"Volvimos", el grito de una plaza repleta de militancia política
"Volvimos". Los carteles del rostro de Alberto Fernández recién pegados marcaron esta mañana el tono de la previa del traspaso presidencial en los alrededores del Congreso, a donde hubo miles de militantes que colmaron una plaza donde la política fue protagonista.
Con menos efervescencia que otras movilizaciones kirchneristas pero con la misma parafernalia peronista tradicional, los simpatizantes del Frente de Todos escucharon el discurso del Presidente en silencio, salvo por algunos pocos estallidos de vitoreos en partes aisladas de su intervención y por los insultos a Mauricio Macri.
La Cámpora, Unidos y Organizados, Nuevo Encuentro, el radicalismo kirchnerista, distintas vertientes sindicales de la CGT y la CTA, y el Partido Comunista se congregaron desde temprano frente al Parlamento, donde Fernández tomó los atributos presidenciales de manos de Macri.
Con banderas, carteles y hasta pañuelos blancos, la figura del flamante mandatario compartió espacio casi por igual con la de Cristina Kirchner, a quien estuvieron dirigidos la mayoría de los cánticos.
"Mirá si ya está Cristina ahí adentro. Estamos tan cerca pero a la vez tan lejos", dijo Silvana Martelli, que se tomó el día en la marroquinería donde trabaja para asistir a la asunción. "Lo importante es que volvemos. Ya está. Macri se fue", agregó mientras se ponía protector solar en la cara para transitar una jornada agobiante.
A las banderas y los bombos se sumaron referencias a la situación política de otros países de la región. Una bandera negra en la plaza frente al Congreso apuntaba al presidente de Chile, Sebastián Piñera, que canceló a último momento su viaje a Buenos Aires por la desaparición de un avión militar chileno. El mandatario había confirmado su participación en el traspaso de mando.
También hubo numerosas banderas de los pueblos originarios, carteles del expresidente de Bolivia, Evo Morales, y un muñeco inflable gigante de Luiz Inácio Lula da Silva, que no viajó a la asunción.
"Evo va a volver, va a volver", cantaban algunos miembros de la comunidad boliviana, con el mismo ritmo que el kirchnerismo cantó la misma consigna durante el gobierno de Macri.
"Volvimos" es la palabra de la plaza de hoy. Por ahora no hay cánticos contra el macrismo. Moderación? pic.twitter.com/6iZA6EcI9c&— Alan Soria Guadalupe (@AlanSG6) December 10, 2019
El tono político de la Plaza marcó un contraste claro con lo que ocurrió cuatro años atrás, cuando la asunción del gobierno de Cambiemos convocó a menos gente y casi no hubo banderas partidarias ni sindicales.
Hacia las 11, la mitad de la plaza frente al Congreso ya estaba colmada. Las banderas de las distintas sedes bonaerenses de La Cámpora eran mayoría. "¿Qué te pasa, gorila?", cantaba un grupo de camporistas.
Aunque durante la previa hubo pocos cánticos contra el macrismo, en lo que fue una aparente señal de moderación, una vez que comenzó la ceremonia de traspaso de mando hubo cánticos reiterados con fuertes insultos contra el expresidente Macri. Cuando los parlantes comenzaron a transmitir la voz de la exvicepresidenta Gabriela Michetti, además, hubo silbidos, al igual que cuando se nombraron a dirigentes del gobierno de Cambiemos.
En cambio, la Plaza estalló en gritos cuando se nombró a Fernández y a Cristina Kirchner. La misma intensidad hubo en la plaza cuando pareció convertirse en una cancha de fútbol mientras en el recinto se cantaba el himno.
Los bombos y estruendos quedaron en silencio una vez que empezó el discurso de Fernández. La multitud solo volvió a gritar cuando el Presidente habló de que no se podrá pagar la deuda si el país no crece primero, de intervenir la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), de utilizar los fondos secretos para combatir el hambre, de mantener el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y sobre el compromiso que asumió para bregar por los derechos de las mujeres.
En lo que fue una mañana de calor intenso, en la que los vecinos arrojaban baldes de agua a la multitud desde los balcones y la policía ayudaba a reitirar del tumulto a militantes desmayados, la ceremonia finalizó con corridas para intentar acercarse al auto que trasladó a Fernández hacia la Casa Rosada. Los simpatizantes incluso removieron las vallas mantenían despejada la avenida Rivadavia. Un intento fallido, pues el auto pasó a toda velocidad.
El Presidente llegó poco después a la Plaza de Mayo -a la que le retiraron las rejas que la dividían por la mitad- donde ya lo estaban esperando algunos miltiantes que se habían retirado antes de los alrededores del Congreso para conseguir una mejor ubicación para los shows de música de artistas identificados con el kirchnerismo que durarán todo el día.