Ruckauf y Solá respaldaron a Rico
El gobernador dijo a La Nación en los Estados Unidos que no hará mayores comentarios sobre el episodio; el radicalismo bonaerense, con Moreau a la cabeza, exigió la renuncia del ministro.
LA PLATA.- El gobernador bonaerense Carlos Ruckauf y el vicegobernador Felipe Solá respaldaron, aunque de manera tibia, al ministro de Seguridad de la provincia, Aldo Rico, luego de que el gobierno nacional catalogara de "falsa" la foto que exhibió el funcionario en la que el detenido Carlos "El Indio" Castillo, un ex carapintada, aparece como uno de los custodios del presidente Fernando de la Rúa.
El gobernador dialogó anoche con La Nación en Nueva York y respondió con un reiterado "sin comentarios" una serie de preguntas:
-¿La permanencia de Rico en el cargo está asegurada?
-El puesto de Rico, como el de todos los ministros, está vinculado con su gestión y hasta el momento, la gestión es buena.
-¿Puede cambiar la evaluación después de este episodio?
-Sin comentarios.
-¿Sabía usted de la existencia de la foto?
-No.
-¿Habló con Rico a raíz de este episodio?
-No hablé con él, ni tampoco recibí una comunicación del presidente Fernando de la Rúa; concluyó el titular del Ejecutivo.
Solá, en tanto, pidió "pruebas" para dirimir la cuestión, pero dejó la sensación de estar dispuesto a pedir la renuncia del ex militar carapintada, en caso de comprobarse que no sea veraz la fotografía.
"Por el momento estamos uno a uno", dijo Solá. El teórico empate, a juicio del vicegobernador, está enmarcado por la denuncia de Rico y la desmentida del gobierno nacional.
El lunes último, al concluir una conferencia de prensa en la que se ofrecieron detalles del crimen y posterior descuartizamiento de una mujer, Rico mostró la fotografía y la nota gráfica en la que el supuesto Castillo acompañaba al presidente de la Nación durante una visita a la AFIP, el 24 de febrero último.
Anteayer, por medio de un comunicado, el Gobierno describió al hombre que aparece cerca del Presidente como el oficial principal de la Policía Federal Carlos Alberto Beraldi, que prestó servicios como custodio del jefe del Estado hasta el 18 del actual y que ahora tiene destino en la comisaría 38a. de la Capital Federal.
"Si el señor que aparece en la foto es el oficial Beraldi, que lo demuestren. Que aparezca él, que certifique que estuvo junto al Presidente, que presente algún testigo", pidió Solá.
En favor del ministro aseveró que "si la versión de Rico es cierta, estamos ante un hecho grave, pues tendríamos que hablar de la presencia de un delincuente muy cerca del presidente de la Nación". Luego recordó el caso del ex agente de inteligencia Raúl Guglielminetti, quien fue fotografiado al lado del ex presidente Raúl Alfonsín.
"Si no es Castillo el de la foto, Rico se mandó una chirinada poco seria, tendrá que pedir disculpas públicamente y después yo voy a ser durísimo con él", expresó Solá.
"Si las pruebas en contrario no aparecen, entonces voy a pensar que dice la verdad", agregó.
La rápida salida del vicegobernador, en realidad, intentó calmar las aguas que durante gran parte de la jornada corrieron encrespadas.
Renuncia
Leopoldo Moreau, presidente del Comité Provincia de la Unión Cívica Radical, no dudó en pedir la "inmediata" renuncia de Rico, avalado por su correligionario Francisco Ferro, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, y por el frepasista Alejandro Mosquera.
Voceros del ministro dijeron estar dispuestos a redoblar la apuesta.
"Si los radicales quieren guerra, estamos dispuestos a darla", definió un operador de Rico. Casi en tono de amenaza, recordó las supuestas relaciones del ex ministro alfonsinista Enrique Nosiglia con la SIDE.
Los radicales no se quedaron atrás. "Esta manipulación de Rico revela su más absoluta irresponsabilidad", dijo Moreau.
"No tengo motivos para dudar del presidente de la Nación y en cambio sí tengo muchos para hacerlo de Rico", sostuvo Ferro.
"Una gran mentira con la que intenta desvincularse de su amigo Castillo", sentenció Mosquera.
En el gobierno provincial, en tanto, todos los ministros se mantuvieron prescindentes de la batalla. Algunos funcionarios, se dijo, compartieron un informe reservado de la SIDE con los antecedentes de la relación Rico-Castillo y nada más.
El silencio de radio, tal vez, tenga una explicación política. "Este es un enfrentamiento con historia. Todos saben que, desde la Semana Santa de 1987, carapintadas y radicales son enemigos irreconciliables", definió un veraz operador.
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