N o hay mal que por bien no venga. Ya pasamos estas vulnerabilidades y el real estate siempre después de la ola mala levantó. Hoy hay que surfear el momento. No dejamos de ser optimistas", sintetizó Daniel Elsztain, responsable del área de Negocios Inmobiliarios de IRSA, en el cierre del evento Real Estate Argentina, organizado por La Nacion. En cuanto a la problemática del sector, el ejecutivo remarcó que "el desarrollista tiene el riesgo de en qué moneda se financió y después si le van a cumplir los contratos o no. Vamos a ver cómo pasamos esta vuelta; estamos preparado, ordenamos la compañía internamente".
Al hablar de valores, Elsztain remarcó que "los precios bajaron. Los argentinos somos pésimos en reconocerlo y horribles en transaccionar en precios más bajos. Lo que pasa es que la gente dice: yo pagué por esto US$100.000 y quiero sacar lo mismo. El valor real bajó y va a seguir bajando."
Dentro del mercado, el empresario aseguró que el sector que mayor potencial tiene es el residencial, pues hay un déficit de viviendas enorme. "La gente quiere tener su casa porque es un modo de ahorrar". Al mismo tiempo agregó que: "a veces es irracional la inversión en ladrillos, porque rinde mucho más una acción o un bono de una compañía, que una renta. Pero los argentinos quieren propiedades, eso es algo que no va a cambiar, está en nuestro ADN".
"Sin crédito no puede el desarrollista construir ni tampoco comprar el consumidor final, por lo cual apenas reaparezca será un boom. También está más barato construir, por lo cual si el gobierno hace los incentivos correctos para los desarrollistas el mercado se reactivará", analizó el empresario. Siguiendo su razonamiento, Elsztain consideró que las "UVA son la clave para resolver el riesgo entre el desarrollistas y el comprador; aunque éste último tiene miedo, tal vez infundado. Son un instrumento esencial para poder pensar ventas en pesos, puede llegar a cambiarnos el chip de hacer todo en dólares".
Sobre el mercado de oficinas afirmó: "Todavía tiene espacio para seguir creciendo". Al mismo tiempo, el ejecutivo se mostró preocupado por la cantidad de proyectos de oficinas que están en gatera y se construirán en las tierras que fueron subastadas por el Estado. "La coyuntura económica hará que se morigere la velocidad en que todos esos metros cuadrados salgan a la venta", agregó.
A la hora de dar datos, detalló que "la absorción que tiene Buenos Aires, que es el principal mercado de oficinas de la Argentina, nunca superó los 100.000 metros cuadrados por año, con lo cual si íbamos a volcar al mercado todos los metros cuadrados que se vendían sería un espanto, por la vacancia que generaría. Hoy está todo más atenuado. Y hasta creo que ese ingreso puede ser positivo", añadió.
Respecto al comportamiento de la demanda, afirmó que está estable y que no crece al ritmo del que tienen otros países. El empresario también destacó la parte llena del vaso que generó la devaluación: "pensando en la posible llegada de empresas, la Argentina tiene una mano de obra más barata en comparación con los países vecinos, razón por la que es posible que varias compañías decidan instalarse aquí. Y esto haría que se tomaran más metros cuadrados de oficinas", enfatizó y sobre los precios explicó que no ve que estos estén subiendo por la coyuntura que está viviendo el dólar, pero tampoco los ve despedazándose. "Hay que esperar que todo se nivele", finalizó.