Por Rafael Giménez De la Redacción de LA NACION
Mientras el perfil de los edificios se esfuma por la extraordinaria concentración de humo proveniente de los incendios de pastizales en las zonas del Delta, el mercado inmobiliario muestra un panorama un tanto desdibujado, después de un verano cuya actividad no se distinguió demasiado de la que se registró en los años anteriores.
Consultados sobre el tema, varios operadores consideraron que en abril la atención del público se encuentra más dispersa que en períodos anteriores. El tema del Código de Indentificación de Inmuebles (COTI), que debe cumplimentar los que salen al mercado a ofrecer su propiedad, un conflicto con el campo que gana las primeras páginas de los diarios, horas en los noticieros y se prolonga en el tiempo, a lo que se suma también la situación en mercados que, como el español, deben hacer frente a una importante crisis de las hipotecas. Este es un tema especialmente sensible para las instituciones financieras que son las que, en nuestro medio, deberían encarar préstamos hipotecarios más blandos para facilitar el acceso a la primera vivienda, tema que se complica, además, por la suba casi constante de los alquileres.
Sin embargo, en este agitado entorno se producen operaciones impulsadas, en usados, por el sentido de la oportunidad cuando se puede negociar alguna rebaja. Y en los nuevos, además de alguna negociación, por el convencimiento de que lo realmente bueno y con servicios suele sortear las crisis.
Una encuesta realizada por el Instituto de Economía de la UADE es oportuna. Se realizó con empresas inmobiliarias de la Capital y el Gran Buenos Aires sobre lo que esperaban para esta temporada.
En líneas generales, dice el informe, los operadores definieron sus expectativas entre similares o en baja, coincidiendo en cierta desaceleración de la actividad.
En el ámbito de los usados, un 73% coincidió en que las ventas tendrán una trayectoria estable, que incluye los precios. En los nuevos, en tanto, el 64 por ciento hizo referencia a precios estables, aunque un significativo 27% consideró que estos ascenderán.
Mientras tanto, el Colegio de Escribanos informó que se realizaron 5381 escrituras en febrero, por casi 1400 millones de pesos. Estos números dan la pauta de cuál es el segmento que aglutina la mayor parte de las operaciones, que en promedio rondan los 86.600 dólares. En resumen, una actividad con altibajos, pero que como ocurre siempre se potenciará apenas comiencen a despejarse todas estas brumas del horizonte.
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