Las cosechas récord en la Argentina significaron, históricamente, un impulso a las ventas inmobiliarias ya que los productores eligen a losladrillos como inversión. En esta oportunidad, aunque hay expectativas son más moderadas porque los referentes entienden que el campo –después de un 2018 malo por la sequía– tiene compromisos urgentes que atender y que, recién después de eso, "derramaría" al sector de la construcción.
En Córdoba, según cálculos del Ieral, la cosecha adicionará US$1650 millones en relación al aporte que realizó en la campaña pasada. El presidente de la Cámara Empresarial De Desarrollistas Urbanos De Córdoba (Ceduc), Pablo Balián, admitió que hay expectativas y que ya empezaron a dinamizarse las consultas. Las operaciones del sector vienen en baja desde hace más de un año, aunque el ejecutivo indicó que los últimos datos "indicarían que se tocó fondo". El "derrame" del campo históricamente, en Córdoba, representó entre el 9 y 18 por ciento de las ventas totales.
"Los productores siempre estuvieron presentes como inversores porque el inmueble es una reserva de valor, ofrece una renta que aunque no es alta, suma y porque los departamentos se pueden hacer liquidez con rapidez. El resultado promedio a lo largo del tiempo de esta apuesta es siempre al alza", describió Balián.
Los desarrollistas consultados por la nacion coincidieron en que la mala performance del campo en 2018 –se perdieron unos US$8500 millones por la sequía– es determinante para que ahora en vez de las inversiones, se privilegien el cierre de las propias cuentas. Desde Proaco, Lucas Salim apuntó que "antes tenían una idea, consultaban y cerraban; ahora el proceso demora más. Hay consultas, pero no concreción".
El presidente del grupo Edisur, Horacio Parga, consensuó en que habrá influencia pero menos que en otros años: "Además de tener que afrontar deudas e inversiones, también es cierto que buena parte de los productores ya se posicionaron en ladrillos por lo que en adelante las colocaciones serán más acotadas".
"El impacto esta vez es probable que venga más indirectamente, por los otros sectores que mueve el campo –dijo César Martínez de Betania–. Hay inversores, pero no serán masivos. Hace falta más estabilidad y certidumbre porque esos factores son los que promueven las decisiones".
GNI tiene desarrollos en Río Cuarto, corazón de la pampa húmeda que es un termómetro ideal para proyectar el accionar de los productores. Desde la empresa Roque Lenti advirtió que hay más consultas pero no espera que se traduzcan en un aumento sustancial de ventas. "Primero se reacomodarán, ordenarán su propia actividad", sostuvo y explicó que en esa ciudad la mayoría de los compradores de las tres torres con que ya cuentan (empiezan ahora una nueva de 180 unidades) son inversores y no usuarios finales; ese mix en Córdoba capital se invierte.
Apuesta al commodity
Salim indicó que la compra en pozo es lo más buscado por los inversores: "Lo terminado está en dólares y aunque hoy los valores son los de 2014 o 2015, prefieren la compra en pozo. Nuestra competencia hoy no es otro desarrollista, sino el dólar y la tasa de interés; si en esos segmentos hay saltos bruscos el atractivo por los inmuebles se congela".
Uno de los problemas en Córdoba para comprar departamentos listos para escriturar es que no hay stock; hay 34 en esas condiciones según la Ceduc y con posesión inmediata suman 177. Balián insistió en que los productores buscan primordialmente unidades de un dormitorio en Nueva Córdoba, el barrio más elegido por los estudiantes. "Son estándares, fácilmente negociables; también compran lotes y saben que para maximizar la rentabilidad, entrar en pozo es lo ideal", definió.
El metro cuadrado de un apartamento de un dormitorio está entre US$1400 y US$ 1800; los del segmento superior cuestan a partir de US$ 2500 el metro cuadrado. Desde el lanzamiento del UVA en abril de 2016, los precios en Córdoba bajaron entre 15 y 21 por ciento en dólares.
Lenti reconoció que los inversores buscan comprar "lo más barato posible; eligen propiedades para estudiantes aunque la renta sea más baja y el inquilino más golondrina; con los proyectos de GNI apuntamos a cambiar esa tendencia". La torre que empiezan en Río Cuarto fue reformulada respecto a las otras y prevalece la conectividad, los espacios compartidos y una tipología de departamento más parecida al loft. "También se incluyen unidades para alquiler temporario; buscamos ofrecer posibilidades diferentes al inversor, varias alternativas de renta".
"Este año es más complicado que en 2018 –resumió Parga–, porque el año pasado el que tenía dólares aprovechó la devaluación y compró. La financiación sirvió pero para vender unidades usadas; creo que el Gobierno debería replantearla e impulsar a la industria", finaliza.
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