La llegada de noches más frescas no opacó el protagonismo que adquirieron los balcones en estos tiempos de coronavirus Covid19. Por lo menos eso fue lo que pasó anoche en una de las torres más codiciadas de Palermo Hollywood. En esta ocasión, el balcón se transformó en un verdadero escenario. Eso fue lo que sucedió ayer, domingo de Pascua a las 18.45 en una torre de Palermo, donde Ariel Gandolfi, guitarra en mano, hizo de su balcón del piso 10 la sede de un pequeño show de rock & roll, para beneplácito de una nutrida platea -vecinos de la misma torre y también de las vecinas- que lo escuchó y aplaudió entre sonrisas y festejos.
Gandolfi ejecutó tres covers de Credence, The Beatles y Rod Stewart. "Tenía ganas de hacerlo y lo hice, tanto para divertirme como para divertir a los demás", comenta Gandolfi (62), músico profesional, cuando se lo consulta por la iniciativa que concretó a través de dos parlantes de 400 watts, que le permitieron lograr un sonido audible a varios metros a la redonda y que consiguió que varios vecinos de Humboldt, Soler y Nicaragua, curiosos, salieran a sus balcones a escuchar apenas comenzó a sonar ¿Have you ever seen the rain?
Autor del rap Somos una banda de animales, Gandolfi continuó el concierto con Here comes the sun mientras se permitió bromear con que, al día siguiente (hoy), arrancaría su show 20 45, de manera de poder apropiarse del aplauso cotidiano a los profesionales de la salud. Para cerrar su "presentación" y después de festejar con algunos acordes de "cumpleaños feliz", -haciendo referencia a Lucas, otro vecino que inició una 'vuelta al sol' distinta: fue felicitado desde los distintos balcones- eligió Forever.
Si bien la respuesta fue en general favorable, tampoco faltaron quienes se disgustaron con el show y dieron parte a la policía por los decíbeles que involucró. Sin ir más lejos hace apenas dos semanas atrás, en otra torre de Palermo, justo enfrente del complejo en el que vive Gandolfi, un adolescente se animó a mostrar sus dotes de DJ durante varias tardes a las siete de la tarde. Y si bien eran los propios vecinos quienes pedían temas de balcón a balcón, la experiencia no fue tan divertida, la policía se acercó al domicilio en dos ocasiones por denuncias de ruidos molestos, y el joven tuvo que desistir. Ya no suena Maluma ni Ricky Martin en las tardes del tradicional barrio porteño.
Pero lo cierto es que la música no se puede parar y según informaron las autoridades, "no hay ningún inconveniente en brindar un recital siempre y cuando se avise con anterioridad". Lo que seguramente hará hoy o mañana Pandolfi quien promete que tiene mucho más rock para tocar. Así, el balcón no solo es garantía de aire fresco para un gimnasio improvisado, solarium necesario de un verano que se estira o el rincón de exilio de los fumadores consumados, sino que, además, puede convertirse en la silla de un auditorio para un inesperado recital.
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