En Buenos Aires hay 900 establecimientos, de los cuales el 70% está cerrado

Cuando comenzó la cuarentena por el Covid-19 en Buenos Aires, Daniel Tenenbaum se instaló en su hotel vacío para protegerlo de alguna eventual ocupación. Otros hoteleros tapiaron ventanas y puertas. Quince meses más tarde, con las fronteras aún cerradas, todos sufren la falta de huéspedes.

Pese a la reapertura que hicieron entre octubre y diciembre pasados, los hoteleros en Buenos Aires no perciben mayores cambios en su nueva realidad de habitaciones vacías, pasillos de luces apagadas y silencio en el lobby. “La situación de la hotelería en Argentina, y en especial en Buenos Aires, es desastrosa. Son 15 meses de no trabajar, de tener las empresas completamente cerradas”, describe Gabriela Akrabian, presidenta de la Cámara de Hoteles y dueña del Hotel Wilton, de 97 habitaciones, en el tradicional barrio de Recoleta. Y agrega: “Estamos totalmente desesperanzados porque sabemos que ya no se trata de esperar a la semana que viene sino que nuestro horizonte es ver qué sucede en octubre” cuando se acerque la primavera austral y con el avance de la vacunación se pueda pensar en una apertura a los viajeros, añade.

El propietario del Hotel Alpino, Daniel Tenenbaum, utiliza su teléfono celular en una habitación
El propietario del Hotel Alpino, Daniel Tenenbaum, utiliza su teléfono celular en una habitaciónRonaldo Schemidt - AFP

En Buenos Aires, una ciudad de tres millones de habitantes reconocida mundialmente por su intensa actividad nocturna y cultural, hay cerca de 900 establecimientos hoteleros, de los cuales el 70% están cerrados, según la Asociación de Hoteles, que estima que su actividad depende fundamentalmente de los turistas extranjeros y de los eventos. “Buenos Aires era el mayor centro de convenciones de América Latina”, afirma Akrabian, al evocar los múltiples congresos médicos que alojó la ciudad, así como grandes eventos culturales como la Feria del Libro, cancelada por dos años consecutivos, o el festival de música Lollapalooza. La situación es crítica, en la actualidad, los hoteles en funcionamiento tienen una ocupación promedio de 10% y la mayor parte de su personal suspendido con pago parcial de sueldos.

El dueño del Kenton Palace Hotel, ilumina la piscina cerrada
El dueño del Kenton Palace Hotel, ilumina la piscina cerradaRonaldo Schemidt - AFP

Sin trabajo para porteros y mucamas

Dueño del Hotel Alpino, inaugurado por su padre en 1979 en el barrio de Palermo y el de mayor vida nocturna en Buenos Aires, Tenenbaum está solo con un empleado en el edificio. De 35 habitaciones, apenas una está ocupada. Debido a los protocolos sanitarios, “la función del portero dejó de tener sentido, pues ya no se puede acompañar a los pasajeros con las valijas. Cuando alguien está alojado nadie puede entrar a la habitación, por lo que el trabajo de las mucamas disminuyó increíblemente”, refiere Tenenbaum. Y agrega: “En medio de la irrealidad de todo esto, no se puede despedir. Tampoco estaría bien despedir, porque una persona que uno deja sin trabajo en esta situación, se queda sin recursos”, reflexiona.

Una persona sin hogar se armó su refugio en la puerta de un hotel cerrado
Una persona sin hogar se armó su refugio en la puerta de un hotel cerradoRonaldo Schemidt - AFP

El escenario parece aún más complicado en San Telmo. Allí el aspecto es desolador. El antiguo casco colonial de la ciudad, donde desde 2012 la familia Pellegrino tiene el Hotel Kenton Palace, de 82 habitaciones, parece un pueblo fantasma. “En los alrededores hay muchos negocios cerrados. Esto ha sido muy difícil porque no solamente nosotros, sino que también los empleos indirectos han tenido dificultades: los de la verdulería, los de los productos de limpieza, el del quiosco de diarios, los choferes, tan sólo para nombrar algunos. Pero la lista es muy extensa”, enumera Mabel Carolina Vega, vicepresidenta y financiera administrativa del Kenton Palace.

Renacer

Pero pese a todo, muchos han decidido mantener sus hoteles abiertos. Para ello han tenido apoyo del Estado, con ayudas para pagar salarios y exenciones impositivas, y su voluntad de superar el momento adverso. Antes de la pandemia, que en Argentina ha causado más de 90.000 muertes, los propietarios del Kenton Palace tenían planeado construir otro hotel en Bariloche, donde está el primero que tuvieron los Pellegrino en 2004. “Ese dinero que estaba previsto para la apertura fue el que nos ayudó, ya que pudimos destinarlo para sostener a nuestros 90 empleados (entre Bariloche y Buenos Aires)”, señala Vega.

La cocina en penumbras del Hotel Kenton Palace que espera resurgir
La cocina en penumbras del Hotel Kenton Palace que espera resurgirRonaldo Schemidt - AFP

Pero esa no fue la única colaboración que recibieron, dado que contaron con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y, ahora, con un préstamo estatal del Banco Nación. “Los hoteleros pensamos a largo plazo y tenemos la fantasía, no sé si real o no, de que vamos a salir de esto”, afirma Tenenbaum.

Akrabian coincide con esa visión y afirma: “La hotelería era una actividad que estaba en auge, que venía en crecimiento, que trabajaba bien. Hacía muchos aportes, pagaba muchos impuestos y cuando esto termine va a volver, va a renacer”, asegura.

Fotos de Ronaldo Schemidt/AFP

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