Tras la derrota, el peronismo se siente fortalecido
Sus dirigentes creen que sacaron ventaja luego de la sacudida política que conmocionó a la gestión de De la Rúa
Eduardo Duhalde y Ramón "Palito" Ortega tenían aceitada la rutina que repetían en cada estación por la que pasó el tren con el que recorrieron siete provincias durante la campaña. Fue el único momento en que creyeron que era posible ganarles a Fernando de la Rúa y Carlos Alvarez.
Tres meses antes de las elecciones del 24 de octubre, sabían que no iban a llegar a la Casa Rosada después de diez años de gobierno menemista. A un año esa derrota, el PJ cree que logró recuperarse del golpe electoral antes de lo que creía.
Y los principales políticos del peronismo ya se preparan para el desafío de las elecciones legislativas del año próximo.
Hace un año, Duhalde esperó hasta la medianoche para reconocer el triunfo de la Alianza. Lo hizo porque quería mostrarse con Carlos Ruckauf, que se convirtió en su sucesor con el triunfo en el distrito y le dio poder de entrada: seguir al frente de la estructura del PJ bonaerense.
Ortega se deprimió y no pudo ocultar delante de las cámaras las huellas del fracaso. A Duhalde se lo veía más armado, quizá porque intuía desde hacía tiempo ese resultado. No esperó ni un día para anunciar su nueva estrategia: alejar a Carlos Menem del partido y liderar una renovación en el justicialismo.
El ex presidente repitió que nunca perdió una elección y no se acordó de que era la primera vez en la historia peronista que eran derrotados siendo gobierno. Menem salió del poder, el 10 de diciembre de 1999, con una sonrisa forzada y se recluyó en su residencia La Rosadita, de Anillaco.
Cultivó un bajo perfil durante los primeros meses de la administración aliancista y viajó por el exterior para volver con su fallido planteo de dolarizar la economía. Le costó casi diez meses de gobierno aliancista para reunirse en público con su sucesor y tener una foto juntos, en medio de la crisis por los sobornos en el Senado.
Ruckauf le pidió que se jubilara de la política y los principales dirigentes peronistas no reconocieron el papel que él quería desempeñar después de su alejamiento del poder: ser el jefe de la oposición. No pudo.
Luces y sombras
Menem había intentado mostrarse ajeno a la derrota cuando convocó a sus ex ministros al "gabinete en las luces", que duró menos de un mes. Las tres veces que se reunieron, María Julia Alsogaray y Víctor Alderete (ahora preso) fueron insultados.
Las otras dos figuras del justicialismo con ambiciones presidenciales para 2003, además de Menem y Ruckauf, los gobernadores José Manuel de la Sota (Córdoba) y Carlos Reutemann (Santa Fe), se recluyeron en sus provincias y sólo dejaron sus administraciones para comenzar a criticar a De la Rúa el mes último.
Al principio, y casi como un trío, Ruckauf, De la Sota y Reutemann se mostraban como incondicionales del Gobierno. Esa alianza duró poco.
A menos de un año de gestión aliancista, el PJ alienta un frente común para endurecer su perfil de oposición y forzar al Gobierno a negociar las leyes. Ese bloque ya lo integran los catorce gobernadores peronistas, los jefes de los bloques parlamentarios y, antes de que termine el mes actual, se sumará Menem.
En el PJ, según afirmaron a La Nación fuentes de confianza de Menem, de Ruckauf, de Duhalde, de tres de los gobernadores del PJ y de dos legisladores con injerencia interna, existe la convicción de que, pese a estar fuera del poder, la oposición se recuperó de la derrota electoral rápido.
¿La razón? Para los dirigentes del PJ, la crisis del Gobierno que se desató con el escándalo de sobornos en el Senado, los cambios de gabinete, la renuncia de Alvarez y la crisis socioeconómica ayudaron a que la oposición comenzara a recuperarse.
El primer síntoma fue la distancia que pusieron los principales hombres del PJ con el Presidente y con las políticas oficiales. El último gesto fue el de rechazar, y pedir cambios, al proyecto de presupuesto del Poder Ejecutivo para el año próximo.
Ruckauf comenzó a alejarse de De la Rúa. Fue su aliado hasta el escándalo de las coimas en el Senado y la renuncia de Alvarez. Hasta puso en duda, como dijo en una entrevista que publicó La Nación anteayer, la continuidad de De la Rúa en el poder si no acuerda con el PJ.
El gobernador bonaerense sostiene que el Presidente no tiene el apoyo del radicalismo y que el país está parado. Menem, Duhalde, De la Sota y, más cauteloso, Reutemann, también critican con dureza al Gobierno. Muy cerca de Menem, Alberto Kohan sostiene que el Gobierno perdió rápido el crédito de confianza con la suba de los impuestos, el recorte en los sueldos de los empleados públicos y el caso, que aún no comprobó la Justicia, de las coimas en el Senado.
Nueva estrategia
El hombre que está más tiempo con el ex presidente repitió a La Nación un concepto de quien sigue siendo su jefe: "El PJ no hizo mucho para recuperarse de la derrota porque el Gobierno se debilitó antes de que nos pusiéramos a trabajar para salir a flote".
Lo mismo piensan Ruckauf, Duhalde, De la Sota y Reutemann, entre otros. La estrategia, según pudo reconstruir La Nación , consiste en aumentar las críticas al Gobierno, pero no obstruir la acción del Presidente para forzarlo a construir un acuerdo con el PJ. Si lo logran, los peronistas creen que mejorarán sus posibilidades electorales para 2001.
El único de los protagonistas de las elecciones, de las que se cumplen un año, que no cree mucho en la fortaleza de su partido es Ramón Ortega. Pero es porque quedó mal con la política y por ahora no quiere saber nada.
Palito es uno de los senadores que mencionó Antonio Cafiero ante el juez de la causa y, pese a que no dijo que había cobrado, el golpe para el ex cantautor fue grande y hasta que no se resuelva la causa no se moverá del Senado. Pero después, parece decidido a alejarse del todo.
Pasó un año y con Duhalde se enfrió la relación política y personal que nació en trenes y caravanas. El ex candidato presidencial quiere ser candidato a senador y Ortega se quiere ir del Senado. Mientras tanto, las ambiciones de los peronistas no cesan: Ruckauf sólo busca llegar a 2003; lo mismo pretenden De la Sota y Reutemann, aunque no se definen. Menem tampoco quiere resignarse.
Ahora creen que esos proyectos son más posibles que hace un año.