Sin apoyo nacional, Maza dejó el poder
Abandonó su despacho al constatar que no habría intervención federal; Beder Herrera asumió y prometió controlar la crisis
lanacionarLA RIOJA.- Las campanas de la Iglesia Catedral ya habían dado las 12, la lluvia era intensa, los palos y piedras de los manifestantes que hicieron el "aguante" a Angel Maza volaban por doquier y la policía no ahorraba balas de goma ni gases para dispersarlos.
En medio de ese caos, luego de casi 24 horas de permanecer atrincherado en su despacho de la Casa de las Tejas, el suspendido gobernador de la provincia salió por la puerta principal, cubierto por custodios, policías y simpatizantes. Muchos de ellos descargaban sus iras contra la prensa.
De esa manera, Angel Maza dejaba atrás, y por ahora, casi 12 años de ejercicio ininterrumpido del poder riojano. La intervención federal que había rogado al presidente Néstor Kirchner nunca llegó y tuvo que soportar su peor pesadilla: la entrada en el despacho principal de la Casa de Gobierno de su archienemigo y vicegobernador Luis Beder Herrera.
La tensión no fue menor que la vivida el fatídico martes 13 en el que la Legislatura dispuso la suspensión preventiva del gobernador como parte del juicio político abierto en su contra.
En los primeros minutos de ayer, el vicegobernador a cargo de la gobernación recibió la protocolización de su nuevo cargo. "No dormí en toda la noche", reconoció Beder Herrera cuando caminaba como titular del Ejecutivo por los pasillos de una Casa de Gobierno que había sido devastada por los seguidores de Maza.
No había tiempo para el sueño. La noche fue pura tensión: Angel Maza no abandonaba su lugar y rechazaba, por "cuestiones formales", la orden de desalojo emitida por el juez de instrucción Miguel Morales.
"Nuestra intención ahora es evitar enfrentamientos entre nosotros -los policías- y la gente, que al fin y al cabo no tiene nada que ver", decía en pleno caos el designado jefe de la policía, comisario Luis Angulo.
Mientras ganaba tiempo con nuevas apelaciones judiciales, el macismo intentaba juntar mayor cantidad de gente frente a la Casa de Gobierno. No tuvo mucho éxito. El asueto administrativo, el miedo a los desmanes de la noche anterior y la realidad de que nadie sabía quién era su jefe inmediato en la oficina cortaron los deseos del oficialismo en retirada. Para colmo, llovía.
Sobre Angel Maza ya pesaba también una denuncia del Ministerio Público Fiscal: "Continuación arbitraria en el ejercicio del cargo", que también motorizó la orden de desalojo.
Como un rey
Media mañana. Todos corren del ingreso principal de la Casa de Gobierno hacia una cochera ubicada en los fondos. Los autos oficiales y particulares del gobernador suspendido están allí. "Esto parece la escena del helicóptero", dice un seguidor de Maza con la cara triste, al recordar la manera en que Fernando de la Rúa abandonó la Presidencia en 2001.
El propio Beder Herrera denuncia por radio que se han llevado mobiliario y computadoras. La prensa ignora si Maza está dentro o fuera del palacio. Para dar algo de "certidumbre", sale a hablar con los medios el ministro de Gobierno macista, Osvaldo Cura. Dice que el mandatario está en funciones, que aguardan novedades de Buenos Aires y sorprende con una frase: "El doctor Maza no va a abdicar".
Las versiones sobre toma de municipios en el interior de la provincia crecen, así como eventuales conflictos sociales.
Minutos después de las 12, a unos 100 metros de la Casa de Gobierno llega la comisión policial encabezada por el ministro de Gobierno designado por Beder Herrera, Lázaro Fonzalida, para pedirle a Maza que desalojara voluntariamente su despacho. Los adeptos al gobernador resisten: llueven palos y piedras sobre los efectivos de la guardia de infantería que intentan liberar el ingreso de Angulo y Fonzalida.
De inmediato, comienza una severa represión policial, con balas de goma y gases lacrimógenos.
Mientras Fonzalida sube, Maza baja. Lo hacen por lugares distintos. El mandatario suspendido evita así cualquier pedido de retiro. Desciende por la puerta principal, custodiado por decenas de policías, custodios y manifestantes, justo en medio de los incidentes, que terminaron con cinco heridos leves. Todo es desorden.
Maza camina rodeado durante más de dos cuadras, hacia la sede del Partido Justicialista, que él preside. Mientras tanto, la policía provincial despeja toda la plaza...
Al final, el ministro que iba a comunicarle que abandonara la sede del Ejecutivo sólo encontró a dos fieles colaboradores de Maza: el ex ministro de Desarrollo Jorge Bengolea y el ex titular del Ente de Control de las Privatizaciones Miguel Asís.
Concluido el desalojo, llegó, triunfal, Beder Herrera. "La cordura ha llegado", declaró, rodeado de seguidores que lo vivaban.
En el PJ, un Maza cansado dialogó con la prensa. "Todo está armado." Se mostró acongojado: "Hoy tendríamos que estar solucionando los problemas de los policías jubilados". No habló más y salió. "¿Y la intervención, para cuándo?", se preguntó en la calle, bastante desalentado, uno de sus fieles seguidores.
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