Santa Cruz prolongó la despedida
La presión de la gente que quería homenajear a Kirchner obligó a improvisar otro velatorio en el cementerio de Río Gallegos
lanacionarRIO GALLEGOS.- Y finalmente, aquí lo siguieron velando. El desborde de la militancia y los vecinos que querían despedir a su hombre más famoso obligó al cambio de planes.
Rudy Ulloa Igor, el principal operador de Néstor Kirchner en esta ciudad, su ex chofer y mano derecha, fue quien le hizo el especial pedido a la Presidenta: "Cristina, hay que descomprimir la presión de la gente". Ella aceptó enseguida y siguió hasta las 22.30 en la capilla del cementerio municipal frente al cuerpo de su marido, con centenares de vecinos pasando a su alrededor en una ceremonia bajo el frío y el viento.
La crónica del sepelio terminó después de lo previsto, cuando la jefa del Estado depositó el cajón con los restos del ex presidente en la bóveda familiar.
Eran las 20.10 cuando el féretro llegó finalmente hasta el cementerio después de una recorrida de más de tres horas entre miles de militantes que querían darle el último adiós a Kirchner.
Entera. Así se la vio ayer a la Presidenta, sin derramar una lágrima. En la corta ceremonia en la capilla, ubicada en la entrada principal, la jefa del Estado, de la mano de su hija Florencia, de un lado, y de Máximo, del otro, escuchaba con atención las palabras de los tres sacerdotes que ayer le dieron el responso al ex presidente.
Cristina Kirchner decidió que no permitiría imágenes de esos momentos finales. Y ni las cámaras presidenciales hicieron tomas de los íntimos y conmovedores momentos. Testigos que ayer participaron de la ceremonia, que duró unos 20 minutos, contaron a LA NACION que la Presidenta no lloró. Aferrada a sus hijos, agregaba frases en voz baja en recuerdo de su marido cuando los tres padres que lo despidieron contaban anécdotas del ex presidente.
El venezolano Hugo Chávez fue un testigo privilegiado de la ceremonia y el clamor popular, y acompañó a la caravana en una camioneta detrás del auto presidencial.
Anoche, Cristina lo despidió desde el aeropuerto, recorrió su avión junto a él durante diez minutos y lo abrazó en las escalinatas desde donde volvió enseguida al cementerio para pasar con su ciudad adoptiva los últimos minutos.
Diputados, dirigentes políticos y funcionarios debieron esperar afuera de la pequeña capilla. Con lugar para unas 70 personas, había desbordado de asistencia y la ceremonia que se preveía íntima y para unos pocos colapsó.
María Ostoic, la mamá de Kirchner, estuvo desde temprano en la pequeña parroquia junto con otra de sus hijas, María Cristina, la menos famosa de los Kirchner, que la acompañó hasta la llegada del cuerpo del ex presidente.
Allí también estuvo el ministro de Planificación, Julio De Vido, que recién salió cerca de las 20 preparado para cargar el cajón junto con Rudy Ulloa y el ex gobernador santacruceño Carlos Sancho. Pero no pudieron. La multitud se abalanzó sobre el auto que lo trasladaba. El cajón nunca pudo salir.
Sin espacio
La Presidenta, que venía detrás, pedía a los vecinos espacio. Algunas veces se la vio con medio cuerpo afuera, colgada de la ventanilla del auto en el que recorría las calles, para pedir paciencia y tranquilidad. Atrás, con la cara roja del llanto, Florencia saludaba como podía, del lado izquierdo, mientras Máximo se enojaba, gritaba y hasta ayudaba, desde el otro lado, a separar del auto a los militantes.
Habló el padre Juan Carlos, santacruceño y mano derecha de Alicia Kirchner, y el párroco local, Sergio Soto. Otra vez, fue el sacerdote de El Calafate, Carlos Lito Alvarez, el que dio la despedida final. Era el mismo que había contenido a la Presidenta, en las horas cruciales, el día de la muerte de su esposo. Y el mismo que estará con ella en las horas que pase Cristina Kirchner en el Sur.
HORAS DE TRISTEZA
Maradona cumple 50, sin ánimo de festejos
Todavía apesadumbrado por la muerte de Néstor Kirchner, Diego Maradona decidió no hacer festejos altisonantes cuando mañana cumpla 50 años, según contaron personas de su entorno. Se reunirá con sus íntimos en su casa de Ezeiza, añadieron. Maradona había forjado en los últimos tiempos una relación cercana con el ex presidente, que le dio su apoyo para entrenar a la selección. Anteayer, fue una de las primeras figuras que entraron a la capilla ardiente en la Casa Rosada y pasó un rato largo al lado de la Presidenta.
Alberto Fernández pide "no estar a las patadas"
Alberto Fernández fue uno de los grandes amigos de Kirchner en la política, su confidente y mano derecha en la gestión durante toda su presidencia. Pese al distanciamiento de los últimos años, el ex jefe de Gabinete fue cálido y elogioso en la despedida, al igual que fue tajante a la hora de marcar qué rumbo debería seguir el oficialismo: "Está bien la idea de profundizar el modelo, pero no a las patadas". Y añadió: "Es una buena oportunidad para que el Gobierno entienda que estamos en una sociedad muy atomizada".
Ofrendas celestes y blancas... por Racing
A lo largo de la caravana y durante el velatorio, la gente que fue a despedir a Kirchner dejó cientos de ofrendas de todos los colores, pero sobre todo celestes y blancas. Tanto por la Argentina como por Racing, su gran pasión. Hubo banderas, banderines, fotos y carteles con inscripciones del club de sus amores.
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