ejecutivo, además, fustigó a quienes lo acusaron de no querer resolver la situación planteada sobre el ex militar carapintada y buscó colocar los términos de la disputa en alguna opción centrada.
"No me temblaría la mano para remover a algún ministro que cometiera un delito. Haría renunciar a cualquier secretario de Estado que, desde su función, representara una amenaza para los bonaerenses", dijo. A renglón seguido, se preguntó: "¿Es ese el caso de Rico? No. Por lo tanto, estamos ante un inconveniente de tipo político y quien debe resolverlo es el gobernador".
El día de ayer, probablemente, quedará en la memoria como uno de los más ásperos y confusos en los últimos tiempos. La pelea política en esta provincia comenzó temprano, con una arenga del ministro de Seguridad.
A las 9, frente a la plaza Rivadavia, con el fondo de la ex jefatura de policía, Rico se dirigió a una numerosa formación de servidores públicos.
El ex jefe carapintada fijó la mira sobre sus adversarios: la Alianza y el periodismo. Además, supo tranquilizar al jefe ausente: en la línea de Perogrullo, le dijo a Ruckauf que no se opondría a su remoción del cargo.
Como si sus equívocos con Carlos "El Indio" Castillo y su "mojada de oreja" a los jueces en lo penal no hubieran sido suficiente fuego en ausencia del gobernador, Rico abonó la hoguera.
Con un lenguaje tal vez anacrónico, Rico, enardecido, habló de una "tremenda operación de prensa" que, no obstante su poder ofensivo, "ni siquiera nos produce palpitaciones", aseguró.
En un tramo, acotó su mensaje al peronismo bonaerense: "¿Presiones de quién?", se preguntó. "¿Las de Moreau, las del diputado Mosquera, de la diputada Podestá, las presiones de la corporación de prensa?", siguió.
Y, con singular sentido verborrágico, se respondió: "Aldo Rico es un ministro peronista, de un gobernador peronista, del gobierno peronista de la provincia, legitimado el 24 de octubre del año pasado".
Finalmente, destacó que no era de arrear; que no podían arrearlo, "ni la Alianza hipócrita, ni la claque mentirosa que la sirve... Aldo Rico ni pide ni da cuartel", dijo, y después pronosticó: "En el 2003 recuperaremos con la victoria del peronismo la presidencia de la República".
Tambor batiente
La oposición, como era lógico suponer, le retrucó con el pedido de renuncia.
Mil rumores se cruzaron en la jornada que recalentaron los receptores de fax, correo electrónico y los teléfonos de los medios periodísticos: más o menos, que Rico se iba al regreso de Ruckauf al país; que Ruckauf iba a confirmar a su belicoso ministro; que Felipe Solá había dicho que el caso no daba para más y, también, que el ministro de Gobierno, Raúl Othacehé, había transmitido a Rico un mensaje de ratificación de confianza de parte del gobernador.
Tal fue el cruce de nombres y de opiniones, de versiones y de desmentidas, que muchos creyeron ver una suerte de conjura desinformativa.
Pero los más regresaron al plano de lo real: Rico -fue la conclusión- es así y, como en la fábula de la rana y el escorpión, no puede modificar su esencia.
Contra la artillería pesada del ministro se descargó una réplica contundente: "Rico, ni un minuto más", se leía en el encabezamiento de una declaración del diputado del Frepaso Guillermo Oliver.
Al sumarse a esa protesta, el titular del bloque de senadores provinciales del mismo grupo, Eduardo Sigal, dijo: "Ruckauf no puede seguir asistiendo pasivamente a las rebeliones antidemocráticas de Rico".
La diputada Graciela Podestá (mencionada en la arenga matutina del ministro) respondió con una denuncia penal. Quiere que se investigue si Duhalde sobornó a Rico para conseguir su adhesión en la Convención Constituyente de 1994, que le habilitó el plebiscito con el que pudo presentarse a su reelección.
Por su parte, el diputado radical Mario Espada se preguntó: "¿A quién obedece la fuerza policial en la provincia?" La duda de Espada es si la lealtad de los 47.000 hombres que integran la fuerza está con el ministro en crisis, con Felipe Solá, a cargo de la gobernación, o con el gobernador Ruckauf.
En un tiro al pecho del oficialismo, el diputado radical Marcelo Elías, aseguró que "si Rico no se va, habrá que hacer de cuenta que la foto (del oficial falsamente sindicado como El Indio Castillo al lado del Presidente), la mostró Ruckauf".
El titular de la bancada radical en el Senado, Carlos Pérez Gresia, opinó: "No podemos seguir en este estado de indefinición", e instó al gobernador a "tomar una decisión ya mismo".
El senador nacional Leopoldo Moreau dijo: "Un exabrupto más de Rico", y Nilda Garré (Frepaso) comparó al ministro con "el zorro que cambia de pelo, pero no de mañas".
Lector de entrelíneas, el diputado Miguel Bazze (UCR) aseguró que todo el estallido se debió a que "Rico quiere negociar su renuncia".
Hoy, más que nunca, todas las respuestas están en una mano: la de Ruckauf.
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