El escenario. Todo vuelve a parecerse a 2008
Félix Sammartino LA NACION
Ayer los productores volvieron a las rutas. Se terminó la vigilia que se habían impuesto y todo volvió a parecerse demasiado a las noches en que se peleaba desde el pavimento por las retenciones móviles. Pero con respecto al año pasado, lo único que se repite es el Gobierno como oponente y la escenografía, con campamentos de productores al borde de las rutas.
El conflicto que se disparó ayer en forma dramática tiene motivaciones muy distintas. Con las retenciones móviles, los productores peleaban por la injusticia de tener que sobrellevar una carga fiscal desproporcionada que amenazaba el futuro de su actividad. Ahora pelean lisa y llanamente por tener un presente y sobrevivir a él.
En el medio de esta historia ya interminable de desencuentros, los productores sufrieron una tragedia que el Gobierno nunca terminó de calibrar en su real dimensión y que explica la bronca desbordada de los que se subieron ayer a cortar las rutas del país. Como los productores de la localidad de Charata, Chaco, que interrumpieron la ruta 94 sin esperar la conferencia de prensa de la Mesa de Enlace para saber los detalles del fracaso en las negociaciones con el Gobierno. Esta tragedia significa haber sufrido la mayor seca de los últimos treinta años, que les mató miles de animales y les destruyó los cultivos.
Se estima que la falta de agua provocará pérdidas por casi 24 millones de toneladas de granos con respecto a la cosecha del año pasado. Y faltarán tres millones de terneros por la falta de celo de las vacas que se pagará en el futuro con menos carne en las góndolas de supermercados y carnicerías.
Esto significa miles de millones de dólares de pérdidas que no circularán por los establecimientos rurales y el interior del país. Sin capital operativo, que enterraron en la última campaña, y con deudas que trepan por tasas de más del 20 por ciento anual, los que subieron ayer a las rutas son productores desesperados que están o van en camino de fundirse.
Hasta las famosas 4x4, emblema de los "piquetes de la abundancia", según la figura que encontró la presidenta Cristina Kirchner para denostar en su momento al campo, comenzaron a apilarse en algunas concesionarias de autos usados del interior para hacer frente al descalabro económico que viven.
Estos productores siguen encontrando su mejor expresión en las asambleas de los autoconvocados que salieron ayer como punta de lanza con las protestas a la vera de las rutas.
La discusión sobre las retenciones a los granos que el Gobierno se negó a enfrentar significa para muchos la diferencia entre tener o no tener un presente en la actividad.
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