El escenario. Tres formas de ganar
Cuando el trío que conforman Francisco de Narváez, Felipe Solá y Mauricio Macri recién comenzaba a gestar su alianza electoral, allá por febrero pasado, pactaron un compromiso: que cada socio mantendría un tercio en las listas electorales. Ese compromiso se cumplió, al menos en la nómina de diputados nacionales.
Pero mantenerlo costó durísimas negociaciones que pusieron a prueba la relación entre los tres.
Sobre el final, las pretensiones de Solá quedaron más rezagadas que las de sus socios. De Narváez, cabeza de la lista y dueño de los recursos para solventar la campaña, impuso su criterio de depurar las candidaturas de dirigentes cuestionados por su pasado duhaldista. El empresario, no obstante, protegió hasta el final a su principal operador, Alfredo Atanasof, ex jefe de gabinete del ex presidente Eduardo Duhalde, quien, en el noveno lugar, tendría casi garantizado su ingreso en la Cámara de Diputados.
Solá igual se fue satisfecho de las mesas de las negociaciones. "Peleó hasta el final por los suyos. Mantuvo su proporción en las listas, y eso es lo importante", explican en su entorno.
El afán de De Narváez de depurar la oferta de candidaturas apunta a marcar diferencia del kirchnerismo pero, sobre todo, del Acuerdo Cívico y Social que encarnan Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín.
Su apuesta es seducir al voto independiente e indeciso que, según sus mediciones, no favorecerá al kirchnerismo. Es el voto clave para ganar Buenos Aires, razona De Narváez.
Esta estrategia implicará una activa presencia proselitista de Macri en el primer cordón del conurbano, donde su ascendencia como jefe de gobierno y ex presidente de Boca es fuerte. Macri apuesta todo a ganador: si triunfa con sus aliados, imagina un pasaporte directo a la compulsa presidencial en 2011.
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