Entrevista de LA NACION con el nuevo presidente de la UCR. Rozas quiere un oficialismo "sin vendas en los ojos"
Con un discurso más moderado, quiere replantear la relación con el Gobierno
"Ser progresista es decir cómo se resuelven las cosas salvando la dignidad de la gente, no es limitarse a hacer brillantes diagnósticos sobre la brutal crisis que vivimos. En este país lo único que se ofrece es un coro de lamentos. Todas las mañanas, por los medios, lo único que hacen los dirigentes es quejarse. No hay uno que ofrezca alternativas superadoras."
Angel Rozas es ahora más cauteloso. Después del traspié que tuvo antes de los comicios de octubre, cuando dijo que la crisis había superado a Fernando de la Rúa, el gobernador del Chaco y flamante jefe del comité nacional medita sus respuestas y elige cuidadosamente las palabras.
Sólo minutos después de haber sucedido a Raúl Alfonsín en la conducción de la UCR, Rozas comenzó a insistir en lo que, parece, será el eje central de los dos años que dura su gestión: aceptar que la UCR es el partido oficialista.
"Somos el partido del Gobierno. Nuestro compromiso no es lavarnos las manos, sino discutir con el Gobierno, golpear puertas, reunirnos, torcer y cambiar lo que esté mal. Si el Gobierno toma una medida impopular, no es suficiente decir que estamos en contra. Hay que trabajar para ofrecer una alternativa superadora para que la medida impopular no lo sea", define durante una entrevista con LA NACION.
-¿Plantea casi un gobierno paralelo desde el comité?
-¡No!, una base de sustentación política, una usina que ofrece cosas al Gobierno. Por ejemplo, veremos cómo se resuelve el tema del incentivo docente. Esto aún no lo hablamos oficialmente con el Gobierno, son comentarios periodísticos, pero si fuera cierto que se dispone que no exista más el incentivo docente porque no alcanza el dinero, ¿cuál debe ser nuestra actitud? ¿Ponernos del lado de los docentes y decir "qué mal está la medida"? No es suficiente. Debemos buscar una medida para superar lo que propone el Gobierno.
Rozas se toma algunos minutos para "dejar en claro" que "el que tiene que gobernar es De la Rúa. No vamos a sustituir el poder otorgado por la gente. Una cosa es el Gobierno y otra el partido, pero ser la fuerza del Gobierno no significa someternos a cuanta cosa hagan. Hablo de asumir nuestro papel de oficialistas sin vendas en los ojos".
-¿Qué es asumir que la UCR es el partido del Gobierno?
-Resolver la crisis, ayudar poniendo la cara, no desligándonos frente al compromiso moral que asumimos en la campaña electoral.
-¿Cree que hasta ahora el radicalismo no tuvo esa postura?
-No, no puedo negar el esfuerzo extraordinario de Alfonsín, me consta porque he estado al lado de él. Trato de interpretar la psicología del hombre radical y entonces me doy cuenta de que cuando las cosas no andan bien tendemos rápidamente a tratar de desligarnos diciendo: "Bueno, aunque este gobierno es de la Alianza, soy un hombre crítico. Los radicales creemos que con esta explicación nos alcanza frente a la sociedad".
Por ahora la Casa del Chaco sigue siendo el búnker de Rozas. El presidente del comité nacional no tendrá un día fijo para sus visitas a Buenos Aires. Explica que "por razones de gobierno" debe viajar a la Capital al menos una vez por semana, de modo que alternará sus dos obligaciones aunque, destaca, nunca dejará de cumplir con su "primera responsabilidad, que es la de gobernar el Chaco".
Quienes se oponían a su candidatura como jefe radical, señalaban como una gran desventaja el hecho de que fuera gobernador. "No tendrá libertad para criticar al Gobierno si al mismo tiempo tiene que pedir auxilio económico para su provincia", repetían desde los sectores opositores de la UCR.
Cuando se lo consulta al respecto, Rozas recuerda su experiencia con el menemismo.
"Goberné durante cuatro años mientras Menem fue presidente. Jamás acompañé una medida a cambio de un beneficio. Algunas veces estuve de acuerdo con anuncios nacionales y los apoyé, y otras miles estuve en contra y lo dije con toda mi energía. Con De la Rúa, a pesar de ser de mi signo partidario, nunca cambié mi voto ni mi acompañamiento por nada y, por lo tanto, tengo tranquilidad de conciencia y seguiré actuando igual."
Asegura que en el partido habrá "un gran cambio" a partir de la salida de Alfonsín. "Su fuerte liderazgo hará que seamos una conducción absolutamente diferente, muy horizontal, con más debates", explica.
-¿Cree que tiene más posibilidades de ser candidato presidencial en 2003 si a este Gobierno le va bien o si De la Rúa fracasa?
-Tengo ambiciones presidenciales, quiero ser alguna vez presidente de los argentinos. Quiero, como todos, que a este país y a De la Rúa les vaya muy bien. Trabajo en consecuencia. Si porque le va bien al país, De la Rúa tiene que ser nuevamente candidato y yo, postergar mis ambiciones; podría jurar por lo más que quiero que sería el primero en salir a apoyar la reelección.
Tengo una profunda vocación de poder y por lo tanto apoyaré a quien nos garantice la victoria. Que nadie crea que desde el comité nacional llegaremos en 2003 a pretender pedir el acompañamiento de la gente para hacer una elección honorable, de ninguna manera, trabajaremos para ganar las elecciones y recuperar la mística ganadora de la UCR y de la Alianza.
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