Una red de financieras sospechosas emerge atrás del caso Propyme
El allanamiento que ordenó y después frenó Oyarbide puso en evidencia una trama de oscuros operadores con denuncias
El Gobierno afronta una disyuntiva tan sensible como incómoda. Acumula razones de peso para resguardar al juez federal Norberto Oyarbide. Pero también para mantener silenciado lo que su denunciante, Guillermo Greppi, calla. Sabe demasiado sobre la operatoria clandestina de las cuevas que financian el "lado B" de la política, las empresas y los bancos.
La causa quedó en manos de Luis Rodríguez, un par de Oyarbide en los tribunales de Comodoro Py, quien evalúa citar a declarar a Enrique Drzewko, quien se presenta como "empresario" y sostiene que, como Greppi, él también afrontó un pedido de coimas de la División Investigación Federal de Organizaciones Criminales (Difoc) de la Policía Federal.
Greppi y Drzewko comparten más que esos supuestos pedidos de coimas. Ambos son referentes de la City paralela, los descuentos con cheques y el dólar blue. También comparten una escala común en Mendoza y, al menos en el caso del segundo, las ramificaciones llegan hasta el "caso Skanska", a una sociedad vinculada al vicepresidente Amado Boudou y a cadetes que recorren la ciudad con mochilas repletas de millones de pesos, según reconstruyó LA NACION durante las últimas dos semanas sobre la base de testimonios judiciales, documentos oficiales y fuentes en la AFIP y en otros organismos públicos.
De todas las provincias, Greppi y Drzewko escogieron Mendoza para instalar sus sociedades bursátiles. Y ambos constituyeron sus domicilios fiscales en el local A2 de Galería San Marcos, en la calle 9 de Julio 1138 de la capital provincial. Allí funcionó, hasta hace dos años, el estudio contable Domínguez, al que ambos recurrieron.
La firma de Greppi se llama Propyme Bursátil, casi igual que la mutual -una financiera o cueva encubierta- que allanaron policías en Buenos Aires a pedido de Oyarbide. La de Drzewko era Investment Bursátil y en Mendoza terminó muy mal, pero el financista continuó su camino en Buenos Aires.
Tanto en Mendoza como en la City, Drzewko unió fuerzas con Juan José Stemkauskas, Luis Raimundo y Víctor Hugo Raimundi. Juntos controlan tres firmas bursátiles -Mercado Único, Punto Bursátil y Miraflores-, y las sociedades Treinta y Tres, Four Suns y Pro Gambling, además de un pool de mutuales y cooperativas, como las llamadas Torreón y Montecarlo. Con un origen muy humilde, llegaron a mover más de $ 6 millones diarios.
Al igual que con Greppi, la operatoria de Drzewko y Stemkauskas pronto quedó bajo la lupa de la AFIP y la Justicia en lo Penal Tributario, que ordenó varios allanamientos y tomó testimoniales. Entre otras, la del "mochilero" Diego Adrián Premici, de 29 años.
"Los jefes daban las órdenes de quién tenía que hacer los retiros de dinero. Esos retiros eran de mucha plata, aproximadamente un millón de pesos promedio, hasta dos millones, depende la época, y debíamos traerla en la mochila", relató Premici, a mediados de 2012, según consta en la copia de su testimonial que obtuvo LA NACION.
"Nos pasábamos todo el día sacando plata. Al principio, del Banco Hipotecario, luego del HSBC", también "del Nación y del Francés", rememoró el cadete, que trabajó para Drzewko y Stemkauskas entre 2008 y 2010. Relató cuando a un compañero le robaron "más de un millón de pesos en la puerta del HSBC", lo que, de todos modos, no se denunció. "Lo que se decía era que la plata no figuraba en ningún lado", agregó. Cada vez que Premici y los otros "mochileros" volvían de los bancos se repetía la práctica. Le entregaban el dinero a Drzewko, que lo contaba mientras "unos 15 cadetes" esperaban para llevar a distintas "cooperativas y mutuales" los ladrillos de efectivo que les correspondía por descontar cheques de terceros.
La práctica en los bancos ya se había tornado rutinaria para Premici. "Si eran unos 300.000 pesos, los cobrábamos en ventanilla; si eran más, íbamos a tesorería para acomodarlos en la mochila." Para luego caminar por la calle, aunque a veces custodiados por "policías vestidos de civil". ¿Cómo consiguieron ese servicio? El "mochilero" no lo sabía. O no lo contó.
Una ex administrativa, Nadia Soledad Burrone, confirmó ante la Justicia el relato del "mochilero", según su declaración. Contó cómo se descontaban los cheques y que "la caja del dinero la maneja Enrique Drzewko", aunque aclaró que quien se jactaba de ser "el cerebro" era Stemkauskas. Y que allí "hacían compra-venta de dólares en el mercado paralelo, o blue como ellos le llamaban".
Más importante, Burrone detalló que alguien -acaso el mismo contacto que les aportó la custodia de policías de civil- les avisó que la Justicia estaba por allanarlos por el "caso Skanska". "Comenzó un revuelo terrible para esconder papeles y llevarse la plata en mochilas por la escalera", recordó.
El temor tenía asidero. Una docena de proveedores truchos de la multinacional sueca -entre ellos, Inargind, de Danimiro Kovacic- operaron con la red de Drzewko y Stemkauskas, según surge del auto de procesamientos del "caso Skanska" de diciembre de 2010 que cotejó LA NACION. En esa red, también, se descontaron cheques de Action Media, una de las firmas de José María Núñez Carmona, el socio comercial de Boudou.
La sospecha de los investigadores en el "caso Skanska" era qué funcionarios podían recurrir a intermediarios en cuevas como las de Drzewko y Stemkauskas. Hoy el interrogante se repite, con otros nombres: Greppi y Carlos Zannini.
Con la colaboración de Pablo Mannino
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