Una noche plena de emoción y recuerdos con los tíos chilenos
SANTIAGO, Chile (De un enviado especial).- Juan Ostoic no podía ocultar los nervios ni la emoción. Hacía 20 años que no veía a su sobrino, Néstor Kirchner, y la oportunidad tocaba en medio de camarógrafos, periodistas y guardias de seguridad que invadían su departamento del barrio Las Condes, en la zona residencial de la capital chilena.
"Se va a meter en un lío infernal, pero él puede hacer las cosas bien", decía con tono campechano el hermano menor de Maria Ostoic de Kirchner, la madre del candidato presidencial.
Era la noche del jueves y Kirchner acababa de aterrizar en Santiago después de un vuelo de casi cinco horas, proveniente de Brasilia, donde vivió tal vez la reunión más importante de su carrera, con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Anita Ostoic, la otra tía, dejó escapar alguna lágrima cuando el sobrino entró en el departamento. "A ella la veo más seguido porque vino a visitarme en varias elecciones", dijo Kirchner, mientras la abrazaba.
"Esta es tu prima", le dijo el tío Juan, señalando a su hija, a quien Kirchner no hubiera podido reconocer por la calle.
Sin intimidad
No era la noche íntima que los tíos Ostoic habían soñado, pero no dejaron de disfrutar el momento. Empanaditas de pollo, sándwiches de miga, gaseosas y vino tinto llenaban la mesa del departamento. La mucama y su hija ofrecían canapés a los periodistas que iban llegando y no se privaban de vaticinar el triunfo de Kirchner en el ballottage.
La madre del candidato vivía en Punta Arenas antes de casarse y el resto de su familia permaneció en Chile. "Lo conozco de chiquito, cuando era estudiante. Recuerdo que la madre lo traía en las vacaciones. Le gustaba mucho el fútbol y yo lo llevé alguna vez al estadio nacional", recordó Juan a cuanto periodista quiso entrevistarlo.
No se acordaba de que su sobrino es de Racing. "No sé. Yo lo llevaba a ver a Colo Colo. Sí, soy bien chileno, pues", dijo, con una sonrisa que acentuaba su parecido con Robert Duvall.
La recepción familiar había sido preparada hasta el detalle desde hace una semana, cuando los tíos se enteraron de que Kirchner pasaría por Chile para reunirse con el presidente Ricardo Lagos. "Yo le pedí a mi hermana que me juntara fotos de Néstor cuando era bebe y de sus padres para dárselas", explicó Juan. La embajada argentina dispuso dos guardias de seguridad en el departamento.
La familia siguió casi hasta la medianoche su diálogo, interrumpido de principio a fin por periodistas de televisión argentinos y chilenos. Kirchner repartió besos y abrazos y se fue a cenar a un restaurante con su jefe de campaña, Alberto Fernández. La hospitalaria picada de los tíos no había alcanzado para todos.
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