Tengo fundadas razones para pensar que durante este año habrá una recuperación", comienza con tono optimista la charla con la nación, Mariano Oppel, el broker titular de la inmobiliaria homónima. La empresa que nació en Belgrano R y de ahí se fue extendiendo por todo Belgrano y alrededores. "Hasta que nos sedujo Pilar, localidad en la que nos instalamos, desarrollamos, construimos y vendemos", relata el empresario quien pese a confiar en la recuperación del sector, aclara que la misma "será lenta y gradual".
-¿En qué se basa para aseverar que habrá recuperación?
-Con mayor estabilidad y previsibilidad, orden en las cuentas y factores extraordinarios que no se repetirán, la tendencia es a pensar que será un año de mayor actividad. Lógicamente la gran volatilidad y el contexto internacional no ayudan y siempre afectan. Está claro que lejos quedaron los tiempos de crédito fluido y acceso a la primer vivienda. Fue bueno, aunque corto, mientras duro.
-¿Cree en la vuelta del crédito?
-No veo condiciones económicas para que vuelva el crédito hipotecario en cantidad suficiente como para reactivar el mercado, por lo menos en el corto plazo. Será puntual, segmentado y escaso. La suba de tasas siempre impacta, aunque este mercado ha vuelto a ser prácticamente de contado. A modo de ejemplo, analizando la experiencia reciente de los créditos tomados en UVA, la suba de tasas o índices, contra los precios en dólares después de la gran devaluación, resulto positiva para el tomador, es decir, a quien compró una propiedad con crédito UVA, ese inmueble le costó muchos menos dólares.
-¿Cuál fue el impacto de la devaluación?
-Las devaluaciones siempre terminan en el costo y este va directo a los precios y a la rentabilidad cuando el mercado no convalida precios más altos. En definitiva, habrá estabilidad de valores ya que veo un cierto equilibrio entre el aprovechamiento inicial de la devaluación, es decir la baja de costos en dólares, su posterior traslado a costo y la menor actividad o volumen de negocio que hará más difícil la suba de precios. Los ajustes de valores son solo puntuales, ya que el límite siempre lo establece el costo de reposición.
-¿Y el nuevo Código de Urbanismo aprobado sobre fines del año pasado por la Legislatura Porteña, suma o resta?
-El nuevo Código trajo cosas positivas y otras que no lo son tanto. Rescato sobre manera la eliminación de la obligatoriedad de construir una vivienda para el encargado ya que es una modalidad que prácticamente han abandonado los consorcios chicos en busca de mayor modernidad, autonomía y sobre todo, menores costos de mantenimiento. También, la idea de una ciudad más homogénea con posibilidad de construir más metros en menos altura, la eliminación de algunas cuestiones como la utilización de materiales específicos que impacta con una baja del costo de construcción y la disminución de la superficie mínima a 22 metros cuadrados para una vivienda, generando mayor posibilidad de acceso. Pero el desafío para el desarrollo más fluido de proyectos está en bajar la carga impositiva y agilizar todos los trámites preliminares y finales de obra, entre los que se encuentra la aprobación de planos, factibilidades y otorgamiento del final de obra, ya que llevan mucho tiempo, son costosos y siguen siendo engorrosos y burocráticos. En definitiva, es fundamental que el Estado controle pero no obstaculice. Estos dos elementos que son la baja de impuestos y la eficiencia para la optimización de los tiempos que hacen a la rentabilidad de los proyectos son fundamentales para la reactivación del mercado ya que no solo resulta ser uno de los motores de la economía sino que contribuirá fuertemente a la solución del grave déficit habitacional. Para ello, resulta imprescindible fomentar la inversión con el único objeto de sumar más viviendas.
-¿Cuál es la mejor inversión?
-La mejor inversión siempre es tu casa. Te permitirá vivir mejor, y además disfrutarla durante varios años con tranquilidad y despreocupado de su valor, considerando como mínimo, la conservación del poder de compra del dinero que invertiste. Para mí, siempre, el patrón de valor fue el metro cuadrado. La clave es poder elegir el momento de la venta.