En ciertas ocasiones nos preguntamos cómo se puede establecer la identidad de un animal de manera objetiva. En múltiples y variadas circunstancias (concursos, competencias deportivas, exposiciones, operaciones de compra y venta, etcétera) debemos reconocer e individualizar un determinado caballo. Para identificarlo y diferenciarlo de otros, nos valemos de los datos que nos muestra su aspecto exterior como sexo, color del pelo, edad, raza, peso estimativo, altura, ciertas señas particulares como cicatrices, manchas blancas o de otro color en el pelaje de cualquier región del cuerpo, existencia de marcas, presencia de números –que suelen colocarse en el tren posterior en los animales de pedigree–, etcétera, y también de otros detalles como nombre del caballo o antecedentes del propietario. Existen otros métodos para identificarlo, como los detallados en fichas donde existen dibujos de ambos perfiles, frente y posterior. Además hay otros diagramas como modificaciones existentes en el pelaje, las manchas blancas o de otro color presentes en la cabeza, los miembros u otras zonas del cuerpo.
También se consignan todas las señas particulares que permitan distinguir su identidad, como, por ejemplo, los remolinos existentes en la frente o en ambos lados del cuello. Estas fichas son beneficiosas y convenientes para reconocer la identidad de un gran número de equinos, pero no son tan provechosas en ciertos pelajes como los tordillos, oscuros, overos y en aquellas razas con muchas manchas o diferentes tonos del pelo en un mismo animal. Las fotografías del equino que suelen verse en algunas fichas son útiles en una importante cantidad de caballos, fundamentalmente en aquellos que tienen una gran variedad de manchas en su pelaje y donde es difícil realizar un esquema. Los espejuelos y las castañas son particularidades anatómicas que posee cada animal, localizadas en la cara interna de las zonas conocidas como garrón o tarso y el antebrazo; las consideraciones sobre forma y tamaño sirven para reconocerlos. Las marcas a fuego, en frío y los tatuajes suelen aprovecharse para su filiación. También se emplea el análisis de ADN, basado en un procedimiento científico confiable y con exactitud para establecer los datos de un determinado animal. El chip es otro sistema que se aplica por debajo de la piel y con un lector se visualiza una numeración específica para ese equino.
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