Temen que un acuerdo con China profundice el déficit comercial
El cierre de la cumbre de mandatarios del Mercosur en Paraguay abrió incógnitas no solo acerca del futuro del demorado acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), sino también sobre la factibilidad y las implicancias de un tratado de libre comercio con China, la segunda economía del mundo, que busca aumentar su influencia en América Latina.
Si bien en la Cancillería insisten en que el acuerdo entre el Mercosur y la UE "no está muerto" y esperan ver avances en julio, la presidencia del bloque regional, a cargo de Uruguay, ya adelantó que promoverá el inicio de conversaciones con China, país con el que la Argentina tiene un alto déficit comercial (US$7737 millones).
El Gobierno no pondrá reparos al acercamiento que impulsa Tabaré Vázquez, pero en el equipo del canciller Jorge Faurie aseguran que por el momento se tratará de un "diálogo exploratorio" y que no modificarán las prioridades de la agenda argentina, que aún jerarquiza el acuerdo con la UE y el acercamiento a los países de la Alianza del Pacífico.
Una de las incógnitas está en cuánto podrían demorar las negociaciones con Pekín, justo cuando falta solo la "decisión política" para cerrar el pacto con la UE tras una eterna negociación.
Además, una liberalización de las importaciones chinas es, según especialistas, riesgosa para las industrias de los países del Mercosur si la negociación no es equitativa. Por el contrario, la apertura de un mercado como el chino representaría oportunidades importantes para todas las economías del Mercosur, que exportan en su mayoría productos primarios.
"En un escenario de primarización regional, difícilmente cambie el patrón de intercambio: los países del Mercosur siguen teniendo los recursos naturales y estratégicos que China demanda y no pueden (ni quieren, como parece ser el caso de la Argentina, Uruguay y Paraguay, no así de Brasil), cambiar el patrón productivo", señaló Pablo Kornblum, economista especializado en relaciones internacionales. Y agregó: "La única forma de que la Argentina pueda equilibrar la balanza comercial [deficitaria] sería incrementar y diversificar los productos que ya exporta, porque, ante el TLC, las importaciones chinas a la región probablemente se incrementen".
El gobierno de Xi Jinping ya manifestó su voluntad de ampliar su presencia en la región ante la ausencia de estrategias claras de Washington. Este año, funcionarios del Partido Comunista Chino entablaron conversaciones con representantes de la cancillería argentina sin lograr demasiados avances, pero la situación fue distinta con Uruguay, que se mostró más abierto a discutir un acuerdo comercial amplio, que por el reglamento del Mercosur no podrá ser bilateral, sino que deberá contemplar a todos los miembros.
Actualmente, según los datos del Sistema de Estadísticas de Comercio Exterior del Mercosur, los cuatro países del bloque en conjunto (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) tienen un mayor intercambio comercial con China que con Europa y no hay déficit regional en ninguno de los dos casos. En 2017, el Mercosur exportó a la UE bienes por US$45.609,8 millones e importó US$45.606 millones, lo que deja una diferencia de apenas US$3,8 millones a favor del bloque sudamericano. En cambio, la región exportó a China el equivalente a US$53.329 millones e importó US$44.031,3 millones, dejando un balance positivo para la región en US$9298 millones.
La situación para la Argentina es distinta. Según el Indec, el país tiene déficits no solo con China, sino también con la UE (US$2825 millones).
En el plano local, si bien el acercamiento parece ir contra la estrategia de afianzar el vínculo con Occidente, Macri no anuló los acuerdos de la gestión anterior e incluso los profundizó. Es que, según él, China es un "aliado potencial estratégico".
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