Un viaje marcado por la tensión con EE.UU.
Hasta en la delegación argentina sorprendió el alto voltaje del mensaje de la Presidenta
PANAMÁ (De una enviada especial).- Ella había llegado entre las primeras para ubicarse puntual en el lugar que le correspondía en la foto de familia. Él lo hizo unos segundos más tarde, pasándole por atrás. Cuando Cristina Kirchner lo percibió a sus espaldas, giró rápidamente y, como acomodándose el pelo, chequeó su presencia. Repitió el movimiento y, entonces sí, lo miró a los ojos y le extendió el brazo. Él respondió. Fue sólo un apretón de manos para Cristina y Barack Obama.
Con la tensión de fondo con la Casa Blanca, la comitiva argentina que acompañó a la Presidenta en su corta pasada por esta ciudad se sorprendió por el alto voltaje que le imprimió Cristina a su discurso, concentrado en sus críticas a la administración norteamericana.
No hubo ningún aparte entre ambos, más allá de aquel contacto de ocasión durante la foto. "Tampoco lo vinimos a buscar", dijo escuetamente Carlos Zannini, uno de los pocos funcionarios que llegaron con la Presidenta.
Con la tirante relación en el medio, Cristina Kirchner se refugió en sus aliados regionales y se mostró molesta con la Casa Blanca desde que la secretaria para asuntos de la región, Roberta Jacobson, hizo un crudo diagnóstico sobre la economía argentina la semana pasada. Desde entonces, el Gobierno decidió acotar todo lo posible la estadía de la Presidenta en esta VII Cumbre de las Américas, donde Estados Unidos es siempre el actor protagonista. Llegó al filo del comienzo y evitó ir a la ceremonia de bienvenida que dio el anfitrión, Juan Carlos Varela. Tampoco participó de la cena de honor en el casco viejo, donde se perdió el primer encuentro cara a cara entre Obama y Raúl Castro. A esa hora, ella estaba reunida en su suite del hotel Miramar, frente al Pacífico, con Nicolás Maduro, con quien se mostró en sintonía en las apenas 20 horas que pasó por aquí.
La relación bilateral estancada que nunca terminó por despegar en los ocho años de gobierno de Cristina culminó, así, con frialdad con esta última cumbre regional para la Presidenta. De algún modo, marcó ella misma su despedida. "La verdad es que ésta es mi última cumbre, también creo que es la última del presidente Barack Obama", sostuvo en su presentación. Ya no tendrán otra oportunidad de verse.
"En definitiva, a pesar de algún elogio, también Raúl lo dejó desnudo", analizó una fuente cercana a la Presidenta. "A pesar de algún elogio, dio a entender que en realidad no manejaba nada en Estados Unidos", describió, con crudeza.
Cristina fue de los pocos que no tuvieron una bilateral con el norteamericano. Mientras ella dejaba la cumbre de manera anticipada, sin ir a la segunda parte del plenario de mandatarios, el propio Maduro, su aliado incondicional, como Castro más temprano, también tenía su reunión aparte con Obama.
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