Por Adriana B. Anzillotti De la Redacción de LA NACION
De nuevo el cimbronazo internacional golpea los mercados y la aldea global se agita de un lado al otro del planeta. Las bolsas reciben el impacto de cómo padece Grecia la crisis financiera y de qué manera afecta a los países europeos. Asociado a no tan lejanos recuerdos sobrevuela el fantasma de lo que ocurrió en la Argentina en 2001, que con cierta similitud se revela en una sucesión de lamentables hechos en estos días en Atenas.
Pero la inestabilidad bursátil no sólo se advierte en el Viejo Continente, sino también en estas latitudes. ¿Qué sucede en la Argentina? El fantasma que siempre vuelve, quizá porque nunca se ha ido del todo, que es la inflación, acecha y crea más incertidumbre. Durante décadas este tema recurrente echó raíces y en sucesivos períodos críticos hubo circunstancias lamentables.
La gente hoy no duda en encarar una inversión en ladrillos, también en autos, y en general siempre que se trate de bienes tangibles. Todo sea por evitar que se esfumen los ahorros.
¿Existen riesgos de vender una propiedad, si llegara a haber un ajuste cambiario? Si hay inflación, ¿el dólar se mantendrá estable?; ¿hasta cuándo? Preguntas que la gente en la calle se plantea a diario.
¿Puede esta nueva situación afectar al sector? Es probable. Ni qué hablar de los créditos hipotecarios vigentes hoy, poco accesibles.
Al margen de este panorama que plantea muchas dudas y temores, están los que siempre encaran acciones y apuestan a mejorar al sector. En este sentido, la toma de conciencia sobre los riesgos que puede acarrear en el corto plazo el efecto del clima en la vida de los habitantes del planeta también ha dado lugar a charlas y encuentros donde se debate qué es lo que se puede hacer para desarrollar y construir propuestas que consideren aquellos aspectos que cuiden el medio ambiente.
La necesidad de analizar este tema se considera indispensable, y sólo es posible realizarlo con el trabajo en conjunto entre los profesionales en cada uno de los rubros que tienen en sus manos la capacidad de decidir nuevos proyectos.
Este es parte del desafío que viene y, más allá de los buenos negocios que enhebran los protagonistas del sector, el Real Estate tiene que adaptarse a las exigencias, que deben buscar, en definitiva, cuidar el ámbito en el que se desarrolla la vida de todos en esta querida aldea.
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