El análisis de la noticia. Un alentador cambio de tono
El silencio de Néstor Kirchner fue ayer tan importante como el llamado de Cristina Kirchner al diálogo, sin rencores, a todos los sectores de la sociedad. Acorralada por el conflicto con el campo, la Presidenta necesitaba un escenario que le ofreciera las garantías para lanzar una convocatoria amplia que, en su esencia, tiene el reconocimiento tácito de las dificultades que atraviesa su gobierno, más allá del conflicto con el campo.
Recostada en el poderoso aparato del peronismo tradicional, última frontera de su base electoral, Cristina Kirchner hizo un saludable giro hacia la moderación cuando el clima de enfrentamiento comenzaba a dividir a los argentinos. Quizá la gran contribución del mutismo del ex mandatario, acostumbrado a zamarrear al que elige como enemigo, haya sido, precisamente, no aumentar la crispación con sus palabras filosas.
La urgencia por quebrar la sensación de un gobierno con un doble comando, provocada por la hiperactividad y exposición pública de Kirchner, explica también la necesidad del oficialismo de exhibir a una presidenta fuerte y gozando de todo el poder político. La sombra de Kirchner es todavía más poderosa que las ideas y acciones de la administración de su esposa.
El factor que ha condicionado la política en los últimos días ha sido la poca vocación por el diálogo. Desde el propio oficialismo se encargaron de abortar las negociaciones con el campo cuando se buscaba denodadamente un atajo para poner fin al conflicto. Esa contradicción llevó a los Kirchner a un peligroso aislamiento.
Por eso, el Gobierno hizo ayer un giro importante en sus formas, tan imprevisto como incuestionable: reaccionó con moderación -cualidad que demasiado a menudo desconoce- a la escalada de tensión que él mismo contribuyó a provocar en el insoportable enfrentamiento con el sector rural.
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Implícitamente, el Gobierno notificó a la sociedad algo que se empeñaba en negar: que no le está yendo nada bien en las encuestas con la clase media urbana independiente, que rechaza su actuación en el conflicto. Datos de última hora de una consultora independiente ratifican que, pese a la prolongación del paro, esas franjas -en su mayoría apolíticas- apoyan al campo por sobre las autoridades y responsabilizan a éstas de no darle término de una vez a esta contienda infinita.
Pero fueron los sondeos en el conurbano bonaerense, el mismo que con sus votos consolidó el poder kirchnerista, los que enmudecieron al oficialismo. En Berazategui, territorio peronista controlado por Juan José Mussi, Cristina Kirchner sólo consigue un 28% de imagen positiva, cuando en las elecciones de 2007 había obtenido casi el 55% de los votos.
A fin de cuentas, el acto no hizo otra cosa que darles la razón a los peronistas ausentes, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti; el ex gobernador de Entre Ríos Jorge Busti, y el senador Carlos Reutemann, que vienen manifestando -junto con otros muchos dirigentes del oficialismo- su abierta incomodidad con las posiciones y los métodos de los Kirchner.
Habrá que suponer que en la actitud prudente, que llegó al punto de contagiar a Hugo Moyano, hubo también miedo a las cacerolas, que ya no toleran palabras de fuego.
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿conviene abrir expectativas desmedidas? ¿Cuál es el mensaje al que hay que creerle ? ¿Al contemplativo y amistoso de la Presidenta, o al de anteayer de Luis D Elía y Emilio Pérsico de regar el país de piqueteros para "debatir" acerca del modelo de país? ¿El cambio expuesto anoche implica también una toma de conciencia sobre los problemas que siguen negándose, como la inflación? ¿El silencio de Kirchner fue meramente táctico o por convicción?
El discurso de Cristina Kirchner puso al campo en una situación que lo obligará a reflexionar más de la cuenta. Tras el ramo de olivo presidencial, al sector le será difícil justificar ante la opinión pública un eventual alargue de la protesta, porque corre el riesgo de ser identificado como el más intransigente de los dos.
Pero el verdadero alcance de esta convocatoria se conocerá recién en los próximos días, si es que efectivamente se convoca al diálogo al campo. Porque ya hubo una mano tendida que resultó finalmente engañosa, porque sólo sirvió para levantar el primer paro.
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