La crisis económica: vuelven con timidez los plazos fijos a 7 días. Tasas muy variadas en el regreso de los miniplazos
Sólo los piden las empresas que manejan mucha caja en efectivo
Con timidez, los bancos al fin se animaron ayer y comenzaron a ofrecer a los ahorristas tasas de entre el 5 y el 15% anual por depósitos en pesos y de entre el 4 y el 10% por colocaciones en dólares, según pudo comprobar LA NACION tras un relevamiento.
La fuerte disparidad existente entre las tasas se explica por las diferentes estrategias que se han fijado las entidades financieras y la mayor o menor necesidad que cada uno tenga de hacerse de fondos nuevos. Pero también se fundamentan en el elevado grado de incertidumbre con el que busca restablecerse un tipo de operación prohibida por la autoridad monetaria desde 1992, cuando se estableció que el plazo mínimo para una imposición de este tipo sería de 30 días.
Claro que no es fácil encontrar adherentes para esta oferta. Ocurre que al lógico y comprensible recelo que embarga a los ahorristas que fueron acorralados se suma la prevención con que los bancos comenzaron a ofrecer el producto que se intenta resucitar: de hecho, aún ninguna entidad lo publicita en pizarras.
El especial cuidado que en algunas entidades mantienen al respecto tiene que ver con el temor que les genera la reacción que pudieran tener ahorristas que siguen operando con los bancos y mantienen sus depósitos inmovilizados por las restricciones vigentes sobre el stock de colocaciones.
"Por ahora sólo estamos dando tasas estimativas a los clientes del banco que preguntan, pero nada más", comentaron ayer en el Banco Río, donde ofrecían el 15% anual para depósitos en pesos de empresas y unos puntos menos a los pocos individuos que se acercaron para consultar al respecto.
El precio que ofreció por los nuevos depósitos el banco ayer se ubica en línea con la pauta inflacionaria que espera el Gobierno, según consta en el proyecto de presupuesto remitido al Congreso y pendiente aún de aprobación. Pero muchas otras entidades no dudaban en ofrecer tasas que, teniendo en cuenta esta expectativa, se revelan en principio como negativas. Tal es el caso del Banco Francés, que ayer proponía a los interesados en esta opción una tasa módica: del 5% anual para las colocaciones en pesos.
En otro banco extranjero de origen norteamericano la tasa anual ofrecida para depósitos minoristas de cortísimo plazo no supera el 6% anual y sólo se estiraba al 8 o 9% para operaciones mayoristas. El resultado es un regreso a las tasas reales negativas, moneda corriente en la década del 80.
Los banqueros justifican la disparidad de tasas en la inexistencia de un mercado real. "Sólo son sondeos", aclaran. Y coinciden en sostener que, con el paso de las semanas, el mercado comenzará a despuntar muy lentamente y la brecha entre las tasas ofrecidas se irá cerrando paulatinamente.
Los nuevos depósitos que se pacten a siete días son intransferibles y deben estar constituidos exclusivamente con fondos nuevos. Y los pocos bancos que ya tienen instalada la operatoria la pusieron en marcha a pedido de algunas empresas comerciales que ven en los miniplazos fijos una opción para defender el valor del flujo de dinero que manejan, como es el caso de playas de estacionamiento, comerciantes mayoristas y empresas de transporte público.
Dólares, pero sólo por afuera
El grueso de las ofertas está destinado a captar pesos, dado que en los bancos creen que los depósitos en dólares tardarán mucho más en reaparecer. De allí que en algunas entidades ya manejan algunas propuestas para reanimarlos. "Debe de haber unos US$ 25.000 millones en colchones y cajas de seguridad a los que sólo podremos volver a seducir si armamos productos que nos permitan invertir en papeles muy seguros del exterior, con calificación triple A", adelantó a LA NACION el jefe de un banco privado líder.
Los bancos planean solicitarle en las próximas semanas al BCRA la instrumentación de esta clase de productos, en un intento por apuntalar las opciones para la regeneración del sistema financiero local, virtualmente reducido hoy a la generación de comisiones con servicios o negocios cambiarios. "Lo vemos como la única opción para eludir el riesgo argentino y tener alguna chance de convencer a los ahorristas para que vuelvan", se sinceró el banquero.
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