Un discurso cargado de ironías y críticas al nuevo papel del Estado
Llamó Aguas Sanitarias a AySA
Se tomó el trabajo de aclarar que algunas de las actitudes que ahora critica no existían hace seis meses, cuando él era parte del poder, pero que ahora habían aparecido. Roberto Lavagna soltó en la Rural, con filoso cuidado, varios cuestionamientos hacia la actual gestión económica. Por ejemplo: la injerencia del Estado en áreas privadas, la reestatización del servicio de agua, la postergación de ejecuciones hipotecarias y la política energética.
El ex ministro volvió sobre uno de sus habituales conceptos controvertidos: "Yo dije, y hubo alguna agitación, que había que cuidarse del capitalismo de amigos. No sea cosa que pasemos a una digitación de algunas reestatizaciones. Son temas que no estaban hace seis meses y ahora merecen ser discutidos. Ojo, alguien puede decir lo contrario, pero está bien: eso es el pluralismo".
Había sonrisas en el público. Con ironía, Lavagna habló de Aguas Argentinas. "Hay que discutir cuánto Estado queremos en los servicios públicos, sin decir que las privatizaciones hayan sido totalmente acertadas. Era imposible creer que un sistema con tarifas en dólares, ajustadas por la inflación de Estados Unidos, no colapsara. Pero yo, entre la educación y el Estado colocando caños de Aguas Sanitarias, o no sé cómo se llama ahora, me quedo con la educación. Ahí va a haber un juicio, porque la empresa va a tomar la firma de los que dirigían antes la compañía y decían todo lo contrario, que fueron socios de los privados".
Carlos Vilas, presidente del Ente Tripartito de Obras y Servicios Sanitarios (Etoss), le contestó horas más tarde: "El Estado tiene que poner caños porque la empresa extranjera a la que le da argumentos el ex ministro [se refiere a la francesa Suez, ex accionaria de Aguas Argentinas] no lo hizo y, además, distribuyó agua con nitratos y sin presión".
Uno de los presentes le preguntó por el abastecimiento energético. "Es un tema -contestó-. Ha habido cortes en la Capital y el Gran Buenos Aires, y mucho más en el interior. Hay que tener cuidado con el efecto que eso tiene sobre la productividad. Todas las cifras indican que estamos en el límite, sin el 20 por ciento de margen de maniobra, y eso se nota en la producción de gas y en las apariciones de algunos cortes."
Otra inquietud fue la suspensión de los remates hipotecarios, medida que volvió a ser prorrogada la semana pasada. "Hay unas 7000 familias con problemas de ejecución, pero el país tiene casi 10 millones de familias. Se pretende resolver el problema de 7000 y se termina perjudicando a 10 millones porque, como ustedes saben, en la medida en que no haya garantías se resienten las inversiones. Esos 7000 perjudicados deben ser tratados especialmente, no es imposible, pero sin perjudicar al resto. Fíjense que es el único sector financiero en que no hay una verdadera recuperación, el del crédito hipotecario, porque el banco no sabe a qué atenerse. Eso es volver a las viejas mañas de hacer una política de la cosa fácil."
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