Y se quedaron a una valla de la villa...
Kirchner y Bielsa anunciaron una caminata por Zavaleta, pero sólo visitaron obras
"Vamo Kirner, vamo Ibarra también. Esto no estaba antes, loco. Sigan así. Los pibe estamo con ustede. La barra brava de Huracán los banca..."
Sentado al lado del Presidente, en la combi que trasladó a los principales funcionarios nacionales al Núcleo Habitacional Transitorio (NHT) Zavaleta, en el barrio de Barracas, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, soltó una carcajada ante la ocurrencia del muchacho descamisado que, tomado de la ventanilla y algo beodo, arengaba a Néstor Kirchner y a los demás.
Fue una de las pocas aproximaciones que el Presidente tuvo con los alrededor de 300 obreros y habitantes de la zona que concurrieron a un cortísimo acto allí, justo donde el gobierno porteño construye 270 viviendas sociales.
En principio, estaba anunciado que Kirchner, Rafael Bielsa y varios de los demás candidatos a diputado nacional y a legisladores porteños caminarían por el asentamiento precario. Un detalle: un núcleo habitacional transitorio es casi una villa miseria. Hay tres en la ciudad y la diferencia es que los NHT se construyeron durante la década del 60 como medida provisional para atacar la falta de viviendas. Se les dio el título de propiedad a quienes ocuparon los terrenos y, originalmente, les prometieron que eso sería una salida de emergencia por cinco años. Cuarenta y cinco años después viven en Zavaleta 3000 personas, en 600 viviendas. El gobierno porteño destinó casi 22.500.000 pesos para construir 270 departamentos, que serán entregados progresivamente durante 2006. Y allí fue Kirchner.
No hubo caminata, finalmente. La zona en la que se construyen las nuevas viviendas estaba vallada. Y Kirchner sólo se movió por allí adentro, donde el pavimento expone las diferencias entre las nuevas construcciones y el resto del barrio. Salvo los abrazos con los obreros que trabajaban dentro de la zona de exclusión, el contacto con la gente se limitó a algunos besos y apretones de mano separados por una valla.
Palabras hubo, pero sólo por cinco minutos. Hacía demasiado calor -casi 30 grados- y el Presidente aprovechó una humorada para salir del paso: "Dicen que soy un pingüino, y la verdad es que acá me siento más pingüino que nunca, porque me estoy muriendo de calor. Bielsa también está transpirando. Se está volviendo pingüino".
La excusa del viaje social al sur de la Capital fue mostrar un perfil social y, de paso, pedirle a la gente que vote por los candidatos oficialistas.
Al escenario subieron varios de los postulantes nacionales y locales, mientras abajo quedaron los ministros Alberto Fernández y Carlos Tomada (Trabajo), legisladores porteños como Diego Kravetz y dirigentes sindicales como Víctor Santa María (Suterh).
Kirchner miró a sus postulantes y después se dirigió a la gente: "Yo necesito que ustedes voten por ellos. Veo las listas y noto que se reciclan algunos políticos como los Olivera. Cuando estaban en el poder, con la Alianza, no se veían los gorros amarillos [por los cascos de los obreros] que veo ahora. Les pido con humildad que por favor me ayuden y me acompañen. La Capital está creciendo mucho y esto es importante. Si no los tengo a ellos [por los candidatos del Frente para la Victoria] me van a extorsionar y a pedir prebendas. Ustedes saben cómo es esto".
No pidió que lo siguieran. "Acompáñenme. Les pido que tomen de la mano a mis candidatos y los lleven a la victoria", concluyó.
Se dio vuelta, saludó a varios, se subió a la combi, escuchó al barrabrava de Huracán y se fue. En su equipo prometieron que mañana irá a caminar otra villa.
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