En una semana en el que el mercado trata de adaptarse a las nuevas reglas de juego, Claudio Caputo, el presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires analiza en profundidad los problemas de fondo que explican los últimos datos del mercado: en julio las operaciones cayeron 17 por ciento respecto al mismo mes del año anterior con un desmoronamiento de las realizadas con crédito que fue de 70 por ciento si se pondera sólo los meses de en mayo, junio y julio.
-¿Qué es lo que más le preocupa del contexto actual?
-Hay una crisis de expectativa y el escenario está muy escéptico. Es muy difícil que la gente no ahorre en dólares. Sí cuando uno analiza la serie anualizada de la inflación, desde la creación del Banco Central en 1935, te da un promedio anual del 60 por ciento. Para que las personas dejen de ahorrar en esa moneda tiene que haber tres generaciones de un peso fuerte. De todas formas, los ganadores del escenario actual fueron quienes sacaron un crédito en Uva porque le ganaron a la inflación y al mercado locativo. Si bien hay que ver qué pasará con las paritarias hasta ahora, la cuota aumentó mucho menos que lo que se incrementaron las propiedades. Además la suba de los sueldos fue mayor a la de las UVA.
-¿Cuáles son las medidas que ayudarían a cambiar la situación actual?
-Entre las recomendaciones que le hicimos al ministro Rogelio Frigerio, planteamos la idea de solapar los tiempos del banco a los notariales, es decir, lograr que cuando el banco recibe la documentación del deudor se la pase al escribano. De esa forma, el escribano no tiene que esperar al día 70 para que pedir nuevamente toda la documentación al beneficiario del crédito. Este cambio permitiría ganar hasta 30 días en el proceso de otorgamiento de un préstamo. También le aconsejamos congelar los tiempos en UVA y no en pesos. Es decir permitir que el día que te adjudiquen el crédito te lo definan en UVA, lo que generará en el tomador la seguridad de que tiene cubierto el saldo del precio sin riesgo. Una propuesta que en un principio generó una resistencia bancaria pero que pareciera se va a implementar. Lo que planteaban las entidades es que en 60 o 90 días pueden cambiar las condiciones del tomador y que corre el riesgo al dar ese préstamo. Este análisis puede ser cierto pero también es abstracto porque cuando das plazos a 30 años siempre puede variar la condición del tomador. Por otra parte, una buena noticia es que se está agilizando mucho la llave de financiamiento de los bancos que es la reglamentación de la ley de financiamiento productivo que permite volver a crear los fondos de retiro y pensión, que serán los verdaderos compradores de la masa crediticia que otorga el banco. Aunque claro está, primero se tiene que reglamentar la ley y formar los fondos que hoy no están, y un tema no menor es lograr su desgravación impositiva. Nadie invertirá dinero a treinta años sin esa desgravación. Si eso se hace, las entidades van a tener fondeo.
-¿Qué hace falta para ganar agilidad en los procesos?
-El problema de la agilidad en el acceso al crédito también depende de los requerimientos y procesos de los mismos bancos. Hay entidades que por ejemplo, exigen la presentación de planos, que en muchos de los casos no existen en Catastro y deben rastrearse en otros organismos. Este fue un requerimiento que fue eliminado por sugerencia de nuestro Colegio. También está condicionado por la falta de coordinación de los procesos bancarios con los notariales que planteaba en la respuesta anterior: si desde el momento de la solicitud del crédito, las mismas entidades bancarias adelantaran la documentación al escribano, se podría agilizar el proceso.
- Pero, ¿los escribanos no tienen ninguna responsabilidad?
-Hay aspectos notariales que hay por mejorar que no hacen al sistemas pero sí a las fallas de procesos que son derivadas de adaptación a la nueva tecnología en la que estamos trabajando. Por ejemplo el proceso de despapelización cuyo objetivo final es la escritura digital pero hay que ser muy cuidadoso y no podemos trabajar a base de prueba y error porque ante cualquier falla, el riesgo es que una persona se quede sin casa. También trabajamos para tener un archivo de protocolos plenamente digital, al que se podrá acceder mucho más rápido y transformar de esa manera un trámite lo suficientemente express. El estudio de títulos es una de las salvaguardas por las cuales el escribano transmite seguridad a un comprador. Se habla del boleto digital pero quien te asegura que el firmante está entendiendo lo que firma. Es decir, es necesario verificar que no solamente se gana tiempo sino que además se garantiza la seguridad jurídica. Nuestro proyecto es llegar a la escritura digital en el mediano plazo pero para eso tengo que interactuar con un Estado que esté digitalizado. En 2012 firmamos la certificación de la firma digital con la AFIP. Luego el Colegio se convirtió en autoridad de registro ante la Oficina Nacional de Tecnologías de Información. Es un salto de calidad a la hora de los procedimientos de autorización digital.
-¿Hay margen para que bajen los costos de las escrituras?
-Un escribano te cobra un uno por ciento promedio y un máximo de dos. Pero en este punto se plantea otro tema. Cuando una persona compra una propiedad además de los honorarios del escribano paga entre $3000 y $5000 de gastos fijos por los certificados, 3,6 por ciento del impuesto de sellos en la Ciudad de Buenos Aires y el 4 por ciento de comisión a la inmobiliaria, entre otras contribuciones. Es decir, hay una gran variedad de gastos. El notariado está dispuesto a hacer el esfuerzo pero el mismo debe ser a la par del que realice el Estado y todas las partes.
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